Nadal es eterno: acaba con Djokovic y conquista en Roma su primer título del año
280 días después, Rafael Nadal vuelve a conquistar un título ATP. El tenista español, batiéndose en duelo con sus fantasmas, con la maldición de 2019 y con el número uno del mundo, se hizo con el Masters 1000 de Roma después de derrotar a Novak Djokovic (6-0, 4-6, 6-1) en una final dominada de principio a fin por un Nadal que cometió un fallo garrafal en la segunda manga, del que se levantó para demostrar que a pesar de no alcanzar su mayor nivel de confianza, el gladiador ha regresado justo a tiempo para sumar su noveno título en Italia una semana antes del comienzo de Roland Garros.
La Ciudad Eterna había visto a Nadal levantar el título hasta en ocho ocasiones pero nunca, hasta este 2019, había contado con la responsabilidad de evitar el cero de Rafa a escasas dos semanas de Roland Garros. En su primera final en tierra al cuarto intento, el número dos del mundo, se iba a enfrentar a su bestia negra del circuito, Novak Djokovic, en un enfrentamiento en el que había salido derrotado hasta 28 veces.
La intensidad era obligatoria para tratar de cansar desde el inicio a un Djokovic que venía de dos encuentros durísimos en cuartos y semifinales, y Rafa fue un terremoto en el Foro Itálico desde la primera pelota. Dominando en todo momento con su derecha y aprovechando el error táctico de Nole, reiterativo y hierático en las dejadas, el manacorense sumó tres juegos de inicio con dos roturas que le dejaban la primera manga, casi sin darse cuenta, muy cerca de sus manos.
Mentalmente Rafa recordaba al de sus mejores días, aquel capaz de anular y nublar a cualquier rival aunque este tenga un palmarés histórico y la condición de actual número uno. Djokovic estaba perdido en la arcilla romana, le fallaban las piernas, los golpes, la estrategia… Esta no iba a ser una batalla de poder a poder y es que el mejor punto del partido de Nole acabó en el bolsillo de Rafael, al igual que el primer set, con un espectacular rosco, un 6-0 que no se había visto en los 53 encuentros previos entre ambos.
Igualdad después del rosco
A Djokovic le tocaba ponerse las pilas si no quería verse arrasado literalmente por un Nadal desatado y con el saque como gran arma, sumó su primer juego del partido para abrir la segunda manga. No todo estaba perdido para el serbio, que a pesar de resistir no daba con la tecla para imponer su tenis en el choque. Los juegos fueron sumándose de uno en uno en el casillero del sacador hasta el 3-3, en el que Rafa aceleró para ponerse 0-40 y dejar el encuentro pendido de un hilo que se rompería al mínimo fallo de Djokovic.
La determinación que había acompañado a Rafa durante el encuentro y, por extenderse, también en la semana al completo en Roma, no hizo acto de presencia para dar la estacada definitiva al partido. Djokovic, hasta ese momento perdido entre dejadas y remates fallidos, encontraba la salida al laberinto de nuevo con el servicio como medio y sobrevivía para alargar la final en el Foro Itálico.
Con Nadal escaso de fortaleza mental en momentos complicados después de los duros golpes en Montecarlo, Barcelona y Madrid, perdonar no parecía la mejor opción a pesar de la superioridad tenística manifiesta del balear. El fallo iba a llegar en el momento más inoportuno, haciendo coincidir una bajada inesperada de nivel de Rafa, víctima del vértigo y las ocasiones perdidas, y el repunte de un Djokovic que se apuntaba la segunda manga para delirio del público. El set decisivo dictaminaría el ganador en Roma.
Rafa cierra el círculo
Nole había convertido en inerte el rosco inicial del partido y se asomaba como mínimo favorito por inercia en un tercer set que, eso sí, debía confirmar sus sensaciones físicas y tenísticas para competir con Nadal. Las primeras no se vieron refrendadas en su primer juego de servicio, consumado con una rotura de Nadal que se colocaba 2-0 y de nuevo con el mando de un partido que debía haber finiquitado con anterioridad.
Las maratones de Nole frente a Del Potro y Schwartzmann comenzaban a pesar en el partido ante un Nadal que había abandonado la brillantez para centrarse en ser sólido y no dejar pasar la oportunidad. De nuevo sumido en las dejadas fallidas y sin las líneas en esta ocasión de su lado, el serbio cedía el saque de nuevo para dejar a Rafa una ventaja que, esta vez sí, se antojaba irremontable y definitiva para el final del número uno en Roma.
Nadal había perdonado en una ocasión, pero con su rival de nuevo postrado sobre la arcilla, no iba a volver a fallar. Con un nuevo break después de defender con creces su servicio, el manacorense lograba vencer por fin a sus fantasmas y levantar su noveno título en Roma, el primero en 2019 justo a tiempo, justo antes de Roland Garros.