Acercamientos a etarras

Bildu, socio de Sánchez, pide visitar en la cárcel a Txapote, el asesino de Miguel Ángel Blanco

Txapote Miguel Ángel Blanco
El etarra Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote',.
Pelayo Barro

Los más de doscientos acercamientos de presos etarras a cárceles del País Vasco -o próximas- ejecutados por el Gobierno de Pedro Sánchez se han convertido en una importante baza electoral de Arnaldo Otegi frente a su electorado de EH Bildu. Pero había un sector que se le seguía resistiendo: el entorno del núcleo duro de ETA en las cárceles, aquellos presos «difíciles» a los que el Ejecutivo de Sánchez puso al final de la lista de los beneficiados.

Las prebendas penitenciarias finalmente han llegado a este grupúsculo y han conseguido obrar lo que hasta hace poco era imposible: que Javier García Gaztelu, Txapote, asesino de Miguel Ángel Blanco entre otros, acepte la visita de Bildu una vez esté asentado en su nueva prisión vasca. Las gestiones ya están en marcha.

Pese a que el Gobierno de Sánchez insiste en señalar que ETA ya no existe, la realidad es que sí lo hace: existe aún en las celdas de algunas cárceles españolas, representada en presos terroristas que nunca han renunciado a la banda, no se han arrepentido de sus asesinatos ni han colaborado con la Justicia.  Ni tan siquiera han aceptado, de forma explícita más allá de un escrito preparado por sus abogados, la legalidad penitenciaria. En Instituciones Penitenciarias aún se habla de ellos como el núcleo duro de ETA.

Explican fuentes penitenciarias que este grupo es especialmente reticente a mantener contactos y visitas carcelarias con representantes de fuerzas políticas. Dentro de sus convicciones, explican, a ETA -y en especial a sus miembros- la «traicionan» sus políticos. Una visión radical que ha llevado a algunos, como a Txapote, a vetar sistemáticamente los intentos de visita de diputados de Bildu y Sortu a sus cárcel.

Pandemia y ruptura

Esas reticencias que siempre han mantenido a los presos más duros de ETA alejados de Bildu y Arnaldo Otegi se intensificaron con la llegada de la pandemia. A los grandes asesinos de la banda les pilló cumpliendo su condena lejos del País Vasco, en centros de Andalucía, Comunidad Valenciana o el sur de Castilla-La Mancha. El estado de alarma, los confinamientos perimetrales y las restricciones a las visitas carcelarias intensificaron las necesidades de toda la comunidad reclusa etarra de ser acercados para estar más disponibles para sus familias.

Los duros, como Txapote, vivieron la pandemia en régimen de aislamiento, en primer grado y con comunicaciones muy limitadas. Sus exigencias de acercamiento, relatan en fuentes penitenciarias, cayeron en saco roto: Bildu pidió paciencia y tiempo para que el Gobierno accediese a tocar a estos presos tan mediáticos. Resultado: ruptura total entre los duros y Bildu.

Así quedó escenificado en verano de 2020, cuando representantes de Bildu comunicaron a la dirección de la prisión de Huelva su intención de encontrarse con presos etarras para conocer sus necesidades en plena pandemia. Txapote se negó a entrevistarse con ellos.

Acercamiento y paces

Sin embargo, Bildu siguió trabajando en los despachos del Congreso con sus contrapartes del Gobierno del PSOE. De esas reuniones con Adriana Lastra y Rafael Simancas acabó surgiendo una mayor transigencia del Gobierno hacia los presos duros de ETA.

En consecuencia, Txapote pasó en tiempo récord de vivir en aislamiento y primer grado en Huelva a hacerlo en Estremera (Madrid), en segundo grado y compartiendo celda con su pareja y madre de sus hijos,  Irantzu Gallastegui Sodupe. Amaia, como era conocida en el Comando Donosti, también fue cómplice de Txapote: fue quien condujo a punta de pistola a Miguel Ángel Blanco hasta el coche en el que fue secuestrado. Cumple 50 años de prisión como autora material, aunque se ‘licenciará’ en 2032.

Aquella mejora en las condiciones carcelarias de Txapote fue allanando el terreno para las paces con Otegi y los suyos. Con su reciente acercamiento al País Vasco, donde se le aplicará el modelo penitenciario de Íñigo Urkullu que cambia arrepentimientos por arraigo, su salida de prisión en régimen de semilibertad está cada vez más cerca.

Un síntoma de que la reconciliación entre ambos está próxima es el hecho de que Bildu, como aseguran a OKDIARIO fuentes penitenciarias y confirman otras de Interior, ya está moviendo los hilos para incluir a Txapote dentro de una próxima gira por prisiones vascas. De hecho, no necesitarán siquiera permiso del Ministerio del Interior para ese encuentro, ya que las competencias están en manos de la Lehendakaritza. De esa forma, el acercamiento de Txapote propiciado por Sánchez consigue las paces entre Otegi y el núcleo duro de ETA, y le regala una baza para el sector más radical de sus electores.

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