Huelga de hambre del alcalde de Noblejas: los peligros físicos y mentales de la protesta de Agustín Jiménez
Desde las primeras horas sin comida, el cuerpo comienza a consumir reservas de glucógeno para mantener los niveles de glucosa en sangre


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El alcalde de Noblejas, Agustín Jiménez, ha iniciado este martes su segundo día en huelga de hambre para reclamar la construcción de un instituto en su localidad. No es la primera vez que Jiménez recurre a esta forma extrema de protesta: en 2012 ya permaneció seis días sin ingerir alimentos para denunciar los impagos del Gobierno autonómico del PP. Aunque la huelga de hambre es un acto de reivindicación simbólica y política, sus efectos sobre el organismo pueden ser graves y progresivos.
Desde las primeras horas sin comida, el cuerpo comienza a consumir reservas de glucógeno en el hígado y los músculos para mantener los niveles de glucosa en sangre, lo que genera fatiga, mareos y dificultad para concentrarse. Con el paso de los días, el organismo inicia la descomposición de grasas y proteínas, incluyendo tejido muscular, para obtener energía. Esta fase provoca debilidad generalizada, disminución de la masa muscular y una caída significativa de la presión arterial, que puede derivar en desmayos o lesiones internas.
Cómo afecta la falta de alimentos al cuerpo
Además, la falta prolongada de nutrientes esenciales afecta el corazón y otros órganos vitales. La frecuencia cardíaca puede disminuir y alterarse, el riesgo de arritmias aumenta, y la capacidad del sistema inmunitario se debilita, dejando al cuerpo más expuesto a infecciones. También aparecen problemas digestivos, como náuseas, vómitos y estreñimiento, que se combinan con alteraciones metabólicas y desequilibrios electrolíticos, especialmente de potasio y sodio, que son potencialmente mortales si no se controlan.
Consecuencias psicológicas y cognitivas
Más allá del impacto físico, una huelga de hambre genera un estrés intenso sobre el cerebro. La falta de glucosa y micronutrientes esenciales puede provocar irritabilidad, ansiedad, dificultad para concentrarse y alteraciones del sueño. En casos prolongados, algunas personas desarrollan depresión, confusión o desorientación, aumentando el riesgo de accidentes y de decisiones peligrosas para su propia salud.
Factores de riesgo y medidas de prevención
La duración de la huelga y el estado de salud previo de la persona determinan la gravedad de las consecuencias. Individuos con enfermedades crónicas, problemas cardíacos o insuficiencia renal enfrentan riesgos especialmente altos desde los primeros días. Por ello, las organizaciones médicas suelen advertir que incluso huelgas de pocos días requieren supervisión médica constante, hidratación adecuada y control de los niveles de electrolitos para minimizar daños irreversibles.
En el caso de Agustín Jiménez, la experiencia previa de seis días en huelga de hambre en 2012 sugiere que conoce los riesgos inmediatos, pero cualquier prolongación de la protesta podría comprometer seriamente su salud. Médicos y expertos recomiendan evaluar continuamente signos de deshidratación, alteraciones cardíacas y déficit nutricional, para intervenir de manera temprana si se detectan complicaciones.
Huelga de hambre
La huelga de hambre sigue siendo un recurso extremo para llamar la atención sobre reivindicaciones políticas o sociales, pero sus consecuencias son profundas y potencialmente irreversibles. Mientras los actos de protesta tienen un impacto simbólico y mediático, los riesgos para la salud física y mental deben ser evaluados cuidadosamente por la persona y su entorno. La historia de Agustín Jiménez ilustra cómo la determinación política se enfrenta a los límites del cuerpo humano, recordando que incluso un gesto de protesta pacífica puede poner en juego la vida si no se toman precauciones médicas.