Vivienda

Ni a los 25 ni a los 50 años: una experta en finanzas revela cuál es la mejor edad para comprar tu primera vivienda

comprar vivienda
Blanca Espada

Comprar una casa es quizás uno de los grandes objetivos cuando se empieza a trabajar o ya se han sobrepasado por ejemplo los 25 años. De hecho, la meta obligada de muchos jóvenes en este país es intentar tener a toda costa una casa antes que pagar un alquiler. Sin embargo, la realidad del mercado inmobiliario actual es delicada. Y a ello se le suma además, que dependiendo de dónde vivas comprar resulta claramente ventajoso, mientras que en otros lados, alquilar supone un ahorro a largo plazo. Así, la clave no está solo en el precio de la vivienda, sino en cuándo se da el paso para comprar tu primera vivienda.

Sobre esto ha hablado la experta en finanzas y divulgadora Natalia de Santiago, que lleva años desmontando mitos sobre el mercado inmobiliario. Para ella, no existe una única respuesta válida para todo el mundo. La edad, la estabilidad laboral, la capacidad de ahorro y la flexibilidad personal juegan un papel determinante. Y, aunque sorprenda a muchos, no recomienda lanzarse a comprar un piso en cuanto se tiene algo de dinero ahorrado.

En realidad, para Natalia de Santiago, no hay que correr. Durante los primeros años de vida laboral, alquilar puede ser una decisión mucho más sensata que lanzarse de cabeza a una hipoteca. De este modo, esa idea tan repetida de que alquilar es tirar el dinero le parece, en sus propias palabras, «simplista» e incluso peligrosa. En su opinión, hay un momento en el que comprar sí tiene sentido y puede darte una enorme seguridad para la jubilación pero si se hace antes de tiempo, el riesgo es acabar perdiendo oportunidades de crecer, cambiar de trabajo o mejorar la economía personal.

La edad ideal para comprar tu primera vivienda

Natalia de Santiago lo resume con una frase que puede que sorprenda a quienes sueñan con tener vivienda propia a los 25: «Hasta los 40, no tengas prisa». Para ella, la prioridad antes de esa edad debería ser aumentar los ingresos, aprovechar oportunidades laborales y, si es necesario, mudarse de ciudad o incluso de país. Atarse a una hipoteca demasiado pronto puede cerrar puertas y frenar el desarrollo profesional, que a largo plazo es lo que más influye en la estabilidad económica.

A partir de los 40, la cosa cambia. Ya no se trata sólo  de cumplir un sueño o de sentir que por fin es tu casa, sino de pensar en el futuro con cabeza. Llegar a la jubilación sin tener que pagar un alquiler mensual marca una diferencia enorme, sobre todo en ciudades donde cada año los precios parecen tener vida propia y no paran de subir.

Comprar para vender rápido

En los últimos años se ha puesto de moda eso de comprar una vivienda, arreglarla un poco y venderla enseguida con beneficio. Suena bien, pero no siempre sale como en los anuncios. Entre impuestos, notaría, comisiones y el simple hecho de encontrar un comprador, buena parte de la ganancia se esfuma. Y si encima todo eso lo intentas hacer en menos de cinco años, la cuenta rara vez sale a favor. La vivienda, recuerda la experta, no es una carrera de velocidad, sino una maratón donde el tiempo es el que multiplica de verdad la inversión.

Además, el valor de un piso no siempre evoluciona de forma lineal. Un cambio en la economía, una reforma urbanística cercana o incluso una modificación en la demanda de la zona pueden afectar al precio de venta. Por eso, comprar con la idea de vender rápido puede convertirse en una trampa que inmovilice capital sin generar el retorno esperado.

El poder del interés compuesto para hacer crecer los ahorros

Mientras llega la edad ideal para comprar una vivienda, el dinero que se habría destinado a la entrada de un piso puede ponerse a trabajar. Natalia de Santiago destaca una de las herramientas financieras más efectivas: el interés compuesto, que consiste en reinvertir los beneficios obtenidos para que estos generen nuevos beneficios.

La fórmula es sencilla pero requiere paciencia. Invertir una pequeña cantidad mensual (por ejemplo, 50 euros) y dejar que los intereses se sumen al capital hace que, con el tiempo, el crecimiento sea exponencial. Al principio los resultados parecen mínimos, pero con los años la diferencia es enorme. La clave, insiste la experta, no está en cuánto pongas, sino en mantener el hábito. Aunque empieces con una cantidad modesta, el efecto del tiempo es lo que realmente multiplica los resultados y ayuda a suavizar los vaivenes del mercado.

«El primer mes te calculan intereses, te dan tu rentabilidad sobre esos 50 euros, lo poquito que te den. Ese interés se queda invertido y el siguiente mes te dan interés sobre el dinero que has ahorrado más sobre los intereses. Es decir, ese dinero empieza a generarte dinero», explica la experta.

Por otro lado, la experta recomienda que lo mejor para beneficiarse del interés compuesto son los fondos de inversión que explica del siguiente modo: «Un fondo de inversión, por definición, está obligado a estar diversificado», de modo que al invertir en varias empresas, será casi imposible que «quiebres en bloque» dado que incluso por mucho que baje lo invertido, no todas las empresa quebrarán a la vez.

Así, los fondos de inversión permiten a los jóvenes seguir construyendo su carrera sin renunciar a la movilidad ni a nuevas oportunidades. Y cuando llegue el momento de plantearse la compra de una vivienda, tendrán un colchón financiero que les dará más libertad para decidir, sin prisas ni compromisos forzados.

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