Una Startup española enseña matemáticas a más de 32.000 niños en 70 países del mundo

Una Startup española enseña matemáticas a más de 32.000 niños en 70 países del mundo
Fundadores de Smartick.

Más de 11.000 alumnos en 70 países aprendiendo matemáticas a diario al ritmo que precisa cada uno, gracias a la inteligencia artificial, este es el logro de Smartick, una empresa española que nació en plena crisis y que, desde entonces, no ha parado de crecer en alumnos, en trabajadores y en proyectos.

Y siguen. Casi en agosto, Javier Arroyo, uno de los fundadores, está en Sudáfrica, donde se lanzó el método hace unos meses, después de haber pasado unas semanas en Boston, donde la empresa tiene su delegación en EEUU. Daniel González de Vega, el otro fundador, supervisa desde las oficinas de Aravaca, Madrid, las últimas mejoras de un producto que se actualiza cada seis semanas, gracias a un equipo de más de 45 ingenieros, matemáticos, pedagogos y maestros.

“Es una satisfacción saber que hay esa cantidad de niños que, a diario, se ponen delante de la tableta o el ordenador para realizar 15 minutos de ejercicios de matemáticas personalizadas. Nuestro secreto es precisamente situar a cada niño en el nivel que necesita para aprender y, por eso, tenemos a alumnos con dificultades de aprendizaje pero también de altas capacidades” explica a OKDIARIO González de Vega. “No hemos encontrado ningún método con esa capacidad de adaptación al niño. La algoritmia hace que se cambien los ejercicios propuestos dependiendo de cómo se va respondiendo”, añade Arroyo.

La idea nació después de darle muchas vueltas en conversaciones familiares al estado de la educación en España. Los dos tienen un pasado de consultores, no se conformaron con las frases hechas sobre el asunto y quisieron profundizar: “Nos dimos cuenta de que las matemáticas eran una de las razones de nuestro fracaso escolar. Es una asignatura clave en el desarrollo tecnológico de cualquier país y en demasiadas ocasiones se ve como un hueso, aburrida y, lo que es más preocupante, como algo para lo que se nace con un gen que predispone a que se den bien o mal”, dice González de Vega, ingeniero industrial de formación, además de MBA en Insead.

“No hay nada genético que condene a millones de niños a no aprobar las matemáticas, lo que sí ocurre es que los hay que empiezan a dejar de entender las explicaciones del profesor, pierden confianza y se meten en un círculo vicioso del que pretenden salir en cuanto puedan dejar la asignatura como optativa”, añade Arroyo, economista y apasionado de las matemáticas. Ellos han visto el proceso inverso, cómo gracias a Smartick, ha habido niños que, aunque inicialmente en un nivel más bajo de lo que dan en el colegio, han asentado los cimientos que tenían débiles, han recuperado la confianza y la autoestima y han dejado de ver con miedo los números. “Nos gusta vernos como una vacuna contra la ansiedad matemática”, añade Arroyo.

“Es que lo que nos encanta es saber de niños que han empezado con nosotros desde los cuatro o cinco años y ni siquiera han pasado por esos baches. Son buenos en matemáticas desde el principio, se sienten muy seguros con los números”, dice González de Vega, que cuenta cómo conoció Kumon justo cuando andaba dándole vueltas a la idea de hacer algo para mejorar la enseñanza de las matemáticas y que tuvo claro que ellos querían un método online, que se adaptara y no requiriera el trabajo de los padres de llevar a los niños a un local y corregir los ejercicios, como pasa con el tradicional método japonés. También están muy satisfechos con poder atender a los niños que pueden hacer más de lo que les exigen en los colegios: “A España le faltan alumnos brillantes en matemáticas y ahí nosotros podemos ayudar”.

Además, “al estar en la web, podríamos introducir nuevos conceptos cada pocas semanas, añadir juegos que mejoraran las habilidades cognitivas de los niños, gamificar con un mundo virtual por donde se mueve un avatar que ellos van vistiendo y donde pueden decorar su habitación con los ticks que se ganan en cada sesión”, explica Arroyo. Ambos dejan claro que Smartick son matemáticas, no un juego. Más amables, en un entorno más motivador, pero matemáticas que se enseñan con un equipo amplio de matemáticos, psicólogos, desarrolladores e ingenieros. “Vamos filtrando, además, lo que nos parece mejor de otras metodologías, como Singapur, o de Montessori”, explica Daniel González de Vega, “y en todas las sesiones tenemos problemas con enunciados y eso ha hecho que mejoren también en compresión lectora, porque se tienen que fijar muy bien”.

Los padres, al acabar los hijos la sesión, reciben de inmediato en su buzón de correo el resumen de cómo lo han hecho, sobre qué temática han trabajado, el tiempo de conexión y la efectividad alcanzada. Si quieren profundizar, pueden entrar en una web para los tutores donde se analiza al detalle el progreso. Pero, además, tienen un equipo de atención al cliente muy valorado por los padres, por sus respuestas a cualquier duda y el mimo que le ponen a la trayectoria de cada niño. “Tenemos historias de niños increíbles. Hay uno que está a diez sesiones de hacer mil seguidas. Todos los días. Cansado, o no. Festivos. Esto nos está permitiendo conocer a familias que se toman muy en serio la educación de sus hijos”, dice Arroyo.

El método está implantado además en varios colegios como Maristas en Chamartín y en San José del Parque, además del Padre Coloma, un centro al que tienen especial cariño porque apostó por el método desde el principio, en un barrio de familias humildes y con un 80% de inmigración en las aulas: “Están por encima de la media de la Comunidad de Madrid en la prueba de matemáticas”. Implantarse en más colegios es su asignatura pendiente: “Tenemos la evidencia de los resultados. Miles de historias de éxito. Pero nos cuesta a veces entrar en los colegios”, se lamenta Daniel González de Vega.

No se ponen un techo de alumnos. Sueñan con millones de niños reforzando las matemáticas con ellos. De momento, en las oficinas, 45 personas de varias nacionalidades se toman muy en serio ese sueño. Hay venezolanos, mexicanos, británicos, estadounidenses, indios y, claro, españoles. “Nos gusta estar contribuyendo a la Marca España. Matemáticas para el mundo desde Aravaca”, sonríe Arroyo.

Estiman que más de 32.000 alumnos ya han probado su método.

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