Todo lo que necesitas saber sobre los pujos del parto
El momento más esperado de cualquier embarazada es el nacimiento de su bebé. No obstante, aunque emotivo y especial, también es una fase complicada en la que toman protagonismo desde las contracciones y la dilatación hasta lo que se conoce como pujos del parto.
Precisamente ahora lo que vamos a centrarnos en esos citados pujos. Sí, porque, a continuación, analizaremos a fondo los mismos. Todo en pro de ofrecer la mayor información posible a las futuras mamás.
¿Qué son los pujos del parto?
Lo primero que hay que tener claro es que los pujos son los esfuerzos que realiza la embarazada para permitir que, durante el alumbramiento, su bebé pueda descender por el llamado canal del parto. Es decir, para lograr que el pequeño pueda nacer.
Tipos de pujos y sus diferencias
No menos relevante es saber que básicamente existen dos diferentes tipos de pujos:
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Pujos espontáneos
Son los esfuerzos que la mujer lleva a cabo sin ningún tipo de indicación médica. En concreto, consiste en que los realice según los impulsos que su cuerpo le pida, pujando cuando considere necesario y deteniéndose cuando también lo crea conveniente. Hay que establecer que este sistema es por el que apuestan las matronas que desean que el alumbramiento sea lo más natural posible.
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Pujos dirigidos
Son los esfuerzos que realiza la mujer siguiendo las indicaciones que le dan los profesionales sanitarios que están asistiendo el parto. Indicaciones que se sustentan en los datos que se obtienen a través de la monitorización de las contracciones que experimenta la fémina.
El hecho de que unos se realicen de forma natural y otros se acometan de forma dirigida es la principal diferencia entre esos pujos. Ambos cuentan con sus defensores, sustentándose en los siguientes argumentos:
- En el caso de los pujos espontáneos, se establece que no alteran en absoluto el trabajo de parto y que son más efectivos, ya que se realizan cuando la madre tiene la necesidad de llevarlos a cabo. De la misma manera, podemos indicar que los estudios llevados a cabo indican que con esos se reducen las posibilidades de partos instrumentales, se beneficia el suelo pélvico y se minimizan los riesgos de traumatismos perineales.
- Con respecto a los pujos dirigidos, hay que subrayar que se tiene un argumento a favor incuestionable: son necesarios cuando a la mujer se le ha puesto la anestesia epidural. Y es que al recibir esa, no tiene la necesidad de empujar. También se puede destacar que se considera que reducen hasta en 13 minutos el alumbramiento. No obstante, en contra está que pueden dañar lo que es el suelo pélvico y pueden traer consigo consecuencias negativas como la incontinencia urinaria.
¿Cómo pujar correctamente?
Independientemente de que se trate de un tipo de pujo u otro, se hace necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones para conseguir hacerlo de la forma correcta:
- Lo ideal es asociar el pujo con la contracción. Y es que al realizarse así lo que se logra es que el bebé pueda descender de manera más rápida por el canal de parto.
- De la misma manera, la mujer lo que debe hacer para pujar es contraer el abdomen y, al mismo tiempo, empujar hacia abajo.
- Controlar la respiración también es esencial para conseguir que la parturienta pueda tener más fuerza para afrontar el alumbramiento.
Otros datos de interés sobre los pujos de parto
Además de todo lo expuesto hasta el momento sobre el esfuerzo de la mujer al dar a luz, hay que conocer otra serie de aspectos que pueden resultar interesantes al respecto:
- Se recomienda a las embarazadas que asistan a los cursos de preparación al parto. Y es que en los mismos les dan pautas para realizar los pujos y sobre la mejor manera para respirar en los citados.
- No es recomendable contener la respiración durante ese esfuerzo e incluso tampoco pujar durante mucho tiempo seguido.
- La OMS (Organización Mundial de la Salud), como muchos profesionales médicos y organismos del área sanitaria, apuestan por los pujos espontáneos. Y es que determinan que lo mejor es que la mujer siga lo que le indica su cuerpo porque, además de los beneficios ya expuestos, reduce las posibilidades de tener que realizarse una episiotomía.
- Se considera que en la postura vertical no solo se facilita lo que es la dilatación sino también lo que es el pujo espontáneo.
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