Economía doméstica

¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de que un país tenga la inflación baja?

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Inflación

La alta incertidumbre que rodea la recuperación económica tras el impacto de la pandemia ha hecho que el Banco Central Europeo tenga que replantear los mecanismos e instrumentos con el fin de aumentar la inflación y dar oxigeno a los países de la eurozona. Tras las declaraciones de Christine Lagarde acerca de la adaptación de estas medidas, es necesario plantear cuales son las ventajas o inconvenientes de la inflación negativa.

El objetivo del Banco Central situaba la tasa de inflación por debajo del 2%, sin embargo el pasado mes de agosto alcanzaba el -0,2%. Ante estos datos, Lagarde ha comparecido este lunes ante la Eurocámara, donde ha afirmado que se prevé que la inflación siga siendo negativa y que el instituto emisor se está preparado para ajustar los mecanismos necesarios con el fin de asegurarse de que la inflación se mueve hacia su objetivo de modo sostenido.

La inflación negativa, tal y como se produjo en la crisis del 2008, viene precedida de una reducción del consumo de los hogares, que por las necesidades y restricciones de la pandemia han incrementado sus ahorros y por otro lado el mercado del petróleo y sus derivados- con gran peso dentro del computo de la inflación- que ha llegado a alcanzar precios negativos durante los meses de confinamiento, como consecuencia de una reducción en la movilidad y en los transportes.

Riesgos de la deflación

Según Javier Rivas, profesor de finanzas en EAE Business School, un país que se enfrente a una tasa de inflación negativa durante un largo periodo de tiempo entra en riesgo de caer en un círculo vicioso de deflación.

Esto es, la reducción en el consumo provoca una mayor caída en beneficios de las empresas, que se ven obligados a bajar más los precios y a reducir costes como la mano de obra o lo salarios, lo que, a su vez, acentuará la disminución de la demanda, ya que estas personas dejarán de consumir.

Esta problemática, derivada de una tasa de inflación negativa, se ve con mayor claridad en los productos considerados bienes duraderos, dado que al tener un precio mayor -en comparación con vienes de consumo inmediato- la demanda se resiente más ante los cambios de tendencia en el consumo, sobre todo durante los periodos de recesión.

Por tanto, y a pesar de que a simple vista una inflación negativa puede suponer una herramienta muy atractiva, su continuidad puede ser muy lesiva para la recuperación económica en el largo plazo, señala el experto.

Beneficios para los consumidores

Los esfuerzos del BCE para ajustar los instrumentos del instituto emisor para que la inflación negativa no genere un problema económico a largo plazo tienen como objetivo un beneficio -directo o indirecto- para los consumidores, con el fin de que estos modifiquen sus tendencias de consumo.

Los consumidores se benefician de esta deflación, por un lado de manera directa, ya que los bienes de consumo tienen precios más bajos, y por otro lado, de manera indirecta porque tanto los ciudadanos como las empresas se beneficias de tipos de interés muy bajos, explica Javier Rivas.

Esto se traduce en «mejores condiciones para la financiación», tanto para los particulares como para las empresas, a la hora de solicitar préstamos e hipotecas generando incentivos para la compra de productos o bienes duraderos que tienen un precio unitario mayor.

Para las empresas, este beneficio en la financiación es menor que en el caso de los particulares, ya que esta situación responde a una situación de recesión económica donde hay una clara contracción de la demanda que tiene por consecuencia una reducción en sus beneficios.

El Banco Central no cuenta con herramientas para paliar la deflación, ya que sus políticas monetarias están directamente relacionadas con el control de la inflación. Ante esta situación, en la que la tasa se ha situado en el -0,2%, el Banco Central esta llevando a cabo su programa de compra de activos, con el fin de mantener bajos los tipos de interés para, por consecuencia, mantener bajas las tasas de inflación.

En realidad, tal y como afirma el profesor Javier Rivas, la inflación no se arregla con la intervención del BCE, si no que, tras una disminución en el consumo, es el Gobierno gobierno quien debe incrementar el gasto público para estimular la demanda. En España esta intervención gubernamental es bastante difícil, dado el nivel de deuda publica que alcanza ahora mismo nuestro país.

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