España, Italia y Grecia: de amenaza para el euro a salvaguarda de la crisis de aranceles

Si pasó el martes por el Banco de España, seguramente se sorprendió al ver numerosas colas de gente aguardando para comprar Letras del Tesoro en una subasta de 2.480 millones en deuda a corto plazo. Este optimismo, amplificado durante una tarde estival cualquiera en la madrileña calle Alcalá, ha ejemplificado el nuevo hambre que existe por los mercados de deuda del sur de Europa.
Aquellas economías que llegaron a protagonizar la crisis de deuda de la eurozona entre los años de 2009 y 2016 ahora resurgen como los principales ganadores en medio de un año marcado por el recrudecimiento de temores en los mercados de deuda globales. En este sentido, los países del sur, conjuntamente llamadas bajo el acrónimo peyorativo de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) a la altura de la crisis fiscal, han vuelto con una venganza.
Y es que la compraventa de deuda pública a diez años en Italia, Grecia y España ha observado un repunte mientras que los bonos en los mercados de preferencia como Estados Unidos (que recibió el último navajazo a su rating crediticio de AAA) o Alemania se han deteriorado. En Estados Unidos, la segunda vuelta de Donald Trump al frente de la Casa Blanca ha empezado a poner en cuestión la solidez de los bonos del Tesoro, considerado un activo refugio. Esto se produjo en un asalto de los llamados bond vigilantes (inversores que se desprenden de deuda pública como protesta de políticas fiscales) tras la declaración de la guerra comercial internacional. Washington ha logrado sostener este temor con su propuesta de ley que propone mayor gasto y recortes masivos fiscales.
Florian Spaete, estratega senior de renta fija de Generali AM, contempla que la emisión de deuda pública en la Eurozona se disparará este año gracias al auge de la demanda. “Para todo el año, esperamos una emisión neta de 490 millones de euros, unos 50.000 millones más que a finales de 2024”. Allá por 2008, en el punto álgido de la crisis, alcanzar este nivel de apetito era pura fantasía. El rally (es decir, una oleada de compras) de los bonos de estos tres países ha ganado fuelle a raíz de la nueva prudencia fiscal que ejercen las economías del sur.
El aflojamiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo (BCE) ha animado a los inversores particulares en España a invertir sus ganancias en las letras de Tesoro y a extranjeros a invertir en bonos a 10 años en Italia o incluso en Grecia, país caracterizado no sólo por sus playas bucólicos, sino también por la crisis económica duradera que vivió hace unos años. Así las cosas, que los extranjeros con inversiones en la deuda italiana alcanzó máximos jamás vistos este año, con más de 800.000 millones de euros invertidos en la deuda pública, según indican datos del Banco de Italia. Roberto Gilhooly, economista sénior de mercados emergentes de Aberdeen Investments, pronostica que «prevemos una relajación continua de la política fiscal en Europa».