Más millones y menos cojones
Ha sido un ciclo glorioso para el Real Madrid, con cuatro Champions en cinco años y ocho semifinales consecutivas en la última década, pero se ha terminado. Es la hora de remangarse, de reconstruir el equipo, de comenzar una nueva superproducción y de hacer el verano que viene lo que habría que hacer en tres. Es la hora de gastar, algo que el club blanco no hace de verdad desde hace mucho tiempo
Zidane lo sabía. Lo vino venir antes que nadie o al menos al mismo tiempo que muchos. «El equipo necesita seguir ganando y para eso hacen falta cambios. No veo tan claro como yo quiero que volvamos a ganar». Lo dijo Zizou el puñetero 31 de mayo, que no había ni empezado el verano. En el Real Madrid nadie le hizo caso. Era un aviso claro, conciso, concreto y directo del FIN DE CICLO.
Todo se hizo mal en el Real Madrid desde entonces. Se intentó fichar a Neymar. Agua. Se intentó fichar a Mbappé. Agua. Se intentó fichar a Harry Kane. Agua. Se intentó fichar a Hazard, con pocas ganas, es cierto, pero se intentó. Agua. SE FUE CRISTIANO Y VINO LOPETEGUI. Pues eso. El equipo se construyó mal y la advertencia de Zidane cayó en saco roto.
Todo el mundo en el Bernabéu sacaba lustre a las tres Champions consecutivas, pero nadie brindaba por la Decimocuarta. O nadie ponía los cimientos para conquistarla. Ahora, perdida la Supercopa de Europa, la Liga y la Copa y con la flauta de la Champions por volver a sonar, al Real Madrid y al madridismo le embarga una insoportable sensación de impotencia, de desilusión, de desesperanza, de FIN DE CICLO.
¿Puede este Real Madrid ganar la Champions? Por poder, puede, pero hoy parece improbable, por no decir casi imposible. ¿Y si la gana? Pues si la gana, habría que hacer lo mismo el próximo verano. Lo que decía Cuba Gooding Jr en Jerry Maguire: «Enséñame la pasta». Es el momento de poner más millones y menos cojones.
El Real Madrid necesita una reconstrucción y para eso no vale con jugadores que corran mucho o que sientan mucho el escudo o que le echen muchos huevos. Hacen falta JUGADORES CON TALENTO. Hacen falta cracks. Y esos, como en su día ocurrió con Cristiano Ronaldo, valen pasta. Hoy valen mucha pasta. Así que el lema es claro: menos cojones y más millones.