La tasa aérea de Sánchez ahogará al turismo: un gravamen del 1% costará 84.000 turistas y 3.370 empleos
Pedro Sánchez anunció, dentro del plan ‘España 2050’, el establecimiento de impuestos sobre los billetes de avión según la cercanía del destino. Este hachazo fiscal para la España soñada por el presidente del Gobierno se traduce una bajada de la demanda, con la consiguiente reducción de los ingresos de las compañías aéreas, y una disminución de las llegadas turísticas, que se desvían a destinos más baratos.
Esta ‘tasa verde’ que tiene como objetivo la reducción de emisiones de CO2 apenas tendría impacto medioambiental: tan sólo se reduciría un 0,06%. Sin embargo, el impacto económico sería mucho mayor para un sector fuertemente azotado por la pandemia.
Si bien es cierto que no se ha concretado a cuanto ascenderá esta tasa, por cada 1% de impuesto sobre el billete se producirían unas pérdidas en el sector turístico internacional de 92 millones de euros, y un descenso de 84.000 turistas internacionales, con una destrucción de 3.370 empleos.
La patronal hostelera Exceltur considera que el nuevo gravamen a los billetes aéreos, recogidos en el Plan ‘España 2050’, es claramente desalentador para un país que no puede olvidar que más del 80% de los turistas llegan por avión, añadiendo que cualquier medida de las apuntadas podría tener un efecto devastador sobre el turismo.
Las distintas asociaciones de líneas aéreas han rechazado la imposición de la tasa al billete aéreo. Según la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) la introducción de una tasa desalentará al pasajero a volar, lo que considera que tendrá un impacto devastador sobre el turismo, principal motor de crecimiento del país y, por tanto, sobre la economía y el empleo.
Unos 25 aeropuertos europeos de 6 países -incluyendo el aeropuerto de El Prat, en España- aplican tasas relacionadas con las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) de los motores de los aviones, destinando su recaudación a medidas destinadas a disminuir este contaminante, lo que sumado a esta nueva carga impositiva mitigaría enormemente la demanda de vuelos.