Animales

Un investigador español descubre una nueva especie animal mientras trabajaba en un yacimiento romano

Insecto, animales, especies
Baeticoniscus carmonaensis. Imagen: Álvaro Luna.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En el mundo animal, los descubrimientos nunca dejan de sorprender. Algunos se basan en especies que surgen en los rincones más remotos del planeta; otros, en criaturas que se adaptan a condiciones extremas. Pero siempre acaban sorprendiendo. En este caso, se trata de un insecto minúsculo, apenas visible a simple vista.

El hallazgo ha sido posible gracias a la exploración de la mina de agua de San Antón, en Carmona (Sevilla). Allí, el investigador Álvaro Luna, de la Universidad Europea, identificó una nueva especie que lleva por nombre Baeticoniscus carmonaensis.

No hay registros previos, no se ha visto en otro lugar, y todo indica que su única población conocida habita en un punto concreto de este acueducto romano subterráneo.

Esta es la especie animal que vive bajo Carmona

El Baeticoniscus carmonaensis es un isópodo terrestre, un tipo de cochinilla que se mueve entre madera en descomposición, completamente a oscuras. Mide entre 2,5 y 2,7 milímetros, carece de pigmentación y posee un único ojo oscuro, muy desarrollado, que le permite orientarse en la penumbra de la galería. Vive refugiado en zonas elevadas del acueducto, donde las inundaciones no alcanzan.

Según el estudio publicado por Luna junto con Enrique Peña (Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas) y Julio Cifuentes (Universidad Autónoma de Madrid), se trata de un animal que ha evolucionado de forma aislada durante siglos.

Su caparazón presenta tubérculos y costillas diferenciadas que lo distinguen de su pariente más cercano, Baeticoniscus bullonorum, hallado en una cueva malagueña en 2020.

El entorno donde habita este isópodo es un complejo sistema hidráulico romano que sigue manteniendo corrientes de agua. El animal, sin embargo, no nada, sino que se esconde entre fragmentos de madera caída desde antiguos pozos de acceso, lo que sugiere una alta dependencia del microhábitat. Y ahí sigue, sobreviviendo en condiciones muy concretas, casi olvidadas bajo la superficie.

¿Cómo encontraron este insecto oculto entre piedras romanas?

El descubrimiento requirió recorrer los 880 metros del acueducto en condiciones muy exigentes: humedad constante, oscuridad total y pasillos estrechos. El equipo científico analizó más de 35 ejemplares, recogidos en campañas entre 2021 y 2022. Se estima que en total existen entre 150 y 200 individuos, todos ellos concentrados en una única sección de la mina.

Aunque el estudio se centró en aspectos morfológicos para clasificar a la nueva especie, el contexto del hallazgo ha dado pie a algo más amplio. Este es uno de los pocos casos en Europa donde una especie se ha descrito por primera vez dentro de una infraestructura humana de época romana.

El hallazgo se suma al reciente descubrimiento de la araña asiática Howaia mogera en la misma mina. Ambos casos apuntan a la existencia de un ecosistema subterráneo inesperado, donde especies locales y exóticas comparten un entorno ajeno a la superficie.

La presencia humana, la contaminación, los derrumbes o cualquier alteración brusca del sistema podrían acabar con esta población antes de que siquiera se llegue a entender del todo. De hecho, se han detectado microplásticos en el agua y los sedimentos del entorno. Por eso, el equipo ya prepara nuevas expediciones a galerías y minas históricas del sur peninsular.

Lo último en Curiosidades

Últimas noticias