Empleo

La herencia de los ERTE de Díaz: los jóvenes pierden poder adquisitivo y la temporalidad se dispara

El poder adquisitivo de los jóvenes ha caído un 11,5% y la temporalidad ya supera el 60%.

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El Gobierno priorizó la protección del empleo estable con los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por encima del empleo temporal, en el que la mayoría eran jóvenes, durante la pandemia. Ahora, como herencia de la actuación de Yolanda Díaz, la brecha económica entre jóvenes y el resto de trabajadores ha aumentado y la temporalidad de la juventud española supera el 60%.

Los mecanismos de protección social implementados durante la pandemia del coronavirus para proteger a los trabajadores, como los ERTE, las prestaciones y los subsidios por desempleo, protegieron más a quienes tenían empleos estables que a quienes tenían un contrato temporal, que eran en su mayoría jóvenes. Así lo ha afirmado el último estudio publicado por Fedea: «Protección Laboral en un Mercado Dual: Lecciones de una Pandemia»

De esta manera, el grupo que resultó más desprotegido en la crisis económica derivada de la pandemia fue, sin lugar a dudas, el de los jóvenes. Fedea evidencia que los trabajadores de entre 16 y 34 años sufrieron «doble penalización». Puesto que, por un lado, «fueron los más afectados por la destrucción de empleo» y, simultáneamente, «los que menos protección recibieron» por parte del Gobierno.

Ahora, a causa de la desprotección que sufrieron los jóvenes que trabajaban en la pandemia de 2020, la mayoría no han podido avanzar en el mercado laboral, su poder adquisitivo se ha desplomado más de un 11% y 1 de cada 6 jóvenes tiene un contrato temporal con condiciones precarias.

El estudio señala que sólo el 37% de los menores de 20 años logró mantener su empleo, frente al 77% de los trabajadores mayores de 50 años. Igualmente, entre aquellos que perdieron su empleo, apenas un 51% de los jóvenes menores de 20 años recibió algún tipo de cobertura, en contraste con más del 93% de los mayores de 50 años.

En el momento más complicado de la crisis (entre el último trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2020), los jóvenes representaron más del 50% de los empleos destruidos, a pesar de que sólo constituían el 26% de la población trabajadora.

Por otra parte, su tasa de protección por ERTE fue significativamente inferior. Fedea asegura que, mientras los trabajadores de 35 a 49 años alcanzaron una tasa del 75,5%, y los de 50 a 65 años un 74,6%, los jóvenes de 16 a 34 años se situaron en el 65,5%, y el grupo más joven (16–19 años) apenas superó el 43%.

Tampoco compensaron esta desprotección con otros mecanismos: la tasa de cobertura fuera de los ERTEs (prestaciones, subsidios o pensión) fue del 13,4% para los menores de 20 años y del 35,8% para los de 20 a 24, cifras muy alejadas del 73,4% alcanzado por los trabajadores de 50 a 65 años.

Así, incluso cuando se considera la tasa de protección total combinada, los menores de 20 años se sitúan en tan solo un 51,1%, frente a más del 93% de cobertura entre los trabajadores mayores.

El empleo de los jóvenes

Esta desprotección responde a características estructurales del mercado laboral de nuestro país que afectan concretamente a la juventud que trabaja. Además, el informe demuestra que «los contratos temporales no sólo ofrecen una menor probabilidad de ser protegidos por un ERTE (con tasas de cobertura inferiores al 40 %), sino que además conlleva un mayor riesgo de finalización automática sin derecho a indemnización».

En este sentido, los jóvenes presentan trayectorias laborales más cortas y fragmentadas, lo que limita su acceso a prestaciones contributivas por desempleo y los sitúa con mayor frecuencia en situaciones de desprotección. Finalmente, su mayor concentración en sectores especialmente afectados por la crisis del coronavirus, como la hostelería y el comercio, empeoró aún más su exposición al shock.

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