TRABAJO

Otro fracaso de la reforma laboral de Díaz: la duración de los contratos cae a mínimos desde 2006

Los contratos con una duración igual o inferior a una semana ascendieron a más de 3,1 millones

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez
Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La reforma laboral de Yolanda Díaz ha provocado que la duración de los contratos haya caído en 2023 a mínimos desde el año 2006,  hasta los 46,36 días de media. En concreto, uno de cada cinco contratos firmados el año pasado duró menos de una semana y un tercio, menos de un mes.

Si el dato de 2023 se compara con el de 2019, en ausencia de pandemia y antes de la entrada en vigor de la reforma laboral de 2021 dirigida a promover la contratación indefinida, la duración media de los contratos firmados el año pasado fue casi tres días inferior, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) recogidos por EP.

Al comparar la cifra de 2023 con la de 2019, un periodo sin pandemia y anterior a la implementación de la reforma laboral de 2021 orientada a fomentar la contratación indefinida, se observa que la duración promedio de los contratos firmados el año pasado fue casi tres días menor.

Los contratos en 2023

En el año 2023 se llevaron a cabo un total de 15.444.205 contratos, mostrando una disminución del 15,6% con respecto al año anterior. Dentro de esta cifra, más de 8,8 millones correspondieron a contratos temporales, marcando la cifra más baja de la serie histórica y presentando una reducción del 21,8% en comparación con 2022.

Esta cantidad de contratos representa aproximadamente la mitad de los niveles registrados durante el período 2015-2019, previo a la implementación de la reforma laboral de Díaz.

Yolanda Díaz
La reforma laboral de Díaz aumenta la mortalidad de la contratación.

Durante el año 2023, los contratos con una duración igual o inferior a una semana ascendieron a más de 3,1 millones, constituyendo el 20,6% del total de contratos. Aunque este porcentaje fue ligeramente superior al registrado en 2022 (19,7%), dista considerablemente del 27,27% observado en 2019, previo a la reforma laboral. En comparación con 2006, la proporción de contratos con una duración igual o menor a siete días aumentó en seis puntos porcentuales en 2023.

Los contratos con una duración de entre siete y quince días representaron el 5,78% del total de contratos firmados en 2023, superando el 5,3% registrado en 2022.

Así, los contratos de 15 días a un mes de duración aumentaron su participación en la contratación total, pasando del 7,08% al 7,23%. En conjunto, aproximadamente un tercio de los contratos suscritos en 2023 tuvieron una duración de un mes o menos.

Los contratos con una duración igual o superior a un año constituyeron solo el 0,33% del total de contratos firmados. Aunque este porcentaje es mayor que el registrado en 2022 (0,28%), se mantiene en niveles similares al de 2021 y es superior al de 2019 (0,25%). No obstante, sigue siendo inferior al 0,50% observado en 2006.

La reforma laboral decretó el contrato indefinido como la modalidad estándar, eliminó los contratos por obra o servicio, y implementó medidas para desincentivar los contratos de muy corta duración mediante una penalización en las cotizaciones empresariales.

Además, la medida borró la diferencia entre contratos fijos periódicos y fijos-discontinuos, estableció una nueva definición del concepto de fijo-discontinuo y determinó tanto la posibilidad de que, a través de esta modalidad, pudieran llevarse a cabo las actividades realizadas al amparo de contratas mercantiles o administrativas, como la de formalizar un contrato fijo-discontinuo entre una empresa de trabajo temporal y una persona contratada para ser cedida.

Así las cosas, el número de contratos fijos-discontinuos se ha disparado desde la reforma laboral. En 2023 se realizaron más de 2,3 millones de contratos de esta modalidad, casi nueve veces más de los que se hacían en 2019, antes de la reforma y la pandemia, y 17 veces más de lo que se suscribieron en 2006 (132.181 contratos fijos-discontinuos).

Con la reforma laboral de 2021 se ha reducido el volumen de contratos temporales a mínimos históricos y disparado el peso de los contratos indefinidos sobre el total hasta casi el 43%, frente al porcentaje cercano al 10% que se registraba antes de la entrada en vigor de la norma.

De hecho, en 2023 se firmaron 6.620.983 contratos indefinidos, el equivalente al 42,87% del total, con un descenso del 5,8% sobre 2022. Dentro de los contratos indefinidos efectuados en el conjunto del pasado ejercicio, 2.756.443 fueron a tiempo completo, un 7% menos que en 2022, y 1.550.774 a tiempo parcial, casi un 11% menos que en el año anterior.

Fedea y la mortalidad de los contratos

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) advierte que la reforma laboral de Yolanda Díaz ha convertido numerosos contratos temporales en indefinidos, pero la normativa ha elevado la «mortalidad» de los indefinidos ordinarios. Es decir, la organización defiende que, aunque se firman más relaciones laborales de este estilo, la duración de esta modalidad es menor.

El informe lleva a cabo una evaluación inicial de la reforma laboral de 2021 utilizando una base de datos que abarca todos los registros diarios de creación y eliminación de afiliados a la Seguridad Social.

Según las conclusiones de Fedea, a pesar de que la reforma laboral ha resultado ser «muy eficaz» en la disminución de la tasa de temporalidad «contractual», no ha sido tan efectiva en la mitigación de la precariedad o inestabilidad laboral, ni en la reducción de la tasa de temporalidad «empírica».

Fedea señala que la estrategia seguida por la reforma española ha consistido en restringir «drásticamente» el recurso a los contratos de duración determinada o temporales «sin variación alguna de la flexibilidad de los contratos indefinidos ordinarios».

«Sin embargo, para evitar una disminución de la flexibilidad global del sistema, la reforma ha fomentado el uso de otras variantes de contratos indefinidos que ofrecen menos estabilidad, como el contrato fijo-discontinuo. Estos contratos, a pesar de ser etiquetados como indefinidos, no ofrecen el mismo nivel de seguridad laboral a los trabajadores que los contratos indefinidos tradicionales», advierte la fundación.

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