Punto de locura en el Pizjuán

El Atlético de Madrid no pasó del 1-1 en el Sánchez Pizjuán en un choque en el que los del Cholo Simeone mostraron sus dos caras. El Mudo Vázquez adelantó al Sevilla en una primera mitad para olvidar de los colchoneros, pero Morata, una vez más, salvó un punto en un partido loco.

Estaba la tarde para el triunfo colchonero después de la dura derrota del Barcelona frente al Levante, pero tuvieron que conformarse con un empate, que tras la primera mitad parecía bueno, pero que viendo el segundo acto claramente era insuficiente. El VAR y Diego Costa, que erró un penalti, dejaron al Atlético sin el liderato provisional.

Para este clásico del fútbol español, conocido por la fuerte intensidad con la que ambos conjuntos se enfrentan, el Cholo eligió a los mejores que tenía a su disposición y que mejor versión ofreció en el último partido ante el Alavés. Esto significa que Morata y Correa formaban la dupla de ataque, sin un Diego Costa que no termina de arrancar. Más de un año y medio esperando por él. Por detrás, Thomas al cuadrado, o lo que es lo mismo, Partey y Lemar, junto a Koke y Saúl. Felipe, Hermoso, Trippier y Lodi completaban la zaga y, por si había dudas, aclaro que el portero era Oblak.

El partido arrancó como mayo, una temperatura estable y llegó al término de la primera mitad como las olas de calor que azotan nuestro país en agosto. El inicio fue tranquilo, impropio de un choque entre Sevilla y Atlético de Madrid. Los colchoneros tuvieron las primeras oportunidades, si es que se puede llamar así. Koke de rechace, Correa con un cabezazo más desviado que el tabique de Poli Díaz y un disparo lejano de Felipe que acabó en el Benito Villamarín.

Mientras, el Sevilla era el que se sentía cómodo con el balón en los pies. Sobre todo cuando pasaba por Óliver Torres, construía el juego de los hispalenses como nadie. El canterano del Atlético, que casualmente era la primera vez que medía a los colchoneros, veía pases donde nadie imaginaba, además de realizar unos cambios de orientación de rechupete. Y por delante, Lucas Ocampos, que traía de cabeza a la zaga rojiblanca, teniendo que salir siempre a taparle. En defensa, Jesús Navas, en su segunda juventud, era un puñal y Diego Carlos, infranqueable.

El Atlético se queda ‘Mudo’

En cuanto al juego del Atlético, los del Cholo Simeone no encontraban triangulaciones ni nada. Empeñados en atacar por la derecha, Trippier, en zona de tres cuartos, siempre se quedaba sin apoyos. Por ahí rondaba Thomas Lemar, que más que construir, destruía el juego de los suyos. Muy flojo el francés mientras delante tenía a un brillante Óliver Torres que a sus espaldas hubiera tenido ’70 kilos menos’.

A la media hora llegó el mazazo para los colchoneros. Una falta de Lodi sobre Navas, en la que el brasileño se llevó la amarilla y comenzó la barra libre de cartulinas. Banega, otro ex del Atleti, colgó la falta al área, donde el Mudo Vázquez, libre de marca, cabeceó al fondo de la red. Pudo hacer más Oblak, que esta vez no pudo obrar el milagro, aunque en el caso de haber despejado el cuero la parada no hubiera sido catalogada como una obra divina.

Tras el descanso, Thomas Lemar no volvió al campo. Entraba Diego Costa en su lugar, a la misma vez que Santiago Arias sustituía a Trippier. Dos minutos le valieron al colombiano para demostrar su capacidad de llegar a línea de fondo. De sus pies nació la mejor ocasión del Atlético, pero su centro atrás no encontró a ningún compañero que rematase a puerta. Los del Cholo despertaron, como también sucedió ante el Alavés tras una primera mitad horrorosa. En cinco minutos del segundo acto ya habían sacado tres córners.

Segundas partes siempre fueron buenas

Rozó el gol Ángel Correa tras una jugada individual de Thomas en la que cruzó el campo sin adversario que pudiera frenarle, y eso que lo intentaron. Y el tanto lo logró Diego Costa, pero el VAR, que en el Levante – Barcelona se comió un fuera de juego favorable a los culés, no lo hizo en el Sánchez Pizjuán. El hispanobrasileño remató un centro perfecto de Correa, pero el argentino estaba en posición antirreglamentaria cuando recibió el balón.

El Atlético se comenzaba a gustar en busca del empate y Lopetegui, superado, metió a Jordán por Óliver Torres. Instantes después, cuando el cronómetro marcaba el 60′, jugada parecida a la del gol anulado a Diego Costa, pero con diferente final y otros protagonistas. Centro picado de Arias y Álvaro Morata, el hombre gol, lo manda al fondo de la jaula. No hay Vaclik, ni VAR, ni defensa que pueda parar al ‘9’ colchonero en estos momentos.

El Sevilla volvió a reactivarse y disfrutó de una de las mejores ocasiones del partido con un remate de De Jong en un córner que se fue cerca del poste. Pero la mejor, sin duda, un penalti que marró Diego Costa. Koke fue derribado en la frontal del área y González González había marcado falta, pero el VAR mandó el balón al punto de cal y, ahí, lo dicho, el de Lagarto ejecuta la pena máxima y Vaclik vuela para despejar el balón con sus puños y repeler con los pies el rechace que recogió Koke.

El VAR imparte ‘justicia’

Restaban quince minutos de partido y Lopetegui metía gol introduciendo a Chicharito en lugar de De Jong. También abandonó el campo Lodi, ocupando Saúl su puesto y Héctor Herrera el del ilicitano. Vitolo, siempre bien recibido en el Sánchez Pizjuán, nótese la ironía, se quedaba sin minutos en una recta final de choque en el que el liderato provisional estaba en juego.

Los últimos minutos fueron de ida y vuelta… y de infarto. Morata estuvo a punto de anotar pero Kounde se interpuso en el disparo, tocando el balón con la mano y, por si fuera poco, mete el balón entre sus piernas sobre la línea, reteniéndolo, cosa que en el reglamento está tipificado como falta, y se monta el barullo, terminando la jugada en falta a favor del Sevilla. El VAR, al no tratarse de un penalti sino de un libre indirecto, no entra. Cosas del mecanismo que busca la justicia en el fútbol. Y sin tiempo para más, pitido final.