¿Qué santos se celebran hoy, miércoles 9 de julio de 2025?
Los mártires de Gorcum se celebran en este día
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¿Qué santos se celebran hoy, miércoles 9 de julio de 2025? El calendario de la Iglesia Católica de hoy, nos lleva a contemplar vidas profundamente marcadas por la fe y el sufrimiento. Hablamos de historias en las que se narra la persecución, la entrega total y, en muchos casos, el martirio. Hombres y mujeres que, en distintas épocas y lugares, supieron mantener su fidelidad incluso cuando el entorno parecía quererlo todo menos su fe.
Hoy recordamos a los mártires de Gorcum, un grupo de diecinueve religiosos católicos asesinados brutalmente en 1572 durante la guerra de los ochenta años entre los Países Bajos y España. También se celebra la memoria de Santa Verónica Giuliani, mística italiana y clarisa capuchina, marcada por las experiencias sobrenaturales y los estigmas de Cristo. A ellos se suma el beato Adriano Fortescue, cortesano inglés que fue ejecutado por negarse a someter su conciencia religiosa a los caprichos de Enrique VIII. Estas vidas, tan distintas entre sí, nos interpelan desde la radicalidad del compromiso cristiano. A continuación, te contamos sus historias, sus luchas y la huella que aún hoy dejan en el corazón de la Iglesia.
Los mártires de Gorcum
El 9 de julio de 1572, en plena guerra de los ochenta años entre los Países Bajos y la Monarquía Hispánica, diecinueve religiosos católicos fueron colgados en la ciudad de Brielle (Holanda), tras haber sido capturados en Gorcum por los llamados «mendigos del mar», piratas calvinistas al servicio de la causa independentista holandesa. Su único delito: mantenerse fieles a la Eucaristía y a la autoridad del Papa de Roma.
Entre los mártires se encontraban franciscanos, dominicos, agustinos, sacerdotes seculares y laicos consagrados. Destaca la figura de San Nicolás Pick, superior de los franciscanos en Gorcum, cuya firmeza doctrinal y serenidad ante la muerte conmovieron incluso a algunos de sus captores. Fueron sometidos a burlas, torturas y presiones para renegar de su fe, especialmente del dogma de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y de la autoridad del Papa. Ninguno cedió.
El grupo fue trasladado a Brielle y colgado en un granero, sin juicio ni condena formal. Murieron abrazados unos a otros, rezando. Su testimonio fue tan impactante que incluso protestantes moderados mostraron repudio ante lo sucedido. Fueron canonizados por Pío IX en 1867, y hoy son recordados como mártires de la unidad de la Iglesia y ejemplo de resistencia espiritual ante la intolerancia.
Santa Verónica Giuliani
Nacida como Úrsula Giuliani en Mercatello (Italia) en 1660, Santa Verónica Giuliani fue una mujer que vivió una espiritualidad intensa, marcada por los estigmas, visiones místicas y un amor apasionado por la Pasión de Cristo. Ingresó a las clarisas capuchinas a los 17 años y pasó el resto de su vida en el convento de Città di Castello, donde murió el 9 de julio de 1727.
Su vida fue un continuo ejercicio de obediencia, penitencia y contemplación. Desde joven deseó unirse al sufrimiento de Jesús por la conversión de los pecadores, y esa oración fue respondida con experiencias místicas que la dejaron profundamente marcada: la corona de espinas, los estigmas, éxtasis y revelaciones. Escribió un Diario espiritual de 22.000 páginas, en el que registró con detalle sus vivencias interiores por orden de su confesor.
Durante años fue perseguida incluso dentro de su comunidad, investigada por la Inquisición y apartada de cargos por temor a que sus dones no fueran auténticos. Pero su humildad, obediencia y vida ejemplar convencieron a todos. En su autopsia se descubrió, según testigos, que su corazón tenía grabados símbolos de la Pasión, tal como ella había descrito. Fue canonizada en 1839 y hoy es considerada una de las grandes místicas de la Iglesia. Su vida nos recuerda que el amor llevado hasta el extremo también deja huellas visibles… en el cuerpo y en el alma.
Beato Adriano Fortescue
Adriano Fortescue fue un caballero inglés, primo lejano de Ana Bolena y cercano a la corte de Enrique VIII, pero su fidelidad a la fe católica lo condujo a la muerte. Nacido hacia 1476, participó en campañas militares en Francia, fue nombrado caballero de la Orden del Baño y más tarde caballero de la Orden de San Juan. Sin embargo, en 1534 fue arrestado sin cargos claros y liberado meses después. El problema llegó cuando se negó a reconocer la supremacía del rey sobre la Iglesia.
En 1539, sin juicio ni pruebas, fue condenado a muerte junto a otros quince hombres, acusados de traición simplemente por mantenerse fieles al Papa y a la doctrina tradicional. Fue decapitado en la Torre de Londres el 9 de julio de ese mismo año.
Fortescue fue un hombre de profunda vida espiritual, terciario dominico y padre de familia. Su muerte fue silenciosa, sin discursos ni proclamas, pero con la dignidad de quien sabe que su conciencia no se vende. La Orden de San Juan promovió durante siglos su memoria como mártir, y fue beatificado por León XIII en 1895. Su testimonio, como el de tantos mártires ingleses, nos habla del valor de ser coherentes con lo que uno cree, incluso cuando eso implique perderlo todo.