Lo hacían tus abuelos y ahora se ha puesto de moda entre los adolescentes: deberíamos copiarlo todos


En los últimos años, se ha observado un fenómeno muy interesante entre los adolescentes nacidos entre 1996 y 2012, quienes pertenecen a la conocida como «generación Z». «Algunos hábitos y comportamientos de una parte significativa de los jóvenes de la generación Z parecen situarlos más próximos a sus abuelos que a los millenials, la generación que les precede. Vuelven a lo físico y lo material, y les seducen las tradiciones», afirma Narciso Michavila, sociólogo y presidente de la consultora de investigación social GAD3.
En una búsqueda de conexión con las tradiciones y de autenticidad, están rescatando costumbres de generaciones pasadas. A pesar de ser nativos digitales, son conscientes de la necesidad de integrar lo mejor de la herencia cultural y social de nuestros antepasados con las perspectivas y los recursos del mundo actual. Los sociólogos, expertos en tendencias y observadores culturales aseguran que no se trata simplemente de una moda pasajera, sino de una tendencia creciente que reconoce el valor intrínseco y emocional con las tradiciones.
Los adolescentes recuperan las costumbres de sus abuelos
Álvaro Justibró, fundador de la consultora Mazinn y miembro de la propia generación Z, explica lo siguiente: «no es que estemos volviendo al pasado ni que imitemos a nuestros abuelos por nostalgia, sino que estamos rescatando cosas de generaciones menos cercanas a la nuestra porque las vemos atractivas e interesantes para nosotros, porque pensamos que hay valores que no están obsoletos y queremos revalorizar lo esencial y más puro, los principios más fundamentales del comportamiento humano», según recoge La Vanguardia.
Una de las claves de este fenómeno es la necesidad de «tocar con las manos y sentir el valor emocional». Y añade: «nosotros hemos estado siempre inmersos en la tecnología, desde que nacimos, pero todo lo analógico lo valoramos más que los millenials, que nacieron en transición», señala.
La cocina es uno de los principales ámbitos en los que se aprecia esta vuelta a las tradiciones de generaciones pasadas. Muchos jóvenes de la generación Z comparten recetas de sus abuelas, a veces adaptadas a un contexto creativo y moderno. Justibró subraya: «la cocina es otra tendencia; basta echar un vistazo a Tik Tok para ver cómo la gente dedica su tiempo a hacer nuevas recetas, aunque lleven horas de trabajo».
En esta línea, los adolescentes también están mostrando interés por la costura, la restauración de muebles y el reciclaje. Cristina Pérez, responsable de Innovación y Comercio en Kantar, comenta: «ellos quieren lujo, pero como no se lo pueden pagar, buscan alternativas, por ejemplo en mercados vintage; sus abuelos reparaban porque tenían situaciones económicas precarias y conciencia de no consumir».
«Somos una generación que vive en comunidad, nos gusta compartir y ser parte de algo, pero al mismo tiempo buscamos diferenciarnos y no dañar el planeta, y como no tenemos muchos recursos para comprar prendas de alta calidad o diseños únicos, nuestra forma de hackear esa realidad es crear, personalizar o reparar nuestras prendas y ayudar a otros a que lo hagan», afirma Justibró.
La autenticidad se convierte así en un valor central: «La autenticidad está por encima de todo; y luego la coherencia, la honestidad y la transparencia para poder constatar esa autenticidad; esos son los atributos que buscamos en las personas, en las instituciones o en las marcas», resume Justibró.
Finalmente, la generación Z pone en evidencia que es posible encontrar un equilibrio entre digitalización y conexión con lo tangible, entre modernidad y tradición: «nos gusta vincularnos con algo, y ese algo puede ser un club de running o la iglesia; y como están en fase de construcción de la identidad, muchos se acercan a esas instituciones para sentirse parte de algo o para diferenciarse del resto», afirma Justibró.
Actividades que conectan lo tradicional con lo moderno
Una de las actividades más populares entre los adolescentes es la lectura en formato físico. Además, los clubes de lectura han ganado protagonismo, ofreciendo un espacio de interacción social. El bricolaje y la restauración de muebles es otro terreno donde los jóvenes de la generación Z muestran su creatividad: reparan y personalizan objetos, fomentando la sostenibilidad y el consumo responsable.
Asimismo, la generación Z busca actividades al aire libre para desconectar de las pantallas y disfrutar del contacto con la naturaleza. El arte y la creatividad también tienen un papel muy importante; ointura, fotografía, escritura y música son medios a través de los cuales expresan emociones, ideas y valores.
En resumen, la generación Z está redefiniendo lo que significa vivir y relacionarse con el entorno, rescatando hábitos de sus abuelos y combinándolos con la tecnología, la conciencia ambiental y la autenticidad. Este fenómeno, lejos de ser anecdótico o una simple moda pasajera, está marcando tendencia en múltiples ámbitos, como la educación, el ocio y la cultura. Se trata de un cambio significativo en la forma de entender la vida por parte de los adolescentes.