Delgado ya ha colocado a 9 fiscales de su asociación en la cúpula de la carrera
La fiscal general del Estado, Dolores Delgado, no ha perdido el tiempo desde que Pedro Sánchez la nombrara para el cargo. En tan sólo 14 meses al frente del Ministerio Público, la ex ministra de Justicia ha ‘colocado’ a nueve miembros de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), a la que ella pertenece, en la cúpula de la carrera fiscal.
De hecho, según las fuentes consultadas por OKDIARIO, lo que Delgado pretende conseguir son dos cosas: por un lado, tener mayoría dentro de la junta de fiscales de Sala, donde no tenía casi amigos, y mucho menos, aliados. Y, por otro, lograr aunar partidarios en el resto de puestos de relevancia, como la jefatura del Tribunal Constitucional, el orden Civil o la Sala de Lo togado en los que poder influir de manera directa. Explican las fuentes que los nombramientos se han hecho para «lograr un control transversal que abarque todas las áreas».
Para conseguir sus fines, Delgado ha otorgado puestos al ex presidente de la UPF, Álvaro García, quien actualmente es su número 2 con plaza de fiscal de Sala; a María Ángeles Sánchez Conde que ya era fiscal de Sala, pero la ha promovido a un puesto mejor dentro de la FGE; Pilar Martín Najera, que dejó Violencia Sobre la Mujer para pasarse al orden Civil, área poco controlada por Delgado, pero que con las demandas del Covid de erige como de las más importantes; Eduardo Esteban Rincón, otro ex presidente de la UPF, que será el nuevo fiscal de sala coordinador de Protección y Reforma de Menores y Esmeralda Rasillo, amiga y ex colaboradora en el Ministerio de Justicia y que fue nombrada fiscal de Sala de Lo Togado.
Pero también han sido agraciados María José Segarra, ex fiscal general del Estado y miembro de la UPF que ahora es fiscal de Sala coordinadora de los servicios especializados en la protección de las personas con discapacidad y atención a los mayores y Félix Pantoja, fiscal delegado de Siniestralidad Laboral.
Por último están Pedro Crespo, al que quiere como fiscal jefe del Tribunal Constitucional y que, aunque ahora no es de la UPF, lo ha sido durante años, y Teresa Peramato, la actual presidenta de la asociación, que será la nueva fiscal de Sala de Violencia sobre la Mujer.
Aunque la cifra de nueve podría incluso ser de 10, ya que le pidió a José Manuel Huete que se presentara a una plaza, la de fiscal jefe de la FGE. De hecho, tal y como publicó OKDIARIO, fue la propia Dolores Delgado la que llamó al entonces fiscal de Sala de Menores para decirle: «Preséntate, la plaza es tuya».
Fue precisamente con aquel nombramiento cuando las fuentes explicaron que, aunque Huete «es un perfil extremadamente técnico, es muy bueno, y no influenciable, su nombramiento abre la veda para que ‘Lola’ meta en su plaza a alguien a quien le deba un favor y, con ese segundo nombramiento, controle la junta de fiscales». Desde que Dolores Delgado se acostó ministra, y se levantó fiscal general del Estado, no ha dudado en desempeñar un control total sobre las principales plazas sensibles de la carrera.
Un control que se ha ejercido vía ‘dedazo’, aunque siempre con la connivencia de la Unión Progresista de Fiscales detrás. La gran perjudicada de todos estos movimientos ha sido la Asociación de Fiscales (AF), que pese a contar con muchísimos más afiliados que la UPF, no está ‘rascando’ ni una plaza de poder dentro de la carrera fiscal. Delgado está logrando su propósito de copar la cúpula de personas afines y de su asociación, sin contar con el resto de la carrera, como ya hiciera cuando era ministra. Se está fabricando una Fiscalía General del Estado ad hoc.