Donald Trump va a cambiar la Coca-Cola y ya no hay marcha atrás: el giro que está a punto de llegar


Coca-Cola, una de las marcas más emblemáticas del mundo, se prepara para introducir una variante inédita de su bebida estrella en Estados Unidos. El cambio, que consiste en reemplazar el habitual jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña 100% estadounidense, ha sido anunciado oficialmente por la compañía de Atlanta como parte de su estrategia de innovación. Lo que ha llamado aún más la atención es que esta decisión llega apenas días después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hiciera público su deseo de que Coca-Cola adoptara este edulcorante más «natural». Y, sorprendentemente, la empresa no ha tardado en dar el paso.
Este movimiento no sólo representa una transformación importante en una fórmula que ha permanecido prácticamente inalterada en Estados Unidos durante décadas, sino que también ha desatado un debate entre consumidores, analistas del mercado y observadores políticos. ¿Responde Coca-Cola a una exigencia presidencial o a una demanda de los consumidores? ¿Podrá ésta nueva versión competir con la clásica? ¿Y cómo afectará esta decisión en su posicionamiento comercial frente a sus competidores y ante el electorado estadounidense?
La influencia de Trump en Coca-Cola
La nueva variante de Coca-Cola elaborada con azúcar de caña será lanzada en otoño de 2025 exclusivamente en el mercado estadounidense, donde tradicionalmente se utiliza jarabe de maíz como endulzante. Este ingrediente, introducido en la industria alimentaria estadounidense desde los años 70, ha sido objeto de polémica por su supuesta vinculación con problemas de salud como la obesidad y la diabetes. En contraste, el azúcar de caña ha sido el endulzante de referencia en la versión que Coca-Cola comercializa en países como México, España o Argentina.
La decisión, explican desde la empresa, forma parte de un proceso continuo de diversificación dentro de su gama de productos. «Queremos ofrecer más opciones que se adapten a las preferencias cambiantes del consumidor», declaró un portavoz de Coca-Cola. Lo cierto es que, aunque el cambio ha sido anunciado como una estrategia de innovación, ha coincidido con una intervención directa del presidente Donald Trump, quien publicó en TruthSocial que había hablado con Coca-Cola y que la empresa había aceptado su sugerencia.
La relación entre Donald Trump y Coca-Cola no es nueva. Durante su presidencia, el magnate republicano fue fotografiado en numerosas ocasiones con una botella cerca, y en más de una entrevista aseguró que era una de sus bebidas favoritas. Sin embargo, en los últimos tiempos, había criticado abiertamente el uso de jarabe de maíz en la versión estadounidense, tildándolo de poco saludable y anticuado.
«Les dije que quiero ver azúcar de caña REAL en la Coca-Cola que bebemos aquí en casa, no jarabe», escribió en su red social. Pocos días después, Coca-Cola hizo público el anuncio que muchos interpretan como una respuesta directa al mandatario. Aunque la compañía no ha mencionado explícitamente la intervención de Trump, sí ha agradecido públicamente el «entusiasmo del presidente por nuestra marca».
El cambio ha provocado reacciones encontradas. Algunos consumidores lo celebran como una victoria simbólica frente a los edulcorantes artificiales. Mientras, otros lo ven como un guiño político que puede comprometer la independencia de una compañía multinacional frente al poder gubernamental.
Una estrategia de marketing
Desde el punto de vista comercial, la decisión de diversificar la receta puede tener múltiples lecturas. En primer lugar, permite a Coca-Cola posicionarse como una marca que escucha a sus consumidores y que apuesta por la calidad de sus ingredientes. En segundo lugar, le permite competir de forma más directa con marcas artesanales y productos premium que destacan por utilizar azúcar de caña.
No es la primera vez que la compañía apuesta por una estrategia de innovación basada en la nostalgia o en ingredientes «naturales». En 2009, lanzó Coca-Cola Life, una versión con stevia y azúcar, que fue retirada del mercado tras no alcanzar los objetivos de ventas. Ahora, sin embargo, el contexto es diferente: existe una mayor concienciación sobre el origen de los ingredientes, y la demanda por productos naturales ha crecido de forma notable.
Sin embargo, no todos los expertos lo ven como una apuesta ganadora. Cambiar la fórmula, aunque sea de forma parcial, puede implicar riesgos en la percepción del consumidor habitual, que es extremadamente sensible a las alteraciones de sabor, incluso las más sutiles.
¿Una nueva receta permanente o una edición limitada?
Coca-Cola no ha confirmado si esta versión con azúcar de caña reemplazará a la receta original o si coexistirá como una edición limitada o una línea paralela, al estilo de Coca-Cola Zero o Coca-Cola Cherry. Por el momento, sólo se ha anunciado que la nueva bebida estará disponible en otoño en Estados Unidos.
La noticia ha tenido un impacto inmediato en la bolsa. Tras el anuncio, las acciones de The Coca-Cola Company experimentaron una ligera subida, y los analistas comenzaron a revisar al alza las previsiones de la compañía. Algunos expertos señalan que esta estrategia puede ser un impulso clave en la campaña de ventas de fin de año, especialmente si el producto es percibido como un regalo o una edición especial.