La química forense: cómo se resuelven crímenes a través de la ciencia

La química forense es una disciplina científica que estudia las interacciones entre compuestos orgánicos e inorgánicos presentes en la escena de un crimen. El objetivo es contribuir al esclarecimiento de hechos delictivos.

El trabajo del químico forense es sumamente minucioso. Con frecuencia, se requiere su testimonio en los juicios para explicar los resultados de sus pesquisas. La importancia de la química forense radica en su capacidad para proporcionar pruebas científicas y analíticas que contribuyen al esclarecimiento de los crímenes.

Un poco de historia

La química forense surgió en el siglo XIX. El caso de Mary Ann Cotton, la primera asesina en serie registrada en la historia, fue el primer evento conocido en el que se utilizó la química para resolver un crimen.

Más adelante, emergió la figura de Alexandre Lacassagne, un destacado científico francés, que es considerado el pionero en la química forense. Se destacó por su capacidad para identificar cadáveres utilizando métodos innovadores para la época, como el análisis del cabello.

Tiempo después, desarrolló técnicas para determinar la hora de la muerte y la movilización del cadáver. También estudió los factores ambientales que modelan la psicología del criminal. Su trabajo y enseñanzas influyeron en otros forenses destacados, como Edmond Locard, quien fundó el Laboratorio de Criminalística de Lyon y contribuyó al desarrollo de la criminalística moderna.

Lacassagne y sus estudiantes realizaron audaces experimentos con microscopios y espectroscopios. Igualmente trabajaron con reactivos químicos para identificar rastros de sangre, semen y materia fecal en las investigaciones criminales. Su legado sigue siendo relevante en la actualidad.

Uso práctico de la química forense

Uno de los aspectos más importantes de la química forense es la cadena de custodia, que garantiza que las evidencias sean manejadas de manera adecuada y que no sean contaminadas, alteradas o destruidas durante el proceso de análisis. Esto es fundamental para asegurar la integridad de las pruebas y su validez en un juicio.

Esta ciencia forense se utiliza en una amplia variedad de casos, desde homicidios y violaciones hasta incendios y explosiones. Los expertos en química forense trabajan en laboratorios especializados, donde realizan análisis de muestras biológicas, análisis de sustancias químicas, identificación de drogas, análisis de residuos de disparos, entre otros.

Además de ayudar en la resolución de crímenes, la química forense también se utiliza en la investigación de accidentes, en la identificación de restos humanos en desastres naturales o provocados por el hombre, en la detección de fraudes y en la verificación de la autenticidad de obras de arte y documentos.

Este tipo de técnicas han evolucionado considerablemente en las últimas décadas, gracias al desarrollo de nuevas técnicas analíticas y tecnologías, como la espectroscopia de masas, la cromatografía de gases y líquidos, la espectroscopia infrarroja y la microscopía electrónica, que permiten realizar análisis más precisos y confiables de las evidencias.

Método de la química forense

El trabajo en química forense se desarrolla tanto en el terreno como en el laboratorio. Consta de tres grandes fases:

1. Recopilación y catalogación de muestras.
2. Análisis de las muestras.
3. Interpretación de los resultados y elaboración de un informe.

La química forense emplea varios procedimientos especializados para recopilar, salvaguardar y analizar las evidencias en investigaciones criminales.

La integridad de las muestras es fundamental en el trabajo de los químicos forenses. El análisis del material se lleva a cabo en laboratorios estériles. Así mismo, se mantiene un registro detallado de la cadena de custodia de cada muestra para evitar su contaminación o alteración.

Métodos

Los químicos forenses utilizan métodos especializados para obtener evidencias sólidas sobre las pistas de un crimen, como los siguientes:

• Espectroscopia. Permite la separación, identificación y cuantificación de componentes de una sustancia desconocida.
• Cromatografía. Es útil para identificar residuos líquidos, como solventes de incendios intencionales.
• Luminol. Es un reactivo utilizado para detectar trazas de sangre en la escena del crimen. El luminol reacciona a la hemoglobina y produce una luminiscencia azul.
• Microscopía. Se emplea para analizar hebras de cabello, telas o fibras. Brinda información valiosa para esclarecer algunos aspectos, como la presencia de elementos extraños o restos de tejidos.

Estos métodos y técnicas ayudan a los químicos forenses a obtener pruebas científicas confiables para su uso en procesos legales judiciales.

El papel de la química forense

La química forense es de gran valor para los órganos encargados de la administración y procuración de justicia. Dentro de sus principales contribuciones están las siguientes:

• Establece la naturaleza biológica, bioquímica y fisicoquímica de los indicios relacionados con un delito.
• Se basa en la premisa de que cada contacto deja un rastro. Una de sus funciones es hacer diversos tipos de rastreo.
• Estudia huellas químicas dejadas por el autor o víctima en el lugar de los hechos para esclarecer lo sucedido.
• El perito químico es responsable del examen de personas u objetos relacionados con la investigación del delito, emitiendo pareceres sobre puntos relativos a su ciencia.
• Realiza análisis para determinar la presencia de fluidos biológicos y rastros de elementos químicos en investigaciones periciales.

Gracias a la química forense se ha logrado el esclarecimiento de innumerables hechos delictivos. La investigación judicial en la actualidad no puede concebirse sin la participación de esta disciplina.

Lecturas recomendadas

Introducción a las ciencias forenses

Análisis forense mediante técnicas espectoscópicas