Dictadura lingüística

Canet revive el drama de Ruby Bridges, la niña negra de EEUU que iba al colegio escoltada

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Pelayo Barro

Este viernes está prevista en Canet de Mar (Barcelona) una manifestación contra la familia del niño de 5 años que ha pedido recibir el 25% de las clases en español, tal y como le reconoce la Justicia. La marcha está convocada en la puerta de su colegio y a la hora de la salida de clase. Este linchamiento separatista recuerda, en esencia, al que vivió en sus carnes Ruby Bridges, una niña afroamericana de 6 años que en 1960 se convirtió en la primera en acudir a una escuela hasta entonces reservada para blancos en Nueva Orleans. La hostilidad de los padres a la puerta del colegio, la misma que se vive hoy en Canet contra ese niño de 5 años, obligó a que Bridges tuviese que acudir a clase escoltada por agentes federales.

En 1964, el pintor estadounidense Norman Rockwell dio a conocer una de sus obras más célebres: El problema con el que todos convivimos. La pintura, hoy icónica para el movimiento de Derechos Civiles en Estados Unidos, basada en la histórica fotografía de la pequeña Ruby Bridges, estuvo colgada durante un tiempo en una pared de la Casa Blanca.

Ese «problema con el que todos convivimos» es también una realidad en la Cataluña actual, donde un niño y su familia está siendo objeto de una campaña de hostigamiento por reclamar lo que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña le reconoce: tiene derecho a recibir el 25% de las horas lectivas en español.

70 años después

El caso del niño de Canet y el de Ruby Bridges muestra evidentes similitudes. La concentración prevista este viernes a las puertas del colegio es similar a la que se produjo aquel 14 de noviembre de 1960 frente a la entrada  de la escuela William Frantz Elementary de Nueva Orleans.

La propia Bridges, que hoy tiene 67 años, ha recordado en múltiples ocasiones cómo llegó hasta la puerta de la escuela a bordo de un vehículo policial, del que salió escoltada por agentes federales. Frente a ella, tras un cordón policial, una multitud enfurecida de padres le gritaba. Habían convocado una manifestación para evitar su entrada, porque no querían que fuese compañera de sus hijos. De hecho, una vez dentro, muchos padres consiguieron acceder al centro y se llevaron a sus hijos.

«No entendía lo que estaba pasando, pero sentía que algo me apretaba el pecho», recordaría posteriormente aquella niña de 6 años. Llegó incluso a describir que la multitud enfurecida portaba un ataúd abierto con una muñeca negra en su interior.

Escoltada y sola

Ruby acudió al centro durante todo ese curso. Un año entero escoltada policialmente y con vigilancia a las puertas del colegio, temiendo convertirse en objetivo de ataques de algún grupo de supremacistas blancos. Como ella misma recordaría, no faltó ni un sólo día a sus lecciones. Eso sí, las recibió completamente sola, porque los padres de los otros niños se negaron a que compartiesen clase.

Y eso, precisamente, es lo que han llegado a proponer hacer en Canet de Mar con el niño cuya familia ha reclamado su derecho a la escolarización en español: que todos se vayan de clase y le dejen sólo. Algunos incluso han sugerido acudir a su casa a apedrearle. También la familia de Bridges sufrió el apedreamiento de su hogar, e incluso la tomaron con su padre. Trabajaba en una gasolinera de la que fue despedido, ya que la clientela habitual, padres del William Frantz Elementary al que acudía su hija, se negaban a repostar allí.

Ambas situaciones, la de Canet y la de Nueva Orleans, tuvieron su origen en una decisión judicial. En el caso de la pequeña Ruby, la insistencia del Gobierno federal del estado de Louisiana y de las Administraciones Eisenhower y Nixon (ambos republicanos) por cumplir la sentencia del Tribunal Supremo de EEUU en 1954 contra la segregación racial jugó a su favor. En cambio, en el caso de Canet, la Generalitat se ha posicionado diametralmente en contra del niño y su familia, pese a tener en la mano el fallo del TSJC. Nadie desde el Govern de Pere Aragonés moverá un dedo por evitar el señalamiento público al que le van a someter este viernes, a la puerta de su colegio.

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