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El pueblo blanco de Andalucía que tiene un castillo romano, está rodeado de naturaleza y vuelve locos a los ingleses

pueblo blanco de Andalucía
El pueblo de Gaucín. (Foto: iStock)
Blanca Espada

España es un país tan rico en lo que respecta a lugares a los que viajar que no hace falta irse al extranjero para dar con ese rincón que enamorar a cualquiera. En concreto, en lo alto de una colina, entre montañas, con el brillo del Mediterráneo asomando, encontramos el pueblo de Gaucín que se presenta como uno de esos pueblos que parecen suspendidos en el tiempo y que enamora de forma especial a los ingleses. Un pueblo blanco de Andalucía, tranquilo y con una historia que late entre murallas romanas, calles empedradas y vistas que cortan la respiración.

No es casualidad que los ingleses lo adoren. Desde hace décadas, muchos han encontrado aquí ese refugio que combina sol, autenticidad y una elegancia natural difícil de explicar. Algunos lo comparan con un Notting Hill andaluz, y lo cierto es que tiene algo de eso, gracias a sus galerías escondidas, casas con encanto restauradas por artistas y una vida cultural discreta, pero intensa, que se mezcla con la calma rural. Pero Gaucín no es sólo belleza y estilo. Es también historia viva. Su castillo de origen romano, su pasado árabe y su entorno natural hacen que este pueblo de la Serranía de Ronda sea una joya poco conocida incluso para los propios andaluces,  pero que ha sido motivo de un reportaje especial en el famoso Telegraph británico.

El pueblo blanco de Andalucía que tiene un castillo romano

Gaucín se encuentra a unos 30 kilómetros de Ronda, siguiendo una carretera de curvas que atraviesa bosques de alcornoques, valles y arroyos cristalinos. Su posición privilegiada, en lo alto de una cresta, explica por qué fue un enclave estratégico desde tiempos romanos. El castillo del Águila, levantado sobre las ruinas de una fortaleza romana y ampliado por los árabes, domina todo el paisaje. Subir hasta sus murallas es casi una obligación: desde allí, la vista abarca desde el Campo de Gibraltar hasta las montañas del norte de Marruecos.

El pueblo en sí es una postal viva. Casas encaladas que parecen brillar bajo el sol, macetas rebosantes de geranios, calles estrechas que huelen a pan recién hecho y aceite de oliva. Es fácil perderse, y aún más fácil dejarse llevar por el ritmo lento que lo impregna todo. Quizás por eso los británicos se sienten aquí tan en paz.

El refugio favorito de los ingleses

Desde hace más de un siglo, los viajeros británicos han sentido una fascinación especial por Gaucín. Todo comenzó en el siglo XIX, cuando los oficiales del ejército británico destinados en Gibraltar buscaban un lugar donde escapar del bullicio colonial. Algunos se alojaban en el histórico Hotel Reina Victoria de Ronda (construido por la Compañía de Ferrocarriles de Algeciras y Gibraltar y diseñado por el mismo arquitecto que el Savoy de Londres) antes de continuar hacia los pueblos blancos del interior.

Con el tiempo, muchos se quedaron. Artistas, escritores y aristócratas fueron comprando casas, rehabilitándolas con gusto y creando un pequeño paraíso bohemio. Lord Sainsbury, el diseñador Victor Edelstein (favorito de la princesa Diana) o los actores Hugh Dancy y Claire Danes, tal y como explica The Telegraph, figuran entre quienes han tenido o frecuentado residencias en este pueblo.

Hoteles con alma y gastronomía de altura

Aunque es pequeño, Gaucín ofrece una hospitalidad que sorprende. Uno de sus alojamientos más valorados es La Fructuosa, un hotel boutique dirigido por una pareja belga que combina el encanto de una casa andaluza con un toque cosmopolita. Su terraza, abierta a los atardeceres del valle, es uno de esos lugares donde el tiempo se detiene. Además, alberga un restaurante de cocina creativa donde chefs invitados reinterpretan los productos locales con música en directo y un ambiente íntimo.

Otro imprescindible es Platero & Co, regentado por una pareja holandesa que ha logrado un equilibrio perfecto entre tradición y vanguardia. La Guía Michelin lo describió como «una perfección de ambiente rústico», y no exagera. Cada plato celebra la gastronomía del entorno: quesos artesanos, vinos de la zona, aceite virgen y verduras de los pequeños huertos que rodean el pueblo.

Quien prefiera algo más independiente puede alojarse en alguna de las casas con encanto del casco antiguo, como Casa Mosaica, un pequeño universo de arte y mosaicos creada por la artista Emma Cornish, o en las villas rurales que se asoman al valle del Genal, donde el silencio solo lo rompe el canto de los pájaros.

Naturaleza, arte y vida lenta

Pero si algo define a Gaucín es su entorno natural. A pocos minutos del centro, los caminos se adentran entre pinares, montes y ríos de aguas limpias. El río Genal, considerado uno de los más puros de Europa, serpentea entre gargantas y pueblos diminutos. En primavera, los almendros en flor tiñen el paisaje de blanco y rosa; en verano, el aire se llena del zumbido de las abejas y del aroma de la lavanda.

El pueblo también se ha convertido en un pequeño foco artístico. Desde hace años, celebra jornadas de puertas abiertas donde los artistas locales muestran sus obras en talleres y patios particulares. Pintores, escultores, ceramistas y fotógrafos conviven con los vecinos de toda la vida en una armonía tranquila que hace de este pueblo el destino perfecto para una escapada este otoño. ¿A qué estás esperando?.

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