Los productos artesanos ‘made in Cataluña’, en peligro por la incertidumbre política

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Emblemática Torre Agbar, antigua sede de Aguas de Barcelona.

Los productos made in Cataluña están en peligro por la incertidumbre política. El pulso entre el Gobierno central y el Govern tiene al colectivo de artesanos en alerta: “estamos asustados, retenidos y angustiados porque está delicada la cosa. La incertidumbre, el desconcierto y la inseguridad política y jurídica está afectando al consumo: nosotros hemos notado un bajón en Barcelona, sobre todo por la caída del turismo”, explican fuentes oficiales del Gremio Artesano Textil de Cataluña, que cuenta con representantes de oficios con una gran tradición como modistas, tapiceros, bordadores o estampadores.

“Hay que tener en cuenta que la artesanía es un sector que vive, en gran parte, del turismo. Y está afectando el desconcierto que se ve desde fuera de Barcelona. No sabemos qué va a pasar, pero parece que va a ser un proceso largo”, apuntan las mismas fuentes consultadas.

Lo cierto es que en mayor o menor medida, el sector turístico ha dado la voz de alarma: Exceltur, el lobby turístico, asegura que registra una caída del 20% en las reservas desde el referéndum del 1-O; mientras que AC Hotels prevé una caída del 2% de Cataluña por el conflicto político. Estas cifras negativas en la actividad turística podrían tener su impacto directo en la artesanía. “Dependerán en gran parte de los datos del turismo: las personas que visitan otros países acuden a empresas locales para comprar productos artesanales”, afirma Carlos Rivadulla, de Empresarios de Cataluña.

Peligro por boicot

El boicot a los productos catalanes pone en peligro el trabajo de cientos de confeccionistas, estampadores, tapiceros, ceramistas, cristaleros que desarrollan su actividad profesional en Cataluña. La etiqueta made in Cataluña está íntimamente relacionada con el origen del producto, algo que para algunos consumidores es determinante: tanto para comprarlos como para tacharlos de su lista de deseos.

“La elección dependerá del consumidor y de sus prioridades. Sin embargo, queremos reflejar que tenemos una historia detrás, no somos grandes empresas. Pedimos que haya sentido común y que valoren lo que hay detrás de cada producto al margen de la política”, sostienen desde el Gremio Artesano Textil de la comunidad.

En este sentido, Rivadulla indica que este tipo de productos están “más expuestos y son más sensibles al boicot porque van ligados a una marca, a un origen”.

La semana pasada, un pequeño empresario lanzaba un mensaje de S.O.S. ante el rechazo al producto catalán. Su carta de ‘auxilio’ pretendía frenar el rechazo que están sufriendo algunas pymes y artesanos: “estamos viendo cómo mes tras mes va reduciéndose la compra de nuestras elaboraciones en los establecimientos del resto de España. No existe un boicot activo hacia nuestros productos, pero injustamente hay cansancio y rechazo hacia Cataluña”, decía.

Por encargo

Judith Camps, presidenta de la Federación de Asociaciones de Artesanos de Oficio de Cataluña (FAAOC), mantiene que no han sufrido ningún boicot y que no han notado los efectos del procés en las ventas. “La mayoría somos empresas pequeñas de no más de diez o doce empleados. Seguimos funcionando igual: somos compañías que tienen relaciones muy próximas con sus clientes y proveedores”.

Precisamente la marca que podría hacerles perder clientes es también la que les hace ganarlos. Camps afirma que trabajan para “Cataluña, España y el resto de Europa. La gente lo compra porque está fabricado aquí. Es un trabajo de calidad, de diseño y de encargo».

“Nosotros queremos que las empresas funcionen, que lo que tenemos montado siga porque nos va bien así. No queremos perder la marca catalana pero eso no significa que nos queramos marchar de España”, indica.

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