FINAL CHAMPIONS 2016

Decenas de miles de madridistas reciben en la Cibeles a los héroes de La Undécima

Ramos-Cibeles
Sergio Ramos colocándole la bufanda madridista a la Cibeles (Foto: EFE)

Amanecía a la vez que comenzaba a llover sobre Madrid. Pasaban las 6:30 de la mañana, pero había que hacer un esfuerzo. Los jugadores ya estaban en la capital. Cada vez quedaba menos para que los héroes acudiesen a Cibeles, donde el madridismo esperaba eufórico.

El madridismo trasnochó feliz, unido y luciendo orgulloso sus once Copas de Europa como once soles. La última, La Undécima, llegó a la Cibeles calentita, recién horneada en San Siro después de un partido épico, que será recordado eternamente por un fútbol tremendista, a veces caótico y siempre apasionado.

Hubo que esperar a la tanda de penaltis para que el Real Madrid conquistar la Champions después de que tanto los blancos como el Atlético hicieran un esfuerzo titánico sobre el césped de San Siro. Pero La Undécima llegó y lo hizo en Milán y, entrada ya la madrugada, partió en avión rumbo a Madrid.

Aterrizó en Barajas, custodiada por sus héroes, los mismos a los que el madridismo aguardaba al pie de la Cibeles, custodiando la sagrada fuente, protegiéndola como no hizo Carmena antes de la final de la Copa. Nacho y Pepe se encargaron de subirla al bus.

De ahí, al Bernabéu. Allí esperaba un autocar descapotable que llevaba directo a visitar a la diosa. En Cibeles un cántico destacaba por encima de todos: «¡Cómo no te voy a querer si fuiste campeón de Europa por Undécima vez!».

Pasadas las 7:30 de la mañana, en la Cibeles, la alegría se desbordó al ver en vivo y en directo a los héroes de la Undécima, que saludaron al madridismo, cansados y felices a partes iguales. Sergio Ramos estrenó brazalete con destreza y le puso a la diosa del Real Madrid su bufanda y su bandera al cuello. Fue la apoteosis del madridismo. La Undécima.

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