Las mejores frases y obras de Ana María Matute
La novelista española Ana María Matute fue miembro de la Real Academia Española. Vemos sus palabras y las mejores frases de Ana María Matute.
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Ana María Matute, (1925- 2014, Barcelona) es una de las novelistas españolas más conocidas cuya obra destaca por su tratamiento comprensivo de la vida de los niños y adolescentes, sus sentimientos de traición y aislamiento, y sus ritos de paso. A menudo intercalaba elementos como el mito, el cuento de hadas, lo sobrenatural y la fantasía en sus obras que repasamos a continuación así como sus mejores frases.
Vida y Obra de Ana María Matute
La novelista española Ana María Matute fue miembro de la Real Academia Española. Marcó un camino a seguir por muchas mujeres, pues fue la tercera mujer en obtener el Premio Cervantes. Destaca como una de las escritoras más importantes de la posguerra española a pesar de que su educación sufrió debido a enfermedades infantiles, los frecuentes movimientos de la familia entre Barcelona y Madrid y los disturbios de la Guerra Civil Española (1936-1939), que dejó a su familia en gran parte confinada en su casa en Barcelona.
Rompió la monotonía de los años de la guerra editando una revista para sus hermanos. Mientras era adolescente, publicó cuentos y se convirtió en músico profesional. En sus obras, Matute obtuvo con frecuencia alusiones bíblicas, en particular la historia de Caín y Abel, para simbolizar la división familiar provocada por la Guerra Civil española.
En 1948 publicó su primera novela, Los Abel. Siguió con Fiesta al noroeste (1953), el ganador del Premio Planeta, Pequeño teatro (1954) y Los hijos muertos (1958).
Matute luego escribió una trilogía que consta de Primera memoria (1959), sobre los niños empujados al mundo de los adultos por la Guerra Civil española; una novela de guerra, Los soldados lloran de noche (1964); y La trampa (1969), en la que los niños de Primera memoria son presentados como adultos.
Matute ambientó La torre vigía (1971) en la Europa del siglo X para examinar los temas de la caballería , el idealismo, la pobreza y los prejuicios, mientras que Olvidado Rey Gudú (1997) era para Matute su novela favorita.
Entre sus obras posteriores se encuentran Aranmanoth (2000) y Paraíso inhabitado (2008). Además de las novelas por las que es más conocida, Matute escribió varias colecciones de cuentos, entre ellas Los niños tontos (1956), Algunos muchachos (1968) y La puerta de la luna: cuentos completos (2010).También escribió varias obras para niños y jóvenes. En 2010 fue nombrada ganadora del Premio Cervantes, el galardón literario más prestigioso del mundo de habla hispana.
Las mejores frases de Ana María Matute
- Escribir es también una forma de protesta. Casi todos los escritores comparten el malestar con el mundo.
- Nunca hubiera podido imaginar que una ausencia ocupara tanto espacio, mucho más que cualquier presencia. Y fui consciente de mi gran soledad. Y este conocimiento aumentaba la tristeza que ya había descubierto. Sólo que ahora era mucho mayor.
- Yo soy una desarraigada nata. Yo voy conmigo a todas partes. Mi mundo soy yo, mis sueños. Cuando voy a un país o a cualquier sitio, yo lo transformo en lo que a mí me interesa, y dejo lo que no me interesa: no lo veo.
- Para un escritor, no hay universidad ni escuela que enseñe lo que enseña la vida.
- Si no hubiese podido participar del mundo de los cuentos y si no hubiese podido inventarme mis propios mundos, me habría muerto.
- Hablar de lo que uno está escribiendo es como destapar un frasco de un perfume precioso: el aroma se evapora. Hay que mantenerlo cerrado y escribir, es lo mejor.
- Dije que sí, aunque sin convicción. Qué cobarde me sentí. Y poco tiempo después, cuántas cosas aprendí a decir y a silenciar, aunque no coincidieran con mis sentimientos. En aquellos momentos aún no había salido de mi tímida inocencia.
- Escribir no es solamente una profesión y una vocación: es una forma de ser y de estar.
- Las lágrimas que no vertía ante los demás fueron rodeando poco a poco su corazón, puesto que caían hacia dentro. Formaron una cobertura, como una urna de cristal, que lo separaba y protegía. Y fue alejándolo también, cada vez más, de cuanto la rodeaba.
- El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad.
- Se es de donde se quiere ser, y se pertenece a quienes se desea pertenecer… Lo mismo al revés.
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