La nueva ofensiva antitabaco de la OMS amenaza miles de empleos en Europa y España

Estanco

Las medidas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) debatirá en la próxima COP11 del Convenio Marco para el Control del Tabaco, que se celebrará este mes de noviembre en Ginebra, podrían provocar un cambio drástico en el sector tabaquero europeo. Entre las propuestas más controvertidas figuran la prohibición de los filtros de los cigarrillos, la reducción progresiva de los puntos de venta y la retirada de ayudas al cultivo de tabaco, unas decisiones que ya están teniendo consecuencias antes de aprobarse.

Una de las señales más claras llega desde Bélgica. La multinacional Celanese, principal fabricante mundial de acetato de celulosa –material utilizado en la producción de filtros de cigarrillos–, ha anunciado el cierre de su planta en Lanaken en 2026. La compañía atribuye la decisión a la creciente incertidumbre regulatoria y a la presión de las políticas antitabaco impulsadas por organismos internacionales.

Cierre industrial y pérdida de empleo

El acetato de celulosa producido por Celanese se distribuye globalmente y se utiliza en las principales marcas de filtros, incluyendo OCB, Smoking, RAW o Rizla, presentes también en el mercado español. La prohibición de los filtros, que la OMS califica como “plásticos contaminantes de un solo uso”, impactaría directamente en esta cadena de suministro, afectando a fabricantes, distribuidores y miles de trabajadores en toda Europa.

Según la organización sanitaria, los filtros son responsables de más de 4,5 billones de colillas contaminantes al año y “no aportan beneficios probados para la salud”. Sin embargo, el cierre de plantas como la de Bélgica plantea un nuevo problema: la deslocalización industrial y la pérdida de empleos en el continente, que podría trasladar la producción a regiones con menor regulación ambiental.

Consecuencias directas para España

España figura entre los principales mercados europeos que importan filtros fabricados con acetato de celulosa. La medida afectaría no solo a las empresas distribuidoras, sino también al sector de los estancos y al cultivo nacional de tabaco, especialmente concentrado en Extremadura, donde se produce el 98 % del tabaco español y dependen de él más de 20.000 familias.

La Unión de Asociaciones de Estanqueros de España, que agrupa a casi 8.000 de los 13.000 estancos del país, ha alertado de las posibles consecuencias de las decisiones de la COP11. En un comunicado reciente, la organización mostró su oposición a la reducción de licencias y puntos de venta, advirtiendo que esta política podría suponer una disrupción económica sin precedentes.

“Limitar los estancos –negocios familiares con licencias que pueden alcanzar los 150.000 euros– provocará el cierre de muchos establecimientos y un aumento del comercio ilícito”, señalan desde la Unión, recordando que el mercado negro ya representa cerca del 20 % del consumo en algunas ciudades españolas.

Restricciones por edad y fin de ayudas al cultivo

Otra de las medidas que se debatirán en la COP11 es la creación de una “generación libre de tabaco”, que implicaría prohibir la venta de tabaco a personas nacidas después de una fecha concreta, siguiendo el modelo que ya se ha probado en algunos países asiáticos.

También se plantea la eliminación de subvenciones al cultivo de tabaco –en cumplimiento del artículo 17 del Convenio Marco–, lo que dejaría sin apoyo público a las zonas rurales que dependen económicamente de esta actividad.

España se encuentra en una posición complicada –advierten desde el sector–, ya que forma parte del bloque europeo que respalda las medidas de la OMS, pero su modelo económico y social vinculado al tabaco choca con esta estrategia”.

Un debate abierto sobre el equilibrio entre salud y economía

La OMS defiende que las medidas buscan proteger la salud pública y reducir la contaminación derivada del consumo de tabaco. Sin embargo, las asociaciones empresariales y laborales insisten en que cualquier transición debe hacerse de forma progresiva, para evitar consecuencias sociales graves.

La posible prohibición de filtros es, de hecho, una de las más divisivas dentro del bloque europeo. Mientras países como Alemania e Italia han expresado su desacuerdo por el impacto industrial que podría causar, la Comisión Europea mantiene su apoyo general a la línea propuesta por la OMS.

España, por su parte, se debate entre alinearse con las políticas de salud global o proteger los miles de empleos vinculados directa o indirectamente al tabaco. Lo cierto es que la COP11 podría marcar un antes y un después en la relación entre Europa y la industria tabacalera, con implicaciones que van mucho más allá del hábito de fumar.

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