Presos de ETA

Interior acerca al País Vasco al etarra que detonó un coche-bomba junto al Bernabéu antes de un Clásico

ETA
Mikel San Argimiro, el etarra que hizo explosionar un coche junto al Bernabéu en 2002.
Pelayo Barro

El Ministerio del Interior continúa sumando acercamientos de presos etarras a cárceles más próximas al País Vasco. Uno de los últimos que se ha registrado es el de Mikel San Argimiro, condenado a 253 años por detonar un coche-bomba en las inmediaciones del estadio Santiago Bernabéu coincidiendo con un partido Real Madrid-F.C.Barcelona en 2020

Tal y como confirman desde la plataforma ‘Etxerat’, que aglutina al colectivo de presos etarras, San Argimiro fue trasladado el pasado 14 de agosto hasta la prisión de Soria desde el centro penitenciario de Cáceres, donde cumplía condena hasta ahora. De esta manera, el condenado por terrorismo se encuentra ahora a apenas 260 kilómetros del domicilio de su familia.

San Argimiro tiene activas varias condenas, la mayor de ellas por la explosión de un vehículo cargado de explosivos a pocos metros del estadio Santiago Bernabéu en mayo de 2002. Ese día se enfrentaban en partido de semifinal de Champions League el Real Madrid y el F.C.Barcelona. El mismo comando hizo explotar otro vehículo en la capital en un lapso de media hora, en un intento por provocar el caos. Finalmente el partido se disputó, pero quedó marcado internacionalmente por el atentado.

A San Argimiro también se le condenó a otros 226 años de cárcel por sus planes para atentar contra agentes de Policía y contra la vida de los ex ministros José Barrionuevo y Matilde Fernández. Formaba parte de la rama ejecutora del ‘Comando Madrid’.

Además, en los últimos días el departamento que dirige el ministro Fernando Grande-Marlaska también ha procedido a acercar a otros centros penitenciarios a los etarras Zigor Blanco y Aitor Fresnedo. Este último participó en la trama que buscaba asesinar al ex presidente del PP Manuel Fraga.

La lista crece

Un nombre más a la lista. El Gobierno de Pedro Sánchez ha mejorado la vida de alrededor de 80 presos de ETA desde su llegada a la Moncloa. Los etarras han sido beneficiados con acercamientos al País Vasco o con disminución de sus grados penitenciarios.

Desde el 7 de agosto del 2018 los etarras presos en cárceles españolas han sacado rédito de los pactos de Pedro Sánchez con los partidos nacionalistas vascos. Los datos, ahora difundidos por el partido de Santiago Abascal y recogidos de información oficial proveniente de los comunicados de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, anotan que un total de 52 presos de la organización terrorista ETA han abandonado sus cárceles para internar en centros más cercanos al País Vasco. Concretamente, seis de ellos han sido llevados hasta el propio País Vasco y otros tres a Navarra. 13 de esos acercamientos se produjeron durante la campaña electoral vasca del pasado junio.

Además, al margen de esta demostración del fin de las políticas de dispersión tal y como le reclaman insistentemente desde la izquierda abertzale, el Gobierno ha llevado a cabo la progresión en grado a un total de 23 presos de ETA. De ellos, 12 han progresado a tercer grado o régimen de semilibertad -ya pueden salir a la calle y ser recibidos con homenajes-, y 11 han progresado a segundo grado.

Sin perdón expreso

Tal y como ha recordado Vox en un comunicado emitido a principios de agosto, uno de los compromisos a los que llegó con las víctimas el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, fue el de poner como condición indispensable el arrepentimiento y petición de perdón expreso a las mismas. Sin embargo, esto se ha incumplido. El único requisito que se les exige es rellenar un formulario en el que renuncian a la lucha armada.

Por otro lado, cabe destacar que siete de estos presos beneficiados por el Gobierno fueron condenados por delitos de sangre. Uno de los últimos, Ivan Apaolaza, fue condenado como autor material por el asesinato en Madrid, en el año 2000, del teniente coronel Pedro Antonio Blanco. ETA colocó un coche cargado de explosivos que detonó cuando la víctima pasaba cerca de él. El Tribunal Supremo determinó que su acción en el atentado había sido esencial.

«Reclasificación penitenciaria»

El Gobierno de Sánchez explica que «para la clasificación penitenciaria se tienen en cuenta los criterios establecidos en el artículo 63 de la Ley Orgánica 1/1979, que expresamente refiere que para la para la individualización del tratamiento, tras la adecuada observación de cada penado, se realice su clasificación, destinándose al establecimiento cuyo régimen sea más adecuado».

Las autoridades penitenciarias evalúan cada cierto tiempo a los internos etarras para reclasificarles si fuese necesario. Esta clasificación inicial se revisa periódicamente (cada seis meses como máximo, o tres si se trata de internos en primer grado) y procede la progresión de grado si en el penado concurren las exigencias establecidas en el artículo 65.2 de la citada Ley Penitenciaria.

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