El plan perfecto para cambiar de vida: este país paga hasta 70.000 euros por vivir en sus islas remotas


Cansadas del estrés y el bullicio de las grandes ciudades, cada vez más personas buscan alternativas de vida que les ofrezcan naturaleza, tranquilidad y un entorno único. En este contexto, algunos países están poniendo en marcha campañas que ofrecen incentivos económicos para quienes quieran mudarse a zona remotas. Uno de ellos es Irlanda que, a través del programa «Nuestras Islas Vivas», ofrece ayudas de hasta 70.000 euros a quienes compren una vivienda y se instalen de forma permanente en islas casi deshabitadas. Esta medida busca garantizar la sostenibilidad de estas regiones y preservar la cultura local.
En el programa se incluyen un total de 23 islas, como Aran, Bere, Clare, Dursey, Inishbofin o Inishturk, la cuales suman poco má de 2.700 habitantes. Estas islas son un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza, con costas escarpadas y paisajes impresionantes. Ahora bien, mucha de las viviendas requieren reformas, de manera que las ayuda de hasta 70.000 euros están condicionadas a la inversión en las mismas.
Irlanda apuesta por sus islas despobladas
Irlanda, al igual que otros mucho países que han puesto en marcha medidas similares, no se limita a entregar dinero a cambio de mudarse a algunas de las islas remotas incluida en el programa, sino que establece una serie de condiciones para otorgar las ayudas. Los nuevos propietarios adquieren el compromiso de vivir en la isla a largo plazo o alquilar la vivienda durante un periodo de tiempo determinado. En cualquier caso, deben transcurrir al menos 10 años para poder vender la casa.
La política del gobierno irlandés tiene un alcance inclusivo, ya que no exige que los beneficiarios de las ayudas sean ciudadanos del país. Ahora bien, sí es requisito imprescindible que tengan derecho a residir legalmente en Irlanda, lo que amplía las oportunidades para los extranjeros interesados en cambiar su estilo de vida. Las islas remotas albergan paisajes únicos y tienen una riqueza cultural que hace que residir en ellas sea una experiencia muy enriquecedora.
Este tipo de iniciativas ofrecen una gran oportunidad para quienes buscan una mejor calidad de vida y un ritmo más pausado, lejos del ritmo caótico de la grandes ciudades. Estudios científicos han confirmado que vivir en contacto con la naturaleza mejora la salud tanto física como mental, ya que estos entornos reducen la exposición a ruido y contaminación y promueven hábitos saludables.
A esto hay que sumar que residir en lugares como estas islas remotas en Irlanda permite establecer conexiones más estrechas. Por lo general, las comunidades pequeñas fomentan relaciones más cercanas entre vecinos y una mayor participación en actividades comunitarias y culturales. Para muchas personas, esta cercanía implica un bienestar emocional que es imposible encontrar en grandes ciudades, donde el ritmo acelerado y el anonimato generan sensación de aislamiento y y soledad.
Teniendo todo esto en cuenta, mudarse a una isla remota va mucho más allá de una decisión económica. Se trata de una oportunidad para empezar de cero, integrarse en una comunidad cohesionada y colaborativa y contribuir al desarrollo de regiones que valoran la llegada de nuevos habitantes.
Requisitos
El programa tiene un objetivo muy concreto: repoblar 23 islas irlandesas que no tienen conexión por carretera y están en riesgo de despoblación. El gobierno irlandés atraer nuevos residentes mediante incentivos económicos para restaurar viviendas que necesitan reforma para preservar las tradiciones, fortalecer la vida comunitaria y mantener vivas culturas locales de las islas.
El plan ofrece diferentes cantidades de ayuda según el tipo de vivienda. Por un lado, quienes se muden a una vivienda vacía pueden recibir hasta 60.000 euros para cubrir los gastos de adecuación. Por otro lado, aquellos que decidan emprender la restauración de una vivienda en ruinas pueden acceder a un incentivo de hasta 84.000 euros.
Entre las 23 islas incluidas en el programa destacan algunas con poblaciones extremadamente reducidas. Arranmore, por ejemplo, cuenta con sólo 478 habitantes permanentes, mientras que Inishbofin ronda los 180 residentes. En estos lugares, la infraestructura es básica: electricidad, un pequeño muelle, caminos de tierra y servicios limitados, pero lo que falta en comodidades se compensa con la vida comunitaria.
El único requisito indispensable para optar al programa es tener permiso legal de residencia en Irlanda. Quienes tengan pasaporte de la Unión Europea o de Suiza no necesitan visado, y sólo tendrán empadronarse en la isla elegida. Para ciudadanos de otros países, será necesario justificar la estancia mediante trabajo, inversión, estudios o reagrupación familiar, y cada solicitud se evalúa de manera individual. Esto garantizando que los nuevos residentes puedan integrarse de forma legal y estable.
En resumen, el programa «Nuestras Islas Vivas» ofrece la oportunidad de mudarse a lugares donde disfrutar de un estilo de vida más pausado y saludable y, además, beneficiarse de incentivos económicos para rehabilitar la vivienda. Los nuevos habitantes formarán parte de comunidades pequeña pero profundamente cohesionadas. Aunque la infraestructura pueda parecer básica, las relaciones humanas, la conexión con la naturaleza y la tranquilidad del Atlántico compensan con creces cualquier carencia material.