El año de la OPA fallida y del asalto del Gobierno a las empresas

Jueves 16 de octubre de 2025. 20:30 horas. El grupo italiano Lacuna Coil toca en la sala La Riviera de Madrid. La CNMV comunica por sorpresa -lo había anunciado para el día siguiente- el resultado de la OPA del BBVA sobre el Sabadell. Euforia en Sant Cugat. Cabreo monumental en La Vela. Incredulidad en ambas sedes: «Se han quedado en el 25%». «Entonces, ¿no hay segunda OPA?». «No, para eso había que llegar al 30%. Todo ha terminado. La OPA ha fracasado».
Todo el mundo en ambos bancos esperaba que se rebasara ese umbral, lo que pondría en un brete al BBVA y a la CNMV, que debía autorizar el precio de una segunda oferta bajo una presión máxima del presidente del banco, Carlos Torres, para que no fuera superior al de la primera. Pero pasó ese cáliz de Carlos San Basilio.

La estrategia de Torres, plagada de errores y mentiras, como les hemos contado aquí detalladamente, salió todavía peor que en las previsiones más negativas. Ya saben, un precio demasiado bajo y en acciones, ir por la vía hostil, menospreciar la influencia de la política, la obligación de pagar impuestos para los que acudieran o tratar a los accionistas del Sabadell como si fueran tontos. Subir el precio poco y a última hora no fue suficiente y abrir la puerta a la segunda OPA le sentenció: muchos inversores no acudieron a la primera porque era mucho mejor la segunda, lo que hizo fracasar toda la operación.
Torres se negó a dimitir tras el batacazo como buen español y se ha atrincherado en un perfil bajo (y con una lluvia de dividendos y recompras de acciones) sin hacer ruido a la espera de que escampe. Tendrá que pasar un mal trago en la junta de accionistas, pero lo cierto es que en el consejo nadie ha pedido su cabeza. Eso sí, sigue sin solucionar la excesiva dependencia del BBVA de los mercados emergentes que no gusta nada al BCE.
Adiós a Pallete
Si lo de la OPA fue inesperado, la salida de José María Álvarez-Pallete de Telefónica estaba cantada una vez que la SEPI compró el 10% para empatar con la saudí STC. Ahora bien, las formas no pudieron ser peores y demostraron a las claras cómo las gasta este Gobierno: en Moncloa (no en la sede de Telefónica), sin convocar un consejo, despedido por un propio como es Manuel de la Rocha (ni siquiera un ministro, ni mucho menos Sánchez) y sin anunciárselo a Isisdro Fainé, el presidente del principal accionista histórico, La Caixa.

Con Pallete fuera, el Gobierno echó mano del empresario afín con una carrera más exitosa: Marc Murtra, procedente de Indra. Y en estos meses, ha intentado dar la vuelta a Telefónica como un calcetín. Es verdad que heredaba una compañía con grandes problemas de rentabilidad y financieros, y no le quedaba otra que tomar medidas traumáticas como el recorte del dividendo y el ERE que finalmente ha sido bastante light. De momento, ha salvado a los accionistas de una ampliación de capital; veremos si puede seguir aguantando.
Ha renovado a toda la primera línea del equipo de Pallete para poner gente de su confianza, ha sacado del consejo al hombre de Zapatero, Javier de Paz (patada lateral hacia Movistar Plus y otras competencias) y, lo más importante, ha puesto en venta todas las filiales latinoamericanas salvo Brasil (la única rentable) y Venezuela (que no hay quien la compre). Su intención es centrarse en Europa y acometer operaciones corporativas, para lo cual necesita que la Comisión Europea le deje… algo que ya pidió Pallete por activa y por pasiva. ¿Lo conseguirá en 2026?
Indra y Escribano
El asalto del Gobierno a las empresas continuó con el nombramiento de Ángel Escribano como sustituto de Murtra en la presidencia de Indra. Escribano había entrado en el capital para apoyar a Moncloa en su guerra contra el otro accionista de referencia, el fondo Amber de Joseph Oughourlian, y como premio se llevó la presidencia. Y no sólo eso, sino que puso en marcha la fusión de su empresa familiar con Indra, una operación con un evidente conflicto de interés y con una valoración cuestionable.

Ahora bien, el nuevo maná para el sector de defensa impuesto por Donald Trump a los miembros de la OTAN ha disparado la cotización de Indra, que es el mejor valor del Ibex en 2025 con un subidón del 185%. Y eso ha atemperado las posibles críticas y la oposición a la operación, en la que se ha quedado sola SAPA (quien probablemente venderá su participación a Rheinmetall como les contamos en OKDIARIO). Es decir, saldrá adelante sin problemas. Eso sí, Escribano quiere blindarse ante un eventual cambio de Gobierno con la dilución del peso de la SEPI por debajo de la de los accionistas privados.
La chapuza de Talgo
El caso de Talgo es otra muestra clara de cómo actúa este Gobierno: sólo pretende controlar empresas y le dan igual sus accionistas minoritarios. Aquí, además, está intentando arreglar con una chapuza sus propios errores: vetar la OPA de la húngara Ganz-Mavag a 5 euros y la que pretendía lanzar al mismo precio la polaca Pesa. Como su argumento es que eran extranjeras y públicas (en parte), tenía que buscar inversores nacionales para garantizar la «españolidad». El único que tenía capacidad era Criteria (La Caixa), pero después de lo de Telefónica y algún que otro lío, se negó.
Así que el Ejecutivo, de la mano del PNV -para el que Talgo es un casus belli-, montó un consorcio pastiche con una siderúrgica (Sidenor) que no tiene ninguna sinergia como socio industrial, un fondo público y las antiguas cajas de ahorros. Y como seguía sin ser suficiente, la SEPI ha entrdo de nuevo en acción con un 8% del capital. La CNMV tendrá que admitir que eso no es su concertación (se pasan del 30% y deberían lanzar una OPA por el 100%) y Bruselas, que no es ayuda de Estado. Sánchez está convencido de que así será, pero no está nada claro que Talgo vaya a salir de su grave crisis con esta solución.
Duro Felguera
Nos queda Duro Felguera. Otra empresa a la que se rescató con 120 millones en pandemia incumpliendo las normas del fondo de la SEPI, como Plus Ultra (y también con conexiones socialistas y venezolanas, ay, Delcy), que está en quiebra y que ha diseñado varios planes para salvarse que no han salido adelante. Ahora ha conseguido que un juzgado admita el último, aunque ha sido impugnado. Pero necesita no pagar a Argelia los 413 millones que le reclama y que la SEPI le alargue el vencimiento de los préstamos y le baje los intereses, cosa a la que Bruselas se opone.

Salvo que las cosas cambien mucho de forma sorprendente, y más con la SEPI en el ojo del huracán judicial con la detención de su expresidente -lo que ha creado pánico a tomar decisiones que puedan acabar también en los tribunales-, 2026 puede ser el año en que Duro Felguera acabe en concurso, lo que sería un drama para Asturias.
Feliz año nuevo a todos, a pesar del Gobierno.