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La misteriosa isla fantasma de Australia: nunca existió salvo en los mapas

Isla de Australia
Playa.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Sandy Island ha sido uno de los grandes enigmas de la geografía moderna. Situada entre Australia y Nueva Caledonia en el Mar del Coral, la supuesta isla apareció en mapas náuticos durante décadas desde su primera referencia en 1876 por un barco ballenero francés. Se describía como una isla de 25 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho. Sin embargo, en 2012, una expedición científica australiana viajó hasta su localización y se llevaron una gran sorpresa: la isla no existía. Los antiguos mapas, como el del Almirantazgo Británico de 1908, continuaron representando la isla, lo que perpetuó su presencia durante generaciones. Aunque algunos intentos previos habían señalado su inexistencia, fue la expedición del R/V Southern Surveyor la que lo confirmó oficialmente, al medir profundidades de más de 1.300 metros en la ubicación señalada.

Una de las teorías más plausibles sobre el origen de este error cartográfico sugiere que los navegantes confundieron grandes balsas de piedra pómez flotante con una isla. Estas balsas, resultado de erupciones volcánicas submarinas, pueden flotar en el mar durante años. Este error se incluyó en bases de datos y mapas digitales, como Google Maps, hasta su corrección en 2012. El caso de Sandy Island pone en evidencia que, incluso con la tecnología avanzada, los mapas no están exentos de errores. Este fenómeno ha llevado a la introducción del concepto de «isla no descubierta», un lugar que, tras investigaciones científicas, se revela como inexistente.

El misterio de la isla Sandy en Australia

Sandy Island es un enigma geográfico fascinante ubicado en el Océano Pacífico entre Australia y Nueva Caledonia. Durante décadas, esta isla aparecía en mapas, cartas náuticas y hasta en plataformas como Google Maps. Sin embargo, lo que muchos no sabían era que la isla, aunque registrada en diversas fuentes cartográficas, en realidad no existía.

Este misterio comenzó en 1876, cuando un ballenero francés avistó lo que parecía una isla arenosa cerca de Nueva Caledonia. A partir de entonces, la isla fue cartografiada y reconocida en mapas, incluidos algunos de la National Geographic Society y el Time Atlas of the World. Incluso Google Maps la mostraba como una ubicación real. Sin embargo, en 2012, un equipo de científicos de la Universidad de Sidney (Australia) emprendió una expedición para estudiar la isla, sólo para descubrir que no había nada allí, salvo un fondo marino de 1.400 metros de profundidad.

La hipótesis más aceptada sugiere que los navegantes del siglo XIX podrían haber confundido grandes formaciones de piedra pómez flotante, resultado de erupciones volcánicas submarinas, con una isla. Estas formaciones pueden flotar en el océano durante mucho tiempo, lo que habría generado el error cartográfico que perduró durante años.

El caso de esta isla en Australia no es único. A lo largo de la historia, otros lugares han sido cartografiados incorrectamente, lo que demuestra las limitaciones de los mapas, incluso en la era digital. Este fenómeno ha dado lugar al concepto de «islas fantasma», territorios que aparecen en los mapas pero que, tras una verificación científica, se revelan como inexistentes.

Sandy Island continúa siendo un misterio intrigante que nos recuerda lo poco que conocemos de nuestro planeta, especialmente de los vastos océanos que cubren más del 70% de la Tierra.

Los lugares más misteriosos del mundo

El Triángulo de las Bermudas, entre Miami, Puerto Rico y las islas Bermudas, es famoso por misteriosas desapariciones de aviones y barcos. Aunque algunas teorías sugieren causas naturales como turbulencias y gases submarinos, otras apuntan a fenómenos sobrenaturales. El caso más famoso ocurrió en 1945 con la desaparición de cinco aviones, y el misterio persiste.

La Puerta del Infierno es un cráter en el desierto de Karakum, Turkmenistán, que ha estado ardiendo desde 1971. Se formó cuando científicos soviéticos perforaron accidentalmente una cueva llena de gas natural y, para evitar la liberación de gases tóxicos, le prendieron fuego. Aunque esperaban que el fuego se extinguiera en pocos días, lleva más de 50 años ardiendo, convirtiéndose en un fascinante punto de interés para científicos de todo el mundo.

El Bosque de Aokigahara, en la base del monte Fuji en Japón, es conocido como el «Bosque de los Suicidios» debido a las numerosas personas que eligen este lugar para quitarse la vida. Su densa vegetación y el fallo de brújulas causado por el hierro del suelo contribuyen a su atmósfera misteriosa. Aokigahara ha inspirado numerosas leyendas de espíritus y fantasmas.

El Área 51, una base militar en Nevada, ha sido objeto de teorías de conspiración durante años. Aunque se utiliza para pruebas de aviones y tecnología avanzada, muchos creen que oculta evidencia de vida extraterrestre. El secretismo alrededor de la base ha alimentado especulaciones sobre naves espaciales y seres alienígenas.

Finalmente, Atlantis, una civilización avanzada mencionada por Platón, es uno de los grandes misterios históricos. Según el filósofo griego, la isla próspera y tecnológicamente avanzada fue destruida en un día por un cataclismo. A lo largo del tiempo, se han sugerido diversas ubicaciones para Atlantis, pero no se ha encontrado ninguna evidencia que confirme su existencia.

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