Intoxicaciones alimentarias

Más del 50% de las enfermedades de origen alimentario se producen en las casas

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Exterior de la Fundación Jiménez Díaz, donde están ingresados enfermos por coronavirus. (Foto: EFE)

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Se define como intoxicación aquella reacción del organismo a la entrada de una sustancia tóxica que causa lesión o enfermedad y en ocasiones la muerte. El grado de toxicidad varía según la edad, el sexo, el estado nutricional, la vía de entrada y la concentración del tóxico, según la Escuela de Salud de Cantabría. 

Por su parte, Esther Carrera Puerta, Profesora de «Higiene y Seguridad Alimentaria» en la facultad de Farmacia en la Universidad San Pablo CEU explica todas las referencias que tiene este malestar: “El término ‘intoxicación alimentaria’ se refiere a un tipo de enfermedad de origen alimentario, concretamente las enfermedades producidas tras la ingesta de alimentos que contienen ‘toxinas’, siendo estas las únicas responsables del cuadro clínico de la enfermedad». 

«La mayoría de las enfermedades de origen alimentario son ‘toxiinfecciones alimentarias’, en las que además de mediar toxinas, los microorganismos invaden nuestras células y también son responsables del cuadro clínico (síntomas) que se producen. Solo se consideran tres ‘intoxicaciones alimentarias’ según la definición antes expuesta: la intoxicación botulínica (Clostridium botulinum), intoxicación estafilocócica (S. aureus) e intoxicación por Bacillus cereus. Es más correcto hablar de enfermedades de origen alimentario, ya que este término incluye las intoxicaciones y toxiinfecciones alimentarias», continúa matizando. 

Más frecuentes en verano 

Los síntomas principales son parecidos a los producidos por virus gastrointestinales: dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea, que pueden tener riesgo de deshidratación. Puede aparecer fiebre también, aunque no suele ser muy prolongada. Como indica Carrera, suelen ser síntomas comunes en todas las intoxicaciones alimentarias. «No obstante, algunas enfermedades de origen alimentario provocan síntomas no digestivos, como la listeriosis o el botulismo», matiza la experta. 

Por otra parte, Esther Carrera explica porque este tipo de dolencias estomacales son más frecuentes en épocas veraniegas: «Las enfermedades de origen alimentario son más frecuentes en verano debido a un mayor riesgo de proliferación de microorganismos patógenos en los alimentos, que bien por sí mismos o por sus toxinas, son responsables de la enfermedad».

En 2021 en España se registraron casi más de 11.000 casos de campilobacteriosis, que es la intoxicación alimentaria por bacteria más común, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.

Y, si hablamos del período de duración, la mayoría de ellas, si no tienen ningún tipo de complicación, suelen durar entre unas horas a varios días (1-3 días), si bien, según el estado fisiológico del paciente y la causa de la enfermedad, la duración y gravedad de la enfermedad varía.

Asimismo, la profesora de Higiene y Seguridad Alimentaria explica que «el estado fisiológico del individuo predispone a que la enfermedad sea más o menos grave, y en este sentido, tanto los niños como las personas de edad avanzada o enfermos crónicos pueden ser más vulnerables a estas dolencias». 

¿Cómo prevenirlas? 

El calor acelera la descomposición de los alimentos que están a temperatura ambiente y, de hecho, las infecciones que desencadenan las intoxicaciones pueden deberse en gran parte al hecho de comer alimentos en mal estado.

La especialista en higiene y seguridad alimentaria explica cómo se puede prevenir este tipo de dolencias estomacales: «Las dos causas más frecuentes que generan enfermedades de origen alimentario son en el mantenimiento de los alimentos a temperaturas incorrectas, y en verano este riesgo es mayor que en invierno, por razones obvias, y la falta de higiene en la manipulación de los alimentos. Por lo tanto, garantizando la cadena de frío en la conservación de los alimentos que lo necesiten, así como aplicando unas prácticas de manipulación higiénicas se podrían prevenir una buena parte de las enfermedades de origen alimentario». 

La recomendación del Hospital de Denia  pasa por evitar en verano el consumo de alimentos como la carne poco cocinada, especialmente la picada, los lácteos no pasteurizados o productos que contienen huevo crudo, como la tortilla sin cuajar o la mayonesa. De igual manera hay que tener cuidado con la ingesta de vegetales que se consumen crudos y sin pelar, arroces u otros guisos preparados con antelación y sin enfriar o alimentos listos para el consumo, que no sabemos si han respetado la condiciones adecuadas de conservación.

Asimismo, la profesora carrera matiza que se debe hacer si sufrimos una intoxicación alimentaria: «Dependiendo de la gravedad de los síntomas, la enfermedad puede resolverse en unos días, con reposo e hidratación, sin embargo, en el caso de que existan complicaciones, es conveniente asistir al médico».

¿Dónde es más frecuente padecerlas?

Si nos vamos a los datos, la especialista en la materia detalla algunos de ellos: «Según las estadísticas, más del 50% de las enfermedades de origen alimentario tienen su causa en el hogar, fundamentalmente por malas prácticas higiénicas o temperaturas de conservación incorrectas. Por lo tanto, nuestra concienciación como manipuladores de alimentos es fundamental para evitar que suframos, en el núcleo familiar, estas molestas patologías».

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