Las diferencias entre socios del PSOE sobre el apoyo a la reforma laboral pone en peligro su convalidación

A 72 horas de la convalidación de la reforma laboral en el Congreso, Podemos veta a Ciudadanos y el PSOE rechaza a ERC y Bildu

Gobierno CGPJ
Ione Belarra y Pedro Sánchez.
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Los números no salen. A 72 horas para la convalidación, o no, de la reforma laboral en el Congreso de los Diputados, la coalición de gobierno formada por el PSOE y Podemos pasa por una de aquellas «horas delicadas». Las exigencias de máximos de sus socios habituales, ERC y Bildu, y los vetos de Unidas Podemos a Ciudadanos hacen prácticamente inviable cualquier suma.

La derogación de la norma del 2012, que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy, -aunque con condicionantes-, era la promesa estrella del pacto de coalición en materia laboral. Los socialistas incluso llegaron a estampar su sello junto al de EH Bildu aceptando una derogación integra a cambio del apoyo de los abertzale al estado de alarma. Se sienten engañaos.

Una vez superado lo que parecía lo más difícil, acordar con los sindicatos y la patronal los términos de la reforma, el resultado final no fue del agrado de los partidos progresistas y de izquierdas de las Cortes, que rápidamente saltaron a decir que se trataba de «maquillaje» e incluso acusaron a la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz de usar el marco de relaciones laborales como marca personal.

El pleno para la convalidación o no, de este real decreto, está fijado para el próximo jueves. Hasta entonces en Moncloa y los pasillos del Congreso todo serán carreras para llegar a la meta con el resultado deseado. Pedro Sánchez ha delegado en su ministro de la Presidencia. Félix Bolaños; el secretario de Estado con las Cortes, Rafael Simancas; y la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, amarrar los apoyos.

Con el presidente fuera de España, de viaje oficial en Emiratos Árabes durante la parte central de la semana, el líder socialista lo fía todo a sus hombres para no sufrir una derrota parlamentaria que dejaría muy tocada la coalición. Él se ha involucrado en la negociación, sobretodo con el PNV. Ahora espera que Bolaños, Simancas y Lastra sean capaces de cuadrar la suma del ‘plan B’ y de convencer a sus socios de Podemos de que es la única alternativa viable.

En el PSOE ya dan por perdidos a Esquerra Republicana y Bildu: «están en el no y no se van a mover, no se puede hacer nada más», subrayan fuentes del grupo parlamentario socialista. En Unidas Podemos, sin embargo, siguen empeñados en convalidar la norma laboral con sus socios separatistas catalanes y vascos. Y por eso negocian de espaldas a los socialistas, mediante la modificación de otras leyes ya existentes, concesiones a ERC y Bildu para que puedan llegar a facilitar su voto a favor y dejar fuera a Ciudadanos.

Esa dualidad de negociaciones en paralelo, en muchos casos sin poner en común lo que están hablando y prometiendo a lado y lado del arco parlamentario, a cambio del apoyo a la reforma laboral, está generando importantes fricciones en el seno del Gobierno.

Antes de la votación los ministros solo tendrán tiempo de verse las caras este martes en el Consejo de Ministros. No da tiempo para una hipotética reunión de crisis de urgencia para acercar posturas si, en estas 72 horas, alguien se sale del guión y aumenta el tono de voz. En Moncloa cruzan los dedos para que todo salga como ellos quieren.

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