PROTESTAS CONTRA LA AMNISTÍA

Marlaska ordena un despliegue policial nunca visto sobre el Congreso para agitar el fantasma del asalto

Unos 1.150 agentes de la UIP blindarán el Congreso durante la investidura en un dispositivo sin precedentes

Las calles aledañas a la Cámara Baja estarán clausuradas al público desde días antes

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Pelayo Barro

El Gobierno de Pedro Sánchez se atrinchera en su papel de víctima de las protestas ciudadanas contra la amnistía. Las mismas que se criminalizan desde el PSOE y a las que acusan de intentar tumbar la investidura, prevista para los días 15 y 16 de noviembre, agitando el fantasma de un asalto al Congreso. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ya maneja las cifras del dispositivo policial sin precedentes con las que se va a blindar la Cámara Baja: 1.150 antidisturbios de la UIP, a los que se sumarán un número indeterminado aún de efectivos de otras unidades. Es el doble de lo que se utilizó para blindar a Sánchez durante la jura de la Princesa Leonor el pasado mes de octubre e inferior al Rodea el Congreso impulsado por Podemos en 2012.

Blindaje sin precedentes al Congreso de los Diputados. Fuentes policiales explican a OKDIARIO que las cifras que maneja interior, con esos 1.150 agentes de la UIP, apenas tienen precedentes y superan con creces los supuestos riesgos previstos hasta el momento. Es, en la práctica, un ejército de antidisturbios desplegado por Marlaska en el Congreso para blindar la investidura de Sánchez.

De esos 1.150 agentes, que conforman una treintena de grupos UIP que no tienen que coincidir al mismo tiempo en las afueras del Congreso, algo menos de la mitad -medio millar- se están desplazando desde otras provincias como refuerzo a los efectivos con base en Madrid.

Esas cifras se verán sobrepasadas con la suma de efectivos de Policía Nacional de seguridad ciudadana, caballería, unidades caninas y Tedax, así como de las aportaciones de la Policía Municipal. Sumados a los más de medio millar de agentes que custodian Ferraz, en la Policía hablan ya de un despliegue histórico.

Mientras, el Ministerio del Interior, por instrucción de Marlaska, ya ha cortado todas las calles adyacentes al Congreso desde este lunes, dos días antes de la investidura. Se ha situado una burbuja policial en torno a la Cámara Baja para agitar el fantasma de un supuesto asalto. A pesar, además, de que está cerrado y sin actividad parlamentaria.

El fantasma del asalto

El PSOE, cercado por las masivas protestas ciudadanas en las calles de toda España, insiste en recuperar para el imaginario popular las imágenes de un hombre con cuernos de bisonte y una bandera estadounidense subido al estrado del Capitolio. Una de las estampas más reconocibles de ese asalto violento que se produjo durante la investidura de Joe Biden en Washington el 6 de enero de 2021, con la que ahora se busca relacionar a la oposición.

El Gobierno quiere reforzar esa sensación aplicando un blindaje policial al Congreso prácticamente sin precedentes. Sólo uno, explican fuentes policiales: el día en que la extrema izquierda, hoy socia del Ejecutivo, rodeó el Congreso en septiembre de 2012 para evitar la investidura de Mariano Rajoy. Aquella cita sí estaba convocada, mientras que ahora no hay ninguna convocatoria similar para cercar la Cámara Baja. Aquel 25-S hubo unos 200 antidisturbios cargando frente al Congreso, varias veces menos que lo previsto este miércoles según las órdenes de Marlaska.

El objetivo del cerrojazo, dice el Ejecutivo, es evitar sentadas y bloqueos del Congreso que puedan derivar en un intento de asalto.  Y todo a pesar de que en la institución no hay, actualmente, ninguna actividad parlamentaria más que la de la Mesa del Congreso. Está cerrado. Las calles de los alrededores de la Cámara están completamente restringidas a los transeúntes.

Calles cerradas

Así, ningún peatón podrá circular por el tramo de la Carrera de San Jerónimo que da la fachada principal del Congreso, entre la calle Cedaceros y la plaza de Neptuno, así como en la parte trasera del edificio, en el tramo de la calle Zorrilla que discurre entre la calle Cedaceros y el Paseo del Prado.

La Policía Nacional ha desplegado ya en la zona agentes de la UIP, furgones y vallas en los puntos donde se inicia la zona restringida. Sólo periodistas acreditados en el Congreso o los vecinos de la zona pueden acceder, siendo cuestionados primero por los agentes del dispositivo.

Junto al Congreso se han desplegado por orden de Marlaska, además, decenas de vallas metálicas previstas para crear una jaula alrededor de la Cámara Baja llegado el día del debate de investidura. Nadie podrá acercarse sin saltar el cordón policial y, por tanto, cometer un delito de desobediencia.

Con casco a Ferraz

Mientras tanto, la Delegación del Gobierno también trabaja en reforzar esa idea de violencia tras las protestas ciudadanas. En un mensaje interno difundido a la prensa este lunes, les recuerdan que a partir de ahora sólo podrán acceder a la zona los periodistas con acreditación, y además recomienda el uso de «casco y chaleco» para los profesionales de los medios. Inciden, así, en la imagen violenta con la que el Gobierno quiere marcar las protestas ciudadanas.

El blindaje se produce en el momento en que las manifestaciones en la calle se intensifican en toda España como muestra de repulsa ante la amnistía. La mayor de esas concentraciones se produjo este pasado domingo, con más de dos millones de personas en las plazas de las 52 capitales de provincia. En Madrid, la afluencia a la protesta fue cercana al millón de personas.

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