Simón admite el coladero de los aeropuertos: «Hay personas que se suben a los aviones con síntomas»
El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES), Fernando Simón, ha admitido este lunes que se han detectado personas con «sintomatología» que han llegado a España y que posteriormente han sido «diagnosticados». Simón ha reconocido así que los aeropuertos son un punto de entrada crítico para el virus, pese a que el Gobierno de Pedro Sánchez sigue sin tomar medidas contundentes, como la exigencia de pruebas PCR en origen.
«Sabemos que hay personas que se suben a los aviones para venir a España teniendo sintomatología y posteriormente son diagnosticados. No son muchos, afortunadamente, pero sí que hay un cierto número de casos que se detectan a su llegada a España en los que aparentemente la sintomatología ya estaba presente antes de llegar», ha admitido Simón, que ha admitido que se está estudiando la prohibición de la entrada de vuelos de ciertos países donde la incidencia del virus es mayor.
El portavoz técnico de Sanidad ha afirmado que «esto puede pasar también» con españoles que viajen a otros países.
«Puede ser que un español con sintomatología se suba al avión y pueda generar problemas allí donde vaya. Debemos de hacer un llamado a nuestros compatriotas para que no sólo se preocupen de no generar problemas internos, también de no generar problemas fuera de nuestro país», ha aseverado.
El responsable de las alertas del Gobierno ha insistido en que estos pasajeros «no son muchos», pero ha reconocido de nuevo que «sí que se dan y son casos que luego tienen un pequeño riesgo de generar brotes en nuestro país».
Plan ineficaz
El control activado por Sanidad en los aeropuertos se basa en tres medidas: un formulario -que podrá rellenarse días antes de llegar a España-, una medición de temperatura y un control visual «sobre el estado del pasajero».
El control de temperatura, se indica, «se realizará de modo rutinario», mediante termómetros sin contacto o por cámaras termográficas.
Sobre el control documental, los pasajeros con origen en cualquier aeropuerto o puerto situado fuera del territorio español, deberán cumplimentar un formulario de salud pública, por vía electrónica, que deberán remitir antes de su viaje. Una vez finalizado, obtendrán un código QR, que deberán presentar a su llegada a España.
El formulario en cuestión apenas pide información sobre el estado del pasajero. Es más, ni siquiera pregunta si ha tenido diagnóstico de coronavirus. El viajero debe facilitar sus datos personales y de localización y su dirección de estancia en España, pero sólo el «lugar que visitará primero». Y, en relación con el Covid, sólo se pide que responda a tres preguntas: si ha tenido contacto con un caso confirmado de enfermedad en los últimos 14 días; si presenta fiebre, tos o dificultad respiratoria o si ha acudido/visitado un hospital en las últimas dos semanas. También debe informar sobre los viajes realizados en los últimos 14 días y si ha visitado algún mercado de animales vivos, y comprometerse a, en el caso de presentar síntomas una vez en España, aislarse en el domicilio y ponerse en contacto telefónicamente con las autoridades sanitarias competentes.
Por otra parte, el control visual, según fuentes de Sanidad a OKDIARIO, se basará en parámetros como la sudoración o la palidez.
Sanidad indica que «aquellos pasajeros con una temperatura superior a 37,5º o aquellos que en base a la información contenida en el formulario de salud pública, o tras el control visual se sospeche que pudieran padecer Covid u otra patología transmisible, serán sometidos a una nueva evaluación sanitaria, con el fin de determinar si existe sospecha de riesgo para la salud pública».
Dicho control secundario incluirá una nueva toma de la temperatura y una evaluación de su estado clínico y epidemiológico. En el caso de que tras la nueva evaluación sanitaria, se confirme la sospecha de que el pasajero pudiera padecer una patología que pudiera suponer un riesgo para la salud pública, se activarán los protocolos de alerta sanitaria establecidos para, en coordinación con las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, proceder a su derivación a un centro sanitario. Para ello, la autoridad sanitaria podrá solicitar la colaboración de otros organismos implicados.
Sin embargo, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) -la agencia sanitaria de la Unión Europea de la que, precisamente, Fernando Simón es asesor- advierte de la ineficacia del control de temperatura, la principal solución de Sánchez para frenar la propagación del virus a través de los puntos de entrada.
En el informe se avisa que «la inspección de entrada de pasajeros no está respaldada por la evidencia como una medida efectiva para prevenir la transmisión del Covid-19″ y se destaca que «el brote del SARS (2003) o la pandemia de gripe de 2009 respaldan que la detección mediante control de temperatura es una medida de alto coste y baja eficiencia».
Esta observación se justifica en que «una proporción de los casos es asintomático» y «una proporción de la transmisión ocurre antes del inicio de los síntomas». Su única y limitadísima eficacia se reduce, destaca este centro europeo, a la «disuasión», es decir, que las personas enfermas se lo piensen dos veces antes de desplazarse a otro país.
El organismo continúa: las autoridades sanitarias deben tener en cuenta que «un número relativamente grande de casos está en fase de incubación cuando viaja», lo que implica que no sean detectados en un simple control de temperatura en los aeropuertos. El Covid tiene un periodo de incubación de entre 2 y 14 días y un 75% de los casos desarrollan los síntomas entre los 4 y 7 días posteriores al contagio. En conclusión, «estos pasajeros no serán detectados».
«La fiebre», además, «es un síntoma no específico, y en el caso del Covid-19 es frecuente, pero no constante». Así, según un análisis realizado por la agencia en más de 65.000 casos confirmados, sólo la mitad reportaron este síntoma y «puede ocultarse temporalmente con fármacos». También se señala que la eficacia de los propios sistemas de detección «que requiere que se tenga especial cuidado en la configuración de los umbrales» para decidir qué se considera fiebre. Hasta el 20% de los pasajeros podrían no ser detectados.
Para el ECDC, la principal medida de protección es que, en todo momento y espacios de los aeropuertos, se asegure la distancia física de, al menos, 1,5 metros y, en caso de que no sea posible, se deben facilitar mascarillas a los pasajeros.
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