Fernando Alonso se despide en Q2 en una nueva pole de Lewis Hamilton
Se quedará en las retinas de muchos; en las memorias de menos. Decía un amigo que lo peor de las despedidas, son las despedidas. Es todavía más dramático caer en el olvido deportivo: los mismos que suspiraban por tus hazañas , hoy ni siquiera te ven. Fernando Alonso dice adiós a la Fórmula 1 de la forma más agridulce posible. Sin parones en las rotativas, sin apenas un especial, sin los focos que siempre le acompañaban en la victoria. La derrota, ya saben, no tiene ningún amigo.
Pero lo volvió hacer, en uno de esos destellos de magia invisibles, en la zona donde, casi todo lo que pasa, no importa. El destino de b, inevitable, era caer en Q1. Pero allí estaba él, preparado para sacar del infierno al inoperante bólido naranja. Exprimió todo el zumo del MCL33 para colarse en la Q2. Un sitio casi insultante para él, pero que ahora ya es en una penitencia menor: decimoquinto. Antes se quedaron Vandoorne, Hartley, Gasly, Magnussen, Sirotkin y Stroll. Los de casi siempre del club de la Q1.
En la élite, como siempre, se encontraba Mercedes, con el no menos leyenda Lewis Hamilton. Fue la némesis de Fernando en sus inicios, ahora, fruto de las decisiones, disfruta de un coche siempre competitivo… aunque este año, en ocasiones, de menor rendimiento al Ferrari. Volvieron a superarles, esta vez sin jugarse nada, con facilidad suprema. Pole para Lewis Hamilton; Bottas, segundo. Completó el tridente Vettel, otro de los históricos compañeros de baile de Fernando Alonso.
Y el futuro, Carlos Sainz, apuró sus opciones en Q3 hasta que pasó por allí Max Verstappen. Una guerra dormida, que espera igualdad de condiciones, como en sus inicios en Toro Rosso. Así las cosas, el español, que la próxima temporada será de McLaren, saldrá en el puesto 11, esperando terminar en los puntos su aventura con Renault. Lo mejor en este deporte, para él, ha de estar por llegar. De momento, con tensión o sin tensión, en la Fórmula 1, casi siempre gana él: Lewis Hamilton.