BBVA asciende al directivo de Caixa Catalunya que llamaba «gusanos» a los empleados que no vendían preferentes
Apretar las tuercas a los trabajadores de Caixa Catalunya para que vendieran preferentes y deuda subordinada a los clientes, incluyendo a familiares y amigos, tiene premio. José María Sanz Santamaría era el director de zona de las provincias de Almería, Granada y Jaén en 2008, cuando la entidad financiera todavía no había sido rescatada por el Estado. En correos electrónicos enviados por este directivo a los responsables de oficinas se llegaba a humillar a aquellos empleados que no lograban los objetivos, llamándoles “gusanos”, tal como informó Okdiario.
Lejos de ser recriminado por este tipo de actuación, Sanz ha sido posteriormente director territorial de Lérida de la entidad financiera en 2010, cuando empezó la reestructuración del sector y el Gobierno rescató a la caja a través del FROB. Recientemente ha sido ascendido, tal como expone públicamente en la red social profesional Linkedin. Tras la adquisición de Caixa Catalunya por BBVA, Sanz es ahora “director de centro comercial bancario de Barcelona Central” desde mayo de 2015.
Este directivo no sólo presionaba a los empleados para que vendieran a inversores conservadores productos de alto riesgo, como son las preferentes y la deuda subordinada, sino que también apuntaba que estos activos eran “la caña de España”, según la documentación que obra en poder de este periódico. Todos los meses se encargaba de mandar a los directores de oficina correos en los que pedía a los empleados que iniciaran una venta masiva de estos productos.
“¿Quién llama a todos los carterizados que ya tienen dinero con nosotros? ¿quién llama a las empresas y a sus directivos? ¿Quién llama al ayuntamiento? ¿quién vuelve a visitar al comercio de la esquina que se resiste? ¿Y quién al farmacéutico? Preparáis un argumentario que tiene que ser de dos líneas: Juan te llamo para que luego no te enfades cuando te enteres de lo que hemos tenido, porque está volando y no se si te puedo reservar algo”, dice en una de estas comunicaciones.
«No podemos tener vendedorcillos»
En otro de los correos, el entonces responsable de zona amenaza con dar “un toque de atención” si no se logran inversiones en deuda subordinada de 250.000 euros diarios. “Este no es el camino, no podemos tener vendedorcillos, debemos tener profesionales que cierren operaciones”, indicaba en otro comunicado
La documentación interna de Caixa Catalunya establecía un protocolo en el que se indicaba que había que vender estos productos como si fueran inversiones rentables y seguras. En ningún momento se explicó a los contratantes que son un producto complejo, que tiene liquidez limitada y que existe la posibilidad de registrar perdidas notables de hasta el 100% de lo invertido.
La garantía que ponían los comerciales de la entidad para venderlas era el propio negocio de la caja, que posteriormente tuvo que ser rescatada con 12.600 millones de euros, lo que en términos relativos (atendiendo al volumen de activos) supone un desembolso mayor que en el caso de Bankia.