AGENCIA TRIBUTARIA

¿Qué pasa si Hacienda te abre una inspección?: qué debes hacer y a qué multas te enfrentas

El objetivo de las inspecciones de la AEAT es velar por el cumplimiento de las obligaciones tributarias

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Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

Cualquier persona puede ser objeto de una inspección de Hacienda, incluso los pequeños contribuyentes. Los inspectores de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) son los encargados de realizar estas investigaciones y su objetivo es velar por el cumplimiento de las obligaciones tributarias de los ciudadanos. Sin embargo, estos supervisores han afirmado que en ocasiones sufren presiones para poner en el foco a los pagadores de impuestos más humildes, por lo que nadie está a salvo y es importante conocer con detalle en qué consiste una inspección.

En muchas ocasiones, los ciudadanos creen que una inspección de la AEAT puede ser un proceso invasivo, es decir, que las autoridades examinan a detalle la vida del investigado. Sin embargo, estos procesos son necesarios y están rodeados de mitos y malentendidos.

¿Qué es una inspección de Hacienda?

En realidad, una inspección de Hacienda es un proceso llevado a cabo por las autoridades fiscales para examinar y verificar la exactitud y veracidad de la información proporcionada por un contribuyente en su declaración de impuestos o en otros documentos financieros.

Durante la inspección, los inspectores de Hacienda revisan los registros financieros, contables y cualquier otro documento relevante para determinar si el contribuyente ha cumplido con sus obligaciones fiscales de acuerdo con la legislación vigente.

Esto puede implicar la revisión de ingresos, gastos, deducciones, bienes, transacciones financieras y cualquier otra información relevante para determinar si se han pagado los impuestos correspondientes de manera adecuada. En caso de encontrar discrepancias o irregularidades, la inspección puede resultar en la imposición de sanciones fiscales, multas o incluso acciones legales, dependiendo de la gravedad de las infracciones detectadas.

Las multas pueden ser de tres tipos:

  • Las multas leves oscilan entre los 100 y 3.000 euros y representan el 50% del importe defraudado.
  • Las multas graves son las que sobrepasan los 3.000 euros y equivalen al 100% de la cantidad no declarada.
  • Las multas muy graves suponen tener que abonar el 150% del dinero no declarado. Hacienda las aplica en situaciones donde se evidencia una clara intención de ocultamiento.

Además, hay casos en los que se puede acabar en la cárcel. Si la cantidad defraudada es superior a los 120.000 euros, el investigado podría haber causado un delito fiscal que puede terminar en la privación de su libertad.

Es decir, el objetivo principal de estas investigaciones no es el de poner contra las cuerdas al contribuyente, sino el de comprobar que la normativa se ha cumplido a pie de la letra y garantizar la equidad de todos los pagadores de impuestos.

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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Cómo se hace una inspección de Hacienda

Una inspección de Hacienda se lleva a cabo mediante un proceso detallado que implica varias etapas. En primer lugar, los supervisores notifican al contribuyente que será objeto de inspección, indicando el período fiscal y los impuestos que serán objeto de revisión.

A partir de ahí, los inspectores de Hacienda solicitan al contribuyente que proporcione toda la documentación relevante, incluyendo registros financieros, contables y cualquier otro documento que pueda ser necesario para verificar la exactitud de la información fiscal.

Una vez que se recopila toda la información, los inspectores llevan a cabo un análisis exhaustivo de los registros para identificar posibles discrepancias, errores o irregularidades. Esto puede implicar la comparación de los datos proporcionados por el contribuyente con información disponible en bases de datos internas, cruzando datos con otras declaraciones o contrastando la información con la normativa fiscal aplicable.

Durante el proceso de inspección, los inspectores pueden realizar entrevistas con el contribuyente o con terceros relacionados para obtener más información sobre determinadas transacciones o actividades financieras. También tienen la facultad de realizar visitas a las instalaciones del contribuyente para verificar la veracidad de la información proporcionada.

Una vez completada la investigación, los inspectores elaboran un informe detallado que resume sus hallazgos y conclusiones. En función de los resultados de la inspección, las autoridades fiscales pueden proceder a imponer sanciones, multas o requerir el pago de impuestos adicionales en caso de detectar irregularidades o incumplimientos de las obligaciones fiscales por parte del contribuyente.

La duración máxima de una inspección fiscal es de 18 meses, aunque en circunstancias particulares este plazo puede extenderse hasta 27 meses. Este período prolongado puede aplicarse cuando la entidad inspeccionada forma parte de un grupo empresarial sometido a auditoría simultánea, o si su facturación anual supera los 5,7 millones de euros, umbral establecido para ser sujeto de auditoría.

Es crucial considerar estos plazos y condiciones para comprender la duración potencial de una inspección fiscal y planificar en consecuencia. Puedes consultar más información delos requerimientos de información en una inspección en la página oficial de la AEAT.

Prepárate para la inspección

Prepararse adecuadamente para una inspección de Hacienda es esencial para desmitificar y reducir la tensión asociada a este procedimiento. Recurrir a especialistas en inspecciones fiscales puede ofrecer la asesoría necesaria, al igual que mantener registros detallados de transacciones comerciales y personales con implicaciones fiscales, incluyendo facturas, recibos y contratos ordenados.

Además, es aconsejable considerar la ayuda de un asesor fiscal en caso de recibir una notificación de inspección. Este profesional puede guiar en el proceso, ayudar a prepararse adecuadamente y representar al contribuyente ante la AEAT.

Durante la inspección, una actitud colaborativa y transparente facilitará el proceso, recordando que este procedimiento busca garantizar la equidad fiscal y el cumplimiento de obligaciones tributarias. En resumen, con preparación y asesoramiento adecuados, la inspección de Hacienda puede enfrentarse con mayor tranquilidad, reduciendo el estrés asociado a este proceso.

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