El precio de los alimentos en 2018 irá al ritmo de la cotización del dólar y el crudo
La evolución de los precios mundiales de los alimentos básicos en 2018 estará condicionada previsiblemente por una mayor demanda de estos productos y la debilidad del dólar, según expertos consultados por Efe. Tras experimentar una serie de altibajos mensuales, el índice de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que mide esos precios creció de media en 2017 el 8,2 % respecto al año anterior.
Con 174,6 puntos, se situó a su nivel anual más alto desde 2014, pero todavía lejos del pico de casi 230 puntos alcanzado en 2011.
Una brecha que se hubiera estrechado si no fuera por el azúcar, el único de los cinco grupos de alimentos analizados que se abarató, concretamente el 11,2 % respecto a 2016, debido a los mayores excedentes y las buenas cosechas en países como Brasil (el principal productor) o la India, indicó el experto de la FAO Abdolreza Abbassian.
Además de la múltiple oferta, Abbassian resaltó que influyeron otros factores como la recuperación en los últimos meses de los precios del petróleo, lo que resta atractivo a la conversión del azúcar en etanol, y los tipos de cambio. El resto de alimentos se encarecieron partiendo de niveles muy bajos, arrastrados sobre todo por el tirón de la demanda.
«El mayor consumo de productos de valor añadido en algunas economías emergentes evidencia que la situación económica es más brillante de lo anticipado a principios de 2017», apuntó el economista, que citó el caso de China. El gigante asiático seguirá moderando su crecimiento, con una tasa del 6,6 % este año, una décima más que la cifra de octubre pasado, según las previsiones difundidas esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para el director de Mercados del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), Rob Vos, los ingresos más altos y la urbanización en países en desarrollo hacen que suba la demanda de productos cárnicos y lácteos de manera «consistente», si bien el aumento de los precios «puede moderarse si hay una respuesta suficiente de la oferta».
Precisamente en 2017 los precios de los lácteos se incrementaron el 31,5 % anual, sobre todo por los de la mantequilla, la leche entera en polvo y el queso, mientras que los de la carne lo hicieron el 9 % en el mismo periodo. Más modestas fueron las subidas de los precios de los cereales (del 3,2 %) y de los aceites vegetales (3 %), según los datos de la FAO.
Mientras que la volatilidad ha caído bastante, en parte por las enormes reservas de alimentos como los cereales y una oferta «más sana», Abbassian llamó la atención sobre la debilidad del dólar como uno de los factores a considerar en la evolución de los mercados para 2018.
«Un dólar más débil permite a los países importar más. No están importando inflación incluso si los precios suben porque se comercializa en dólares y la moneda local se aprecia», subrayó. Vos también advirtió del alza de los precios futuros de muchos productos básicos que, en su opinión, podría estar relacionada con esa depreciación del dólar frente a monedas como el euro.
Un panorama delicado afrontan los países de bajos ingresos y con inseguridad alimentaria, donde los alimentos cada vez son más caros y persisten problemas como los conflictos armados y las condiciones climáticas adversas, según los analistas. En 2017 ya se estimó que el coste global por importar alimentos subiría ese año hasta los 1.413 billones de dólares (1.200 billones de euros), una factura abultada por las tarifas más altas y preocupante para las economías menos desarrolladas, que deben destinar más recursos para suplir su déficit de alimentos allí donde la producción ha sido insuficiente.