HUELGA DEL METAL

Marlaska acorralado: se desentiende de la tanqueta de Cádiz y señala a un jefe recién nombrado

Fernando Grande-Marlaska ETA
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (Foto: Europa Press)
Pelayo Barro

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, vuelve a estar señalado. Y ahora incluso desde dentro del Consejo de Ministros, donde su socio de Gobierno, Podemos, ha puesto el grito en el cielo por el despliegue de tanquetas dentro del operativo antidisturbios que acompaña a la huelga del metal de Cádiz. Sin embargo, el terremoto ya ha llegado incluso a la cúpula policial. Interior apunta a la Dirección General y a la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Occidental, que estrenó jefe hace una semana, como responsables de la decisión «operativa» de desplegar estos vehículos blindados que la UIP heredó del Ejército de Tierra.

El ambiente está muy caldeado estos días en la cúpula policial, tal y como admiten fuentes bien situadas del Cuerpo a OKDIARIO. Fernando Grande-Marlaska ha tenido que enfrentarse en el Congreso de los Diputados y en el Consejo de Ministros a las críticas de los socios de Gobierno del PSOE. Y esa «bola», dicen, ha ido discretamente rodando hacia instancias inferiores hasta alcanzar a los mandos que decidieron que las tanquetas eran una opción interesante para despejar las barricadas callejeras que se registran en los disturbios en Cádiz (que, sin embargo, no se utilizaron en Cataluña en peores situaciones).

Concretamente, explican estas fuentes, a los despachos de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Occidental ha llegado una petición, cursada inicialmente por la Secretaría de Estado de Seguridad (Interior) a la Dirección General de la Policía Nacional, para conocer los razonamientos y valoraciones técnicas que se elaboraron para solicitar el despliegue de medios en Cádiz y cómo se justificaron ante la Delegación del Gobierno en Andalucía. Especialmente por qué se valoró sacar a las calles esos polémicos Blindados Medios sobre Ruedas (BMR).

Un recién designado

Se da la circunstancia, advierten, de que ese requerimiento recae directamente sobre una Jefatura Superior, la correspondiente a Andalucía Occidental con sede en Sevilla y que cubre también Cádiz, Córdoba y Huelva, que ha estrenado un jefe superior hace apenas una semana. Se trata del comisario principal Andrés Martín Garrido, nombrado por Marlaska a propuesta del director general de la Policía, Francisco Pardo. Martín Garrido era hasta ahora el jefe policial de Ceuta, y entre otros asuntos tuvo que lidiar contra el asalto masivo de inmigrantes ilegales del pasado mes de mayo. En el pasado también ocupó cargo de responsabilidad en la propia UIP.

El operativo se ha llevado directamente desde Sevilla, con el despliegue de los Lobos (cada grupo se identifica con un animal y un color) de la Cuarta Unidad de Intervención Policial que tiene base en la capital andaluza. Por tanto, explican fuentes de Interior, las miradas del gabinete del ministro apuntan directamente a Sevilla.

Ataques de la izquierda

La izquierda se ha lanzado contra Marlaska acusándole de que los blindados suponen medios «excesivos» y que se utilizaban «contra trabajadores», tal y como ha advertido el diputado morado Jaume Assens en el Congreso. E incluso la vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha exigido explicaciones en tono duro ante el Consejo de Ministros. Por su parte, Más País, de Íñigo Errejón, ha registrado una pregunta por escrito en el Congreso exigiendo responsabilidades al ministro.

Sin embargo, el departamento de Marlaska, lejos de defender el uso de esas tanquetas como elementos a disposición de los agentes de la UIP para intervenciones de seguridad ciudadana, aseguró que ese despliegue fue aprobado «por los mandos de la policía». Es decir, les responsabilizó directamente, limitando la responsabilidad del Ministerio o de la Secretaría de Estado de Seguridad.

Heredadas del Ejército

Por otra parte, a nivel interno, en la Policía se considera que el debate abierto en torno al despliegue y uso de estas tanquetas es «artificial». Según explican, estos medios no implican un uso de la fuerza excesivo más allá de su imagen disuasoria.

De hecho, hasta ahora no habían sido utilizadas para disolver barricadas -se les ha instalado una pala delantera para apartar mobiliario-. La mayoría de veces que han sido desplegadas en el pasado han sido como obstáculo para cortar vías de acceso a grandes eventos, como partidos de fútbol.

De esa forma, se colocan para cerrar el paso a grandes vehículos que, en caso de intentar acceder a esa zona para peatones, chocarían contra los blindados. Un camión, explican, podría apartar del camino una furgoneta de la UIP, pero difícilmente uno de estos BMR. Por ello es un método de protección recurrente desde hace años para evitar riesgos de atropellos terroristas, como ocurrió con los camiones conducidos por yihadistas en Berlín o Niza hace años.

Se trata de vehículos blindados pensados para el transporte de tropas, en desuso en el Ejército de Tierra, que cuando quedaron fuera de servicio al no ser modernizados fueron entregados a la Policía Nacional. Tras una reparación mecánica, un cambio de pintura e identificadores y la eliminación de elementos de tipo militar -como la ametralladora de su torre-, se destinaron a uso policial. Pero hasta ahora nunca habían entrado en ‘acción’.

 

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