Kwiatkowski abraza la victoria en un día de exhibición de Ineos y Landismo en el Tour
El Tour despidió la alta montaña con una etapa trepidante en los Alpes. No se esperaba un espectáculo en las mismas condiciones que el día previo, pero Ineos por delante y un valeroso Mikel Landa desde el pelotón animaron la batalla, hasta coronarla con un sobresaliente. Michal Kwiatkowski se proclamó vencedor al llegar abrazado de su compañero Carapaz en una exhibición brutal de Ineos y Mikel, si bien no logró más que descartar a Urán y Yates, devolvió la esperanza al Landismo en un nuevo ataque de coraje y pundonor.
Sin un kilómetro llano en todo el recorrido, el Tour volvía a descubrir un puerto de mérito extremo como el Plateau de Gileres, corto, pronunciado en sus pendientes y con un colofón de sterrato que sólo pudo mejorarse si hubiera acabado en alto. Mikel Landa, después de avanzar en la escapada a sus dos mejores gregarios, Damiano Caruso y Pello Bilbao, hizo uso de ambos con un ataque escalonado que reventó un día más el pelotón. Los favoritos dejaron el peso a Jumbo, que redujo poco a poco el tiempo, pero los kilómetros de liderazgo de Mikel vuelven a hacerle digno de mención.
Aguantaron de forma óptima López, los eslovenos, un increíble Porte, que se rehizo tras un desafortunado pinchazo en el sterrato, y Enric Mas. El mallorquín va a más y está a las puertas de entrar en el Top 5, cuyo límite marca ahora Landa. Por delante, los inalcanzables Roglic y Pogacar, sin diferencias entre ambos, Supermán y Porte, que guardarán una gran lucha por el tercer escalón del podio. Ventaja clasificatoria de López, pero Richie tiene mucho que decir como especialista contra el reloj.
En la escapada, que decidiría la victoria, los Ineos se mostraron pronto como los más fuertes. Kwiatkowski tiró del impetuoso Carapaz en su tercer día en fuga, y se llevaron con ellos a Edet, que cedió pronto, Hirschi, perjudicado por una fuerte caída, y Pello Bilbao, el último en ceder y que no opuso demasiada resistencia en favor de su labor de gregario. Las circunstancias y la superioridad dibujaron una imagen idílica, con la pareja de Ineos entrando fundidos en un abrazo, obteniendo botín tras un Tour para olvidar y con Kwiatkowski recogiendo los frutos de muchos años de trabajo en pos del equipo.