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El truco infalible para limpiar las puertas blancas y que queden como nuevas

Truco para limpiar puertas blancas
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las puertas blancas son un imprescindible en los hogares modernos, ya que aportan sensación de amplitud y mucha luz. Además, encajan con cualquier estilo de decoración, como el nórdico o el minimalista. Sin embargo, con el paso del tiempo, es normal que empiecen a perder su aspecto y original y adquieran un tono amarillento. Utilizar productos demasiado agresivos, como la lejía o el amoníaco, no es una opción, ya que pueden dañar el acabado de las puertas. Pero no está todo perdido: existe un truco casero muy sencillo y efectivo para limpiar las puertas blancas y dejarlas como nuevas sin esfuerzo.

Antes de buscar soluciones, es conveniente entender el problema. El tono amarillento que adquieren las puertas blancas con el paso del tiempo se debe en gran medida a la exposición solar, ya que los rayos UV hacen que el lacado o la pintura pierdan pureza. Por otro lado, en la cocina, es completamente normal que la puerta acumule suciedad por el humo y la grasa que se liberan al cocinar, la cual termina formando una película de la que no es fácil deshacerse. Finalmente, el uso de productos de limpieza abrasivos pueden dañar el acabado y, en lugar de solucionar el problema, empeorarlo.

El truco definitivo para limpiar las puertas blancas

Cuando hablamos de limpieza del hogar, el bicarbonato de sodio y el vinagre blanco son dos de los productos más utilizados por su capacidad para desinfectar, limpiar y devolver el brillo a todo tipo de superficies, incluso las más delicadas.

El bicarbonato de sodio neutraliza olores desagradables y actúa como un abrasivo suave que elimina polvo acumulado, grasa y manchas sin dañar la superficie. Por su parte, el vinagre blanco, gracias a su acidez, ayuda a disolver residuos orgánicos, al tiempo que desinfecta y aporta brillo. Cuando se combinan, forman una mezcla muy potente.

  1. El primer paso consiste en combinar los dos ingredientes. Para ello, coloca en un recipiente dos cucharadas de bicarbonato de sodio y añade un vaso pequeño de vinagre blanco. Al mezclarlos, notarás que se produce una ligera efervescencia; es completamente normal y se debe a la reacción química entre el ácido acético del vinagre y el bicarbonato.
  2. Con ayuda de una esponja suave o un paño de microfibra, aplica la pasta con movimientos circulares sobre las zonas amarillentas o con manchas. Es importante no utilizar estropajos metálicos ni cepillos duros, ya que podrían rayar la superficie y arruinar el acabado de la puerta.
  3. Una vez aplicada, deja que la pasta repose entre 5 y 10 minutos. Este tiempo es suficiente para que el bicarbonato actúe sobre la grasa y la suciedad incrustada, mientras el vinagre desinfecta y ayuda a disolver las manchas difíciles.
  4. Transcurrido el tiempo, retira la mezcla con un paño limpio humedecido en agua tibia. Frota suavemente para eliminar cualquier resto de la pasta y, a continuación, seca con otro paño seco para evitar marcas de agua.

Agua oxigenada y vaselina líquida

Cuando ha pasado mucho tiempo y las puertas blancas presentan un tono muy amarillento, existe un truco para limpiarlas: la combinación de agua oxigenada con vaselina líquida. El agua oxigenada actúa suavemente sobre la superficie gracias a su poder desinfectante y blanqueador. Mientras, la vaselina líquida, cuando se aplica después de la limpieza, crea una película invisible que ayuda a repeler el polvo y la suciedad.

  1. Vierte una pequeña cantidad de agua oxigenada en un recipiente limpio.
  2. Añade unas gotas de vaselina líquida y mezcla ligeramente. No es necesario que se integren por completo; lo ideal es que se mantenga una textura fluida para facilitar la aplicación.
  3. Humedece un paño suave o de microfibra con la mezcla.
  4. Extiende la solución sobre las zonas amarillentas realizando movimientos circulares y sin hacer mucha presión.
  5. Una vez aplicada la mezcla, deja reposar durante unos minutos.
  6. Pasa un paño ligeramente humedecido en agua para retirar cualquier resto.
  7. Finalmente, seca con otro paño limpio y seco.

Consejos adicionales

Más allá del truco para limpiar las puertas blancas, la verdadera clave del éxito está en el cuidado regular. No es necesario hacer una limpieza a fondo cada pocos días, ni siquiera una vez a la semana. Lo más importante es quitar el polvo con regularidad.

Aunque parece inofensivo, con el tiempo termina mezclándose con la grasa natural de las manos y la humedad del ambiente, y forma una película amarillenta difícil de eliminar. Para evitar llegar a este punto, lo ideal es pasar un paño de microfibra seco una vez por semana. Si ves huellas o alguna mancha, puedes humedecer un poco el paño en agua tibia.

La exposición prolongada al sol es otro enemigo silencioso de las puertas blancas, ya que los rayos UV alteran los pigmentos de la pintura o del lacado. Para reducir este efecto, la mejor solución es colocar unos estores en las ventanas cercanas. Si tienes poco presupuesto, también puedes utilizar láminas solares en los cristales, que filtran parte de la radiación.

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