Granada se ha convertido en una final para el Atlético

El miércoles a las siete de la tarde el Atlético de Madrid hará frente a una final inesperada. Tras haber sufrido tres derrotas consecutivas, una situación inédita en los casi diez años de presencia de Simeone en el banquillo rojiblanco, el equipo está obligado a ganar en Granada el encuentro aplazado de la novena jornada si quiere irse de vacaciones navideñas en posición Champions. Perder o empatar en Los Cármenes incrementaría exponencialmente la crisis que se ha instalado en un vestuario en el que habrá movimientos en este mercado de enero, tanto de entradas como de salidas.

Un dato muy significativo pone en contexto la gravedad de la situación del Atlético en la Liga. El Barça, que ha hecho un Campeonato horroroso, está a sólo un empate de distancia y la diferencia de goles a favor y en contra con respecto al equipo rojiblanco es de sólo un tanto. Nadie podía imaginarse el descalabro de los de Simeone a estas alturas de temporada, y por eso el partido del miércoles en Granada adquiere una importancia capital.

No ganar en la capital nazarí no sólo significaría acabar el año fuera de posiciones Champions, sino que el equipo podría ser incluso superado por el FC Barcelona y perder plaza europea. Un desastre de proporciones bíblicas en un año que comenzó el Atlético presumiendo de tener la mejor plantilla de su historia, sobre todo tras el esfuerzo que supusieron los fichajes del argentino De Paul, del brasileño Cunha y, sobre todo, del francés Griezmann.

Ahora ya se da por hecho no sólo que esta plantilla está muy lejos de ser la mejor, sino que además hay que modificarla en el mercado de enero, un mes muy importante para el Atlético porque puede ganar un título (la Supercopa de España) y alcanzar las rondas finales en la Copa, una competición por la que este año se va a apostar habida cuenta del fracaso de la Liga.

Por lo menos llegará un defensa central en enero, y puede que también un centrocampista. Incluso no se descarta la contratación de un lateral, aunque ese escenario pasa por el traspaso previo de Kieran Trippier al fútbol inglés. El club ha pedido 30 millones por el internacional británico con la intención de invertir ese dinero en un zaguero contrastado. El jugador que más gustaba era el húngaro Attila Szalai, pero está muy cerca del Chelsea y no se puede competir con el caudal económico de Abramovich.

Finalmente está por ver cómo evolucionan las crisis que están abiertas con Luis Suárez y Joao Félix. El uruguayo se tomó muy mal su sustitución en Sevilla y el portugués, en su tercer año en la plantilla, sigue sin dar el paso al frente que se esperaba de él y no disfruta ni siquiera de la condición de titular. Se ha especulado con la posibilidad de que pida marcharse, pero el club ni siquiera se lo plantea, por lo menos no hasta que acabe la temporada. A partir de ahí, lo que suceda en la segunda vuelta puede marcar el futuro del menino.