El líder de los ‘Miguelianos’ atribuye el juicio a envidias por «encargarse de los necesitados»
El líder y fundador de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, los conocidos como ‘Miguelianos’, Feliciano Miguel Rosendo, que se encuentra en libertad provisional a la espera de sentencia, tras cuatro años de prisión preventiva acusado de abusos sexuales a consagradas de la Orden, ha asegurado que no cometió «abusos de ningún tipo, ni sexuales ni mentales» y su abogado espera que la sentencia sea «congruente con las pruebas» y «favorable» a su cliente.
«No tuve ni tendré abusos de ningún tipo ni sexuales ni mentales, de comer la cabeza o decir ‘si tú sales de esta obra te van a ocurrir cosas malas’, es de tontos», ha subrayado Miguel Rosendo este viernes 14 de diciembre en una rueda de prensa en Madrid.
Por su parte, el abogado de Rosendo, Marcos García-Montes, se ha mostrado convencido de que la sentencia se conocerá en pocas semanas y confía en que esta sea «más que favorable, congruente a las pruebas aportadas» durante el juicio.
«Esperamos que se haga justicia. No queremos venganza pero tampoco podemos mirar a otro lado y en el juicio se han dado versiones surrealistas», ha afirmado el letrado. Además, ha recordado que según el informe de sus peritos, las consagradas no fueron «sometidas ni abducidas» por Rosendo sino «por Isaac de Vega», que era asistente religioso de la Orden. Si bien, otro informe pericial ratificado en el juicio apunta que sí hubo «daño psicológico».
Rosendo salió en libertad provisional el pasado 5 de diciembre de la cárcel de Teixeiro (A Coruña), a la espera de que la Audiencia Provincial de Pontevedra dicte sentencia. Durante los últimos cuatro años ha estado en prisión preventiva, un tiempo en el que asegura que ha pasado por momentos «muy malos» hasta el punto de que se le pasara por la cabeza «por un momento» quitarse la vida, una idea que asegura que descartó por su familia.
Además, el líder de la orden ha asegurado que le causa «dolor» que se le acuse de «algo muy grave y doloroso» como los abusos sexuales porque tiene «respeto a las mujeres». «Se dijeron muchas mentiras», ha asegurado entre lágrimas, al tiempo que ha reconocido que las «llagas» no se cerrarán «nunca».
También ha negado que recibiera en su mano «sobres» con dinero aunque sí ha reconocido que «una persona» le ayudó a «pagar deudas» con la «condición de poder devolvérselo». «Nadie me entregó ningún sobre y si alguno quería dármelo mis manos nunca lo tocaron, les decía allí están Juan Carlos y Esteban. El dinero que había, yo no lo sabía, lo que sigo pidiendo es que nos ayuden a poder seguir, no esta obra, pero sí ayudando», ha subrayado.
Para Rosendo, detrás de su acusación hay «hombres de Iglesia» que «tenían interés en deshacer» la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel porque, a su juicio, no les gustaba que se les acercaran «muchos jóvenes» o que se ocuparan de personas necesitadas. En concreto, ha señalado al capellán que destapó los supuestos abusos y puso estos hechos en conocimiento del Obispado de Tui-Vigo, Isaac de Vega.
El Ministerio Fiscal pide 66 años de prisión para Miguel Rosendo por un delito de asociación ilícita, 12 contra la integridad moral, cinco de coacciones y tres contra la libertad sexual –uno de agresión sexual continuado y dos de abuso sexual continuado–. Por su parte, la acusación particular solicita un total de 82 años de prisión para el líder de los ‘Miguelianos’.
El juicio de los ‘Miguelianos’ ha sido un procedimiento largo con treinta sesiones en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra y «118» testificales entre los peritos y los testigos, un número elevado pese a que se renunció a unos «50» testimonios de los propuestos inicialmente.
Ivana Lima, Iria Quiñones, Belén Esmerodes, José Carlos Acevedo, Esteban Riobó y Dolores Espiñeira también están acusados de asociación ilícita en esta causa, y el Ministerio Fiscal pide para ellos dos años de cárcel, excepto para los dos últimos, para quienes redujo la pena a 11 meses de prisión. Todos se encuentran en libertad y sus abogados pidieron la absolución.
Por otra parte, la letrada que representó a la diócesis Tui-Vigo concluyó que «se sostenga la versión que se sostenga, la responsabilidad civil subsidiaria de la diócesis sería inexistente» en este caso.
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