No son funcionarios, son trabajadores públicos

En la remodelación del Govern que ha llevado a cabo la presidenta Marga Prohens le va a corresponder a Cati Cabrer la nueva consellera de Función Pública resolver de una vez por todas la internalización de los Informativos del ente público IB3. Algo así como 300 trabajadores que se encontraban en un limbo legal, una vez Francina Armengol tomó la medida electoralista de meterles p’adentro, solamente de boquilla, porque nada hizo en realidad para que esta decisión saliera adelante con absolutas garantías legales.
Es una completa ironía que aún pueda quedar alguien anhelando el regreso de Armengol al Consolat de Mar, visto su perverso talante exhibido desde la presidencia del Congreso de los Diputados, sin olvidar sus irregularidades y caprichos de copas de madrugada en pleno confinamiento cuando presidía el Govern. Cosas de mis queridos 156.000 votantes socialistas.
Aquello ocurrió bien entrado el 2022, algunos meses antes del 28-M del 23, y el tiempo ha demostrado que las irregularidades estuvieron a la orden del día, desde el minuto uno, bajo la sospecha de asistir a un coladero de afines por encima de cualquier otra circunstancia. Un titular reciente de esta casa ponía de manifiesto que a Josep Codony, reciente director del ente público IB3, no le quedaba otra que rebajar la categoría y el sueldo de la pareja de Negueruela (puppet de Armengol), al certificarse que de no ser por enchufe era del todo injustificable la decisión de su predecesor, Andreu Manresa.
Será bueno recordar que en esta misma legislatura el PSIB-PSOE pidió en comisión parlamentaria más redactores afines con la izquierda en IB3, algo incompatible con la nobleza del oficio de periodista, que se debe, única y exclusivamente, a informar objetivamente y no a ser periquito de nadie.
Lo que había hecho el equipo directivo de la radiotelevisión pública balear en los estertores del Pacte de Progrés era barrer para casa, exclusivamente, o sea, el PSIB-PSOE, reasignando los puestos de trabajo potencialmente susceptibles de beneficiarse de todo el proceso de internalización. Luego afloró que las irregularidades habían sido muchas, demasiadas.
En cualquier redacción siempre suele darse un sector bastardo, movido por su ideología, antes que por los principios profesionales. Es el mismo que recientemente convocó la huelga bajo el engañoso lema 20 anys de lluita, 2 anys d’estafa, por supuesto atribuyendo estos dos últimos al PP. Sigue la extrema izquierda liderada por el PSIB-PSOE queriendo meter miedo a los nuevos inquilinos del Govern balear. Pero mucho me temo que han visto en Marga Prohens un hueso duro de roer y confío en que lo mismo ocurra con su consellera de Función Pública. La internalización tiene su proceso.
Para empezar, compruebo que en las informaciones se les da consideración de funcionarios a los integrantes de los Servicios Informativos de IB3 y en absoluto lo son. Funcionarios son quienes trabajan directamente para la Administración, sea estatal, autonómica o local. No así, quienes van a ser contratados por organismos públicos, cuya consideración se limitará a tener el estatus de trabajadores públicos. El funcionario es inviolable. En cambio, el trabajador público no tanto. Por ejemplo, se le puede aplicar un ERE, que éste fue mi caso en Radiotelevisión Española el año 2007. Incluso, pueden ser expulsados –no así los funcionarios-, caso de defraudar la confianza que depositó en ellos la dirección de la empresa pública. Cosa distinta es hacer la vista gorda, suele ocurrir, una vez estás bajo el paraguas administrativo.
Las dos categorías tienen las mismas obligaciones, pero en absoluto tienen los mismos derechos. Y entre las obligaciones, la primera es que acceder al puesto de trabajo requiere someterse a una oposición, como la que yo hice en Madrid en el año 1983.
Visto el estropicio curricular de tan difícil solución, yo le recomendaría a la consellera Cati Cabrer convocar las oposiciones en exclusiva para los actuales redactores y si no pasan todos, pues entonces ir a oposiciones abiertas para cubrir el resto de plazas. Nada de purgas, todo a la manera de exhibir los conocimientos idóneos para ejercer la profesión.
Por supuesto, ni caso a eso de20 anys de lluita, 2 anys d’estafa. Amén. No son funcionarios, simplemente son trabajadores públicos. Amén de nuevo.