Hungría enreda la política en la OPA de Talgo: vuelve la desconfianza tras la visita de Orbán a Rusia
La relación de Viktor Orbán con Vladimir Putin es de sobra conocida, pero la última de sus visitas, este mismo fin de semana, ha levantado también ampollas en España por la OPA, todavía en el aire, que pesa sobre Talgo.
Hace meses que el Gobierno no recibe a los representantes de las empresas húngaras que han lanzado la OPA sobre Talgo, y que se han quejado de ello: tanto MÁV Vagon como Magyar Vagon -accionista una de la otra- protestan por lo que entienden que es «dejadez» del Ejecutivo español «mientras busca una solución en España».
En este sentido, los propios empresarios húngaros se han mostrado abiertos a lanzar una OPA conjunta, si se entiende desde el Gobierno que es lo apropiado de cara a que se otorgue un «visto bueno», pero tampoco han recibido una respuesta. Criteria Caixa, el brazo inversor que mueve Isidro Fainé desde La Caixa, ha movido sus fichas para que esa OPA conjunta se produzca, pero hay demasiados matices.
Matices que ahora explicaremos, pero que han quedado en segundo plano tras la visita del presidente de Hungría a Rusia. Es el primer viaje agendado por Orbán tras recibir la presidencia rotativa de Europa, y lo ha realizado de la mano de distintos representantes de su Gobierno, entre ellos quienes se encargan, de fondo, de las inversiones y el desarrollo ferroviario futuro en Ucrania.
Es cierto que Orbán ya visitó en octubre Moscú, y que sus delegaciones lo han hecho en cerca de 10 ocasiones en los últimos meses, pero el gesto simólico frente a Bruselas no ha pasado inadvertido, igual que para el Ejecutivo español o par ala propia Criteria.
Vamos por partes.
Orbán y el pulso en Bruselas
Víktor Orbán ha manifestado en distintas ocasiones su disconformidad con las políticas que lleva a cabo Europa frente a Rusia en Ucrania. La posición de Hungría no tiene tanto que ver con el modo de enfrentar a Rusia como el hecho de que Orbán considera que se están invirtiendo recursos en una causa que debería cerrarse de forma diplomática «lo antes posible».
Hungría tiene un buen número de negocios con Rusia, y Orbán una excelente relación con Putin, al punto de que la visita supone un desafío evidente a Bruselas: con una orden internacional de arresto, y la consabida posición de Europa del lado de Ucrania, realizar un viaje a Moscú es una provocación en toda regla, incuso aunque antes de ir a ver a Vladimir Putin, Orbán visitó a Volódimir Zelenski.
Dentro de esta suerte de desafío -Orbán ha llegado a intentar bloquear en varias ocasiones las ayudas conjuntas de Europa a Ucrania-, la posición de Hungría tiene un punto de aprovechamiento económico. De cara a un posible acuerdo de paz, del que el propio presidente húngaro presume ser capaz de conseguir, Hungría quiere pescar en los dos lados del terreno económico. Reconstruir el lado de Ucrania de la mano de los socios europeos, y el lado que logre quedarse Rusia en esa hipotética paz de la mano de Putin.
Hungría frente a la OPA en Talgo
Precisamente en ese intercambio económico que quiere lograr Orbán, Talgo se antoja una pieza fundamental para el transporte de personas y mercancías en el país vecino.
La forma en que están fabricados, y en los que Talgo fabrica sus trenes, permiten adaptarse a los distintos anchos de vía, y esa alta adaptabilidad a los rieles es fundamental.
Desde Criteria Caixa, como venimos contando en OKDIARIO, están dispuestos a afrontar una OPA conjunta con los húngaros en la que le pidió el Ejecutivo de Sánchez que entrara. Criteria entra en Talgo y en Telefónica y a cambio consigue ‘luz verde’ para que GIP y CVC vendan su participación en Naturgy a un tercero. Así es como Criteria podría ‘limpiar’ el accionariado en Naturgy, y lograr tener mayor calma en el consejo y las juntas, pero de momento nada está cuajando.
Taqa se retiró por el elevado precio, y Naturgy vuelve a buscar quien se quede la participación de los citados fondos. Pero por su parte, Criteria está cumpliendo con el Ejecutivo: se posiciona con fuerza en Telefónica y está dispuesta a entrar en Talgo.
El problema de la visita de Orbán a Rusia es que llega justo tras decir desde Hungría que no hay lazos en las empresas ferroviarias con Rusia y, según apuntan fuentes diplomáticas, «la cuestión del transporte en la reconstrucción de las zonas ocupadas por Rusia en Ucrania» es algo que se ha «tratado con los empresarios rusos».
Este movimiento dificulta la operación, en tanto que el Gobierno español no quiere que Talgo termine en la zona de influencia de Putin. No se trata tanto de proteger un activo estratégico como de «no permitir que caiga del lado que Europa no está defendiendo». Desde ese prisma se entiende el malestar, y el Ejecutivo de Sánchez siga sin agendar una reunión ni dar el visto bueno a la operación en Talgo por parte de los húngaros.