¿Niños adictos a la melatonina?: expertos advierten de su abuso para conciliar el sueño

Uno de cada 10 niños pasa parte de la noche en su propia habitación y parte de la noche con sus padres

En general, uno de cada cuatro padres describe que llevar a su hijo pequeño a la cama es difíci

Establecer una rutina constante a la hora de acostarse es crucial

Niños melatonina
Expertos advierten de los riesgos de abusar de la melatonina.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Cuando un niño nace son muchas las cosas cotidianas que cambian en el entorno de los padres. Pero una de las preocupaciones que se mantendrán en el tiempo es lograr que el más pequeño duerma. Sin embargo, puede ser frustrante que no logren conciliar el sueño y son muchas las preguntas que se deben hacer a la hora de saber por qué sucede.

En general, uno de cada cuatro padres describe que llevar a su hijo pequeño a la cama es difícil, y es menos probable que estos padres tengan una rutina a la hora de acostarse, más probabilidades de dejarlo viendo un vídeo o programa de televisión o de quedarse con su hijo hasta que se quede dormido.

Aunque la mayoría de las familias tienen rituales a la hora de acostarse para ayudar a sus pequeños a pasar la noche, muchas dependen de estrategias que pueden aumentar los desafíos del sueño a largo plazo, como es el uso de melatonina. Así lo desvela la Encuesta Nacional sobre la Salud Infantil del CS Mott Children’s Hospital de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).

«Nuestro informe refuerza la lucha común que supone conseguir que los niños pequeños duerman. Cuando esta transición a la hora de dormir se convierte en un conflicto nocturno, algunos padres pueden caer en hábitos que funcionan en el momento, pero que podrían provocar más problemas de sueño en el futuro», afirma Sarah Clark, MPH, codirectora de Mott Poll

«Establecer una rutina constante a la hora de acostarse es crucial. Cuando los niños no descansan lo suficiente, esto puede afectar su desarrollo físico, regulación emocional y comportamiento».

Sin embargo, es importante insistir, según los expertos, en la necesidad de consultar con el pediatra antes de usar ayudas como la melatonina. No obstante, muchos tipos de productos de melatonina se anuncian como apropiados para los niños, pero estos productos no se han sometido a pruebas rigurosas de seguridad y eficacia, y se desconocen sus efectos secundarios y su impacto a largo plazo en el crecimiento y desarrollo del niño, advierte Clark.

«Aunque la melatonina es una hormona natural que regula los ciclos de sueño-vigilia y puede estar bien usarla ocasionalmente, los padres no deben confiar en ella como ayuda principal para dormir». Por ello, los padres que estén considerando administrar melatonina a sus hijos pequeños deben consultar con su pediatra para analizar las opciones y descartar primero otras causas de problemas de sueño «Si usan melatonina, los padres también deben comenzar con la dosis más baja posible. Además, es importante mantener aparatos electrónicos como tablets o televisores fuera del dormitorio de los niños, ya que la luz azul que emiten muchas de estas pantallas interfiere con la producción natural de melatonina», concluye la experta.

Razones comunes

Casi uno de cada cinco padres dice que les ha dado melatonina a sus hijos para ayudarlos a dormir, mientras que un tercio permanece en la habitación hasta que su hijo se queda dormido por completo, según la encuesta representativa a nivel nacional que incluye respuestas de 781 padres de niños de uno a seis años. Los padres comparten razones comunes detrás de los problemas a la hora de acostarse, y casi una cuarta parte dice que el sueño de sus hijos se retrasa a menudo u ocasionalmente debido a que están preocupados o ansiosos.

Así, más de un tercio de los padres dice que su hijo se despierta molesto o llorando, más del 40% dice que su hijo se cambia a la cama de sus padres y alrededor del 30% dice que los niños insisten en que sus padres duerman en su habitación.

«Muchos niños pequeños pasan por etapas en las que les da miedo la oscuridad o les preocupa que pueda pasar algo malo, lo que hace que retrasen la hora de acostarse o se angustian cuando los padres salen de la habitación. Los malos sueños o el despertar en medio de la noche también pueden alterar el sueño», apunta Clark.

Tener una rutina constante

Ante estos datos, la experta apunta algunas recomendaciones. La primera es seguir una rutina regular a la hora de acostarse. La mayoría de los padres encuestados informan que tienen una rutina para la hora de dormir de sus hijos, que a menudo incluye cepillarse los dientes, leer cuentos antes de dormir y/o bañarse. Menos de la mitad también dice que su hijo toma un trago de agua o un refrigerio, apaga los dispositivos y habla sobre su día. Otros hábitos a la hora de acostarse incluyen sostener una manta o un peluche o chupar un chupete o los dedos.

Tener una rutina constante a la hora de acostarse no solo ayuda a que la transición nocturna sea más fluida, dice Clark, sino que también proporciona tiempo a solas, lo que permite que el niño obtenga toda la atención de sus padres. «Una rutina predecible a la hora de acostarse proporciona una sensación de seguridad y comodidad y le indica al niño que es hora de reducir el ritmo», insiste.

Otro punto clave es propiciar un ambiente oportuno para dormir. No obstante, un poco menos de la mitad de los padres encuestados dicen que sus hijos duermen en su propia habitación, mientras que menos de una cuarta parte comparte una habitación con hermanos o en la habitación de los padres. Uno de cada 10 niños pasa parte de la noche en su propia habitación y parte de la noche con sus padres. Más de dos quintas partes de los padres encuestados dijeron que el ruido de otras habitaciones interfería con el sueño de sus hijos.

«El entorno de sueño puede tener un efecto importante en la calidad del sueño de un niño, incluido conciliar el sueño y permanecer dormido durante la noche. Cuando sea posible, los niños deben tener su propia cama en una habitación tranquila, sin mucho ruido de otros miembros de la familia», señala la experta.

Muchos padres encuestados también usan una luz nocturna o abren la puerta del dormitorio para que el niño no esté en completa oscuridad, dice Clark, pero los padres deben asegurarse de que la luz no brille directamente en la cara del niño. Algunos padres también ponen música o cuentos relajantes para ayudar a sus hijos a conciliar el sueño, mientras que otros utilizan una máquina o aplicación de ruido blanco. Sin embargo, Clark advierte que se deben mantener las máquinas de ruido blanco a no más de 50 decibelios y colocarlas al menos a dos metros de la cama del niño para evitar daños no deseados a la audición del niño.

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