La crónica de un día sin coches en pista

El perro de Hamilton, pichichi Raikkonen y el factor Carlos Sainz

El perro de Hamilton, pichichi Raikkonen y el factor Carlos Sainz
Pichichi Raikkonen

El día no fue claro, ni salió solo, que cantaría Willy Bárcenas en sus Sirenas, le costó ir encontrando color a una Barcelona desquiciada en el cielo: igual castigaba el sol, como que caía un chaparrón sobre el asfalto desnudo de Montmeló. Era el inicio de un apasionante fin de semana de ruido de motores, aunque el jaleo inicial iba a llegar desde la rueda de prensa. Fernando Alonso y Vettel se liaban con su futuro… y Lewis Hamilton llevaba a un invitado de más: su perro Roscoe.

Era una mañana de perros, hasta que el bien por fin se impuso al mal: el sol dominaba, como el calor en la sala de prensa. La dinámica fue sufriendo una metamorfosis en detalles únicos: Alonso bromeando con Vettel en la sala de prensa tras el jugueteo de futuros, piropos varios a Carlos Sainz, el nuevo morro de Mercedes, y un pit lane abarrotado para que el público se encontrara con sus ídolos.

Jornada de entrevistas, de jefes de prensa trabajando sus gemelos en el paddock, siempre de un lado a otro, de eventos varios y de reencuentros entre todos. Relaciones de amistad que renacen cada dos semanas: entre pilotos, mecánicos, ingenieros, periodistas… Todo son abrazos el jueves, veremos el domingo.

El final fue cosa del Santander, Ferrari y LaLiga. Un evento que combinaba todo lo mejor: fútbol, karts y concurso de preguntas. Vettel con Morientes, Senna con Marc Gené y Karembeu con el pichichi Kimi Raikkonen. Fueron el equipo vencedor, con un Kimi que no sólo es rápido en pista, también lo es en la cancha. Se infló a meter goles en modo street: vaqueros y bambas. No necesita más.

La noche se fue cerrando entre cánticos flamencos: en Mercedes se ponían folclóricos. Carlos Sainz atendía a periodistas y afición con una sonrisa imborrable hasta las últimas luces de Montmeló. Un respeto que aumenta y gana cada día no sólo con talento, sino con humildad. En el debate de los valores, Sainz no ofrece dudas: nadie los representa como él. Su padre le hizo de escudero… aunque se le veía rondar mucho por McLaren-Honda. Allí estaba Fernando, que caminaba tranquilo por el paddock. Un respiro para un día de pocos sonidos… pero poderosos. El viernes toca gasolina y, Dios quiera, mejoras (que funcionen) en el MCL32.

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