La fimosis en bebés. Todo lo que necesitas saber
La salud de los niños es, de manera indiscutible, uno de los aspectos que más preocupa a los padres. Precisamente por eso ahora queremos abordar una situación que suele ser habitual en numerosos varones. Nos estamos refiriendo a la fimosis en bebés que requiere tener toda la información posible en pro de poder hacerle frente de la forma adecuada.
¿Qué es la fimosis?
Lo primero que hay que tener muy claro es qué es fimosis. En este caso, podemos determinar que viene a ser la circunstancia en la que el prepucio, la parte superior de la piel, no se puede deslizar y no deja visible lo que es el glande.
Una situación esa que, además de dificultar de manera notable que el pequeño pueda hacer pipí de manera normal, aumenta las posibilidades de que pueda sufrir alguna infección, por ejemplo.
Dos tipos de fimosis
Básicamente tenemos que exponer que esta circunstancia que estamos abordando puede ser de dos tipos de manera fundamental:
- Fimosis fisiológica. Se identifica porque es la más frecuente en recién nacidos y bebés. La misma viene a estar caracterizada por el hecho de que el prepucio se encuentra adherido al glande, pero no impide que el pequeño pueda orinar de forma normal. Por regla general, suele desaparecer por sí sola antes de que el menor llegue a los tres o cuatro años, gracias a que la piel citada va a ir ganando elasticidad.
- Fimosis patológica. Esta es la que tiene lugar a cualquier edad del varón, puede producirse por algún tipo de enfermedad o infección y requiere contar con la ayuda médica necesaria.
Síntomas de la fimosis en bebés
Para que los padres puedan saber si su hijo tiene fimosis o no lo que deberán hacer es no solo ver si el prepucio es capaz de descubrir o no el glande sino también estar muy atentos a cómo realiza pipí el pequeño. Con esto último nos referimos a que observen si le duele orinar, si el chorro es muy lento y tarda en salir o incluso si ese citado caudal de orina no presenta uniformidad o si es débil.
¿Qué hacer?
Sin lugar a dudas, lo que deben hacer los adultos en el caso de que tengan dudas acerca de si su niño tiene fimosis o no es llevarlo a la consulta pediátrica. En la misma, el doctor se encargará de examinar al pequeño, concretamente a su pene. Procederá en concreto a certificar si el prepucio se repliega o no.
A partir de la exploración podrá determinar el tratamiento más adecuado en base al tipo de fimosis que tenga y a la gravedad de la misma. En el caso de que sea de carácter fisiológico y se trate de un bebé, apostará por tranquilizar a los progenitores, les indicará que posiblemente con el tiempo desaparecerá y les aconsejará que le laven siempre la punta con cuidado y sin recurrir a las dilataciones.
En el caso, de que se trate de un cuadro más grave o de que el niño esté en edad bastante más avanzado, podrá llevar a cabo, si así lo considera necesario, el tener que proceder a intervenir quirúrgicamente a ese.
Otros datos de interés
Además de toda la información que te hemos otorgado, puede ser de gran utilidad que sepas estos otros datos relevantes sobre la fimosis:
- En los casos a los que al niño le cueste orinar o sea realmente complejo el acometer su higiene íntima, el pediatra optará por eliminar las adherencias que pueda tener ese si ya cuenta con 4 años o más. Lo habitual es que lo haga de forma manual o mediante un tratamiento con corticoides. No obstante, en ciertos casos, se optará por pasar la intervención quirúrgica, que es sencilla y no presenta complicaciones.
- Aunque existen distintas opiniones y posturas acerca de cuándo es el mejor momento para intervenir de fimosis, se considera que lo más adecuado es hacerlo antes de que el pequeño comience la etapa escolar.
- En algunas culturas, lo que se hace para evitar este problema que nos ocupa desde que el bebé viene al mundo es optar por la llamada circuncisión.
- Si el niño es operado finalmente, será necesario que, en los días siguientes a la intervención, tengan que realizársele las pertinentes curas.
- Aunque hay hombres que viven teniendo fimosis, es importante saber que la misma no solo aumenta las posibilidades de que tengan una infección sino que, además, les puede dificultar tanto el orinar como incluso el tener relaciones sexuales.
Toma nota de toda la información otorgada y estate atento a la salud de tu bebé, por si tienes que recurrir al pediatra al detectar posibles síntomas de fimosis.