El Gobierno cree que Junqueras podría salir indemne del 1-O
En el análisis del escenario post-referéndum, el Gobierno cree que el vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, podría salir «indemne» de responsabilidades penales. Incluso esquivar una posible inhabilitación que, prácticamente sin duda, sí afectará al president, decidido a ir a por todas y culminar su órdago al Estado. La detención de Carles Puigdemont es una posibilidad «abierta», como admitió incluso el Fiscal General del Estado.
En Moncloa se extiende estos días la idea de que Puigdemont busca «hacer un Companys», en referencia al presidente catalán detenido en durante la II República tras declarar el ‘Estado catalán’ desde el balcón del Palau.
Ahora, la fotografía podría repetirse. Y las consecuencias, también. El presidente catalán ya reveló que el referéndum sería el culmen a su carrera política y que no aspira a repetir como candidato. Pero en su apuesta sin freno al «todo por el todo», Puigdemont se arriesgaría a ser imputado por hasta cinco delitos.
Cinco delitos, tres con cárcel
De ellos -prevaricación, desobediencia, malversación, sedición y rebelión- los tres últimos conllevan penas de cárcel. El de malversación, por el que ya está siendo investigado, con penas de prisión de hasta seis años, además de inhabilitación de hasta diez; el de sedición -que podría serle imputado si se apunta hacia él como promotor de las movilizaciones y tumultos de los últimos días- con hasta quince. La rebelión, más compleja, exige un plus de violencia y conllevaría 25. Por ahora, la Fiscalía opta por la prudencia para valorar futuras decisiones y delitos, según, dijo este lunes José Manuel Maza, «en qué circunstancias se producen».
De acuerdo a la ley 13/2008 de la presidencia de la Generalitat y del Govern de Cataluña, el presidente catalán podría ser sustituido por el número dos si se diese el caso de una condena penal. Junqueras ha conseguido salir indemne de la operación policial sobre la cúpula organizadora del referéndum, dependiente de su consejería, y que sí se llevó por delante a su número dos. Tampoco le ‘mancharía’ el decreto de convocatoria del 1-O que, si bien firmado por él, es competencia de la Presidencia.
Y aunque la Fiscalía presentó al día siguiente de esa firma una querella contra todos los firmantes, el alcance de las suspensiones podría quedar saldado con Puigdemont. «Junqueras firmó de tapadillo», ironiza un dirigente ‘popular’, que destaca el «equilibrismo» del vicepresidente catalán para librarse de una eventual condena.
En este tiempo, el dirigente republicano no ha disimulado su preocupación porque las consecuencias del 1-O trunquen sus conocidas aspiraciones políticas. Ya hace meses, se conocieron sus maniobras para que el referéndum se convocase de manera colegiada. Una queja que alimentó las distancias con Puigdemont y los recelos, ya airados, en el PDeCAT. El presidente zanjó las especulaciones asegurando que Junqueras era el único con el encargo de organizar y coordinar el referéndum. Sin embargo, la propia Ley de consultas de la Generalitat establece que la responsabilidad de convocarlas le corresponde en exclusiva al presidente.
El líder republicano es consciente de todo lo que se juega el próximo domingo. Una hoja de ruta que corona su sueño de ser el próximo president y que se nutre de los sondeos que darían a ERC sus mejores resultados históricos, aunque el descalabro del PDeCAT pudiera dejarle sin un aliado indispensable para superar al bloque constitucionalista.
Las fracturas del independentismo
La recta final del procés ha revelado también las fuertes tensiones entre el independentismo, de lo que se congratulan en Moncloa.
Con el nerviosismo instalado en las filas del Govern, se discute desde la deriva en solitario de Puigdemont -cuestionada por su propio entorno-hasta la comentada declaración unilateral de independencia, algo que el president no da por descartado y que suscita las dudas no solo del PDeCAT, también de la propia ERC. Otro debate es cómo habría de producirse: si en una declaración cerrada entre partidos, o proclamada en un debate en el Parlament, opción por la que se inclinan los convergentes.
De las discrepancias dan muestra las contradicciones en público de las últimas horas. Este martes, el portavoz del PDeCAT en el Congreso, Carles Campuzano, aseguró que la declaración unilateral «está absolutamente descartada». Apenas unas horas después, el portavoz de la Generalitat, el consejero Jordi Turull, le desautorizó recordando que la ley del referéndum prevé que el Parlament declare la independencia si gana el ‘sí’ en el referéndum ilegal del domingo. Campuzano se había mostrado partidario a abrir una etapa de diálogo tras el 1-O.