Impuestos

Lo aclaran de una vez por todas: el dinero que le puedes dar a un familiar sin pagar impuestos

dinero impuestos
Blanca Espada

Durante los últimos tiempos, muchas familias han vivido con la misma duda rondando la cabeza: ¿cuánto dinero puedo enviar a un hijo, un hermano o un amigo sin que Hacienda lo considere una donación encubierta y se tengan que pagar impuestos? Es una pregunta muy común, sobre todo cuando se intenta ayudar a alguien puntual, sin intención de esconder nada, pero sin saber exactamente dónde está el límite legal. Y lo cierto es que, hasta hace poco, las respuestas eran confusas o circulaban muchas versiones contradictorias.

Ahora la normativa lo deja bastante claro, aunque sigue habiendo matices que conviene entender antes de hacer cualquier transferencia. Porque no es lo mismo enviar dinero de vez en cuando para cubrir un gasto, que hacer una aportación importante que, a ojos de la Agencia Tributaria, puede considerarse directamente una donación. La clave está en los importes, pero también en cómo se declara y qué obligaciones tienen los bancos a la hora de vigilar esos movimientos. En este contexto, la ley de prevención del fraude y el control de operaciones sospechosas juega un papel importante. Las entidades bancarias están obligadas a supervisar determinados movimientos, incluso cuando provienen de cuentas familiares. Por eso, aunque la intención sea totalmente legítima, conviene saber qué límites existen para evitar sustos después.

El dinero que le puedes dar a un familiar sin pagar impuestos

Lo primero que aclara la normativa es que cualquier transferencia que tenga naturaleza de donación debe declararse a través del Impuesto de Sucesiones y Donaciones (ISD). No depende tanto de lo que uno sienta que está haciendo, sino de lo que Hacienda interpreta que es una aportación gratuita de un patrimonio a otro. Si das dinero sin esperar nada a cambio, la ley lo considera donación.

A esto se suma la Ley 10/2010, la normativa de prevención del blanqueo de capitales que afecta tanto a bancos como a usuarios. Esta ley obliga a las entidades a monitorizar movimientos y a activar análisis internos cuando detectan operaciones fuera de lo habitual. No se trata solo de grandes fortunas o empresas, también se aplica a particulares que realizan transferencias elevadas.

No hace falta que una operación sea ilegal para despertar un control adicional; basta con que entre en los umbrales que la normativa ha establecido como sensibles.

El límite que marca Hacienda

La referencia más clara es esta: toda transferencia a partir de 10.000 euros debe declararse de manera obligatoria. Ese es el punto en el que la Agencia Tributaria considera que puede existir una donación que debe tributar y, por tanto, exige informar de ella.

Hay otro umbral, menos conocido pero igual de relevante: los 6.000 euros. A partir de esa cifra, Hacienda puede abrir un análisis automático dentro del marco de prevención del blanqueo de capitales. No es una sanción ni implica que haya irregularidades, simplemente activa una revisión para asegurarse de que la operación es legítima.

¿Y si no se declara una donación? Las sanciones pueden ser altas

Cuando una donación no se declara, la Agencia Tributaria puede imponer sanciones que empiezan en 600 euros y pueden llegar hasta el 50% del valor donado. La diferencia depende del tipo de irregularidad, del importe y de si Hacienda considera que ha habido ocultación o simplemente un desconocimiento de la normativa.

Además de la multa, existe la posibilidad de recibir una amonestación pública o privada. Aunque no es lo habitual en casos pequeños, la ley contempla esa posibilidad cuando se entiende que hay una infracción más seria.

Por eso la recomendación general es clara: si la operación tiene naturaleza de donación y supera ciertos importes, lo correcto es declararla. No hacerlo puede salir mucho más caro que pagar el impuesto correspondiente.

El impuesto se regula a nivel estatal, pero lo gestiona cada comunidad

Aunque el Impuesto de Sucesiones y Donaciones es estatal, cada comunidad autónoma lo gestiona a su manera, aplicando reducciones, bonificaciones o tipos distintos. En la información que manejan algunas administraciones, como la de Aragón por ejemplo, se utiliza un tipo progresivo que va del 7,65% al 34%, dependiendo del valor y del grado de parentesco.

Esto significa que no todo el mundo pagará lo mismo ni que cada donación implica un impuesto elevado: una aportación entre padres e hijos suele tener reducciones importantes en muchas regiones. Lo que sí es común es el procedimiento: para declarar una donación superior a 3.000 euros, lo habitual es presentar el modelo 651.

Este documento recoge los datos tanto de quien entrega el dinero como de quien lo recibe, así como la cantidad transferida. No es un trámite complicado, pero sí obligatorio cuando la operación encaja dentro del concepto de donación.

Las obligaciones adicionales para quienes manejan cantidades elevadas

Además de todo lo anterior, los ciudadanos que mueven cantidades importantes también deben tener en cuenta las obligaciones generales de la normativa de prevención del fraude. No es algo exclusivo de las donaciones: se aplica a operaciones con efectivo, ingresos extraordinarios, movimientos poco habituales o transferencias internacionales.

En otras palabras, aunque la operación se haga entre familiares, el banco tiene la obligación de vigilar que el movimiento tiene sentido y, si no lo ve claro, pedir información adicional. Es un mecanismo para evitar el uso fraudulento del sistema financiero, no una persecución al ciudadano de a pie.

Lo último en Economía

Últimas noticias