Barcelona

Un hombre esnifa droga en el metro de Barcelona: «A uno de seguridad lo he dejado inválido»

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Rodrigo Villar

Un hecho sorprendente ha ocurrido en el metro de Barcelona. Un hombre, rodeado de otros pasajeros, se ha puesto a esnifar rayas de droga en mitad del vagón mientras las otras personas allí presentes le miraban sin decir nada. El pasajero, visiblemente perjudicado, comienza a increpar a los presentes en el tren diciendo que «es lo que hay» y que «el código penal no recoge que esto sea delito». Además el drogado alega que ha sido militar y que sabe kickboxing. «Me veis tranquilito pero a un seguridad le he dejado inválido», amenaza alterado a unos pasajeros. El caso ha tenido lugar entre las estaciones de Urgell y Rocafort, en el barrio del eixample de la Ciudad Condal.

«Es lo que hay. Mira, militar ¿lo veis?, dice el hombre mientras enseña su cartera. «Esto no lo recoge el Código Penal como un delito (consumir droga). Esto lo recogen como putear. En Alemania yo viví cuatro años enganchado y en la calle y me pusieron una paga». Acto seguido cuando el tren llega a la estación de Rocafort el hombre vuelve a enseñar su cartera y recuerda la instrucción en el ejército, «maniobras, caminatas, campo de tiro, ¡he hecho de todo! Me pagaban 5.000 pesetas». Después, muy nervioso, se acerca a unos pasajeros y comienza a increparles. «Yo no me preocupo de quién mira o no mira ¡Que les den! ¡Y a quien no le guste que golpee su cabeza contra la pared! He hecho 44 años de Kickboxing. Me ves tranquilito pero a un seguridad lo he dejado inválido. Me han puesto una multa diaria».

Los casos de delincuencia que sufre Barcelona son ampliamente conocidos. Pelas, okupaciones ilegales y robos son casi el pan de cada día en la Ciudad Condal, sobre todo en barrios como El Raval. En este sentido, este medio publicó el pasado mes de mayo un robo perpetrado por una carterista en el metro. Las imágenes fueron difundidas por los propios Mossos d’Esquadra a través de sus redes sociales. En el vídeo se ve cómo la carterista se sitúa detrás de la víctima, una mujer, en unas escaleras mecánicas ascendentes del metro de Barcelona. Sin que la víctima se percate la delincuente, chaqueta en mano, se junta por la espalda a la mujer, que parece una turista porque va con una maleta, le abre el bolso y le quita la cartera. Lo que no sabía la carterista es que un mosso de paisano estaba grabando toda la escena, por lo que la mujer fue detenida en el acto.

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